bilbao. El embarazo de una mujer, bien por reproducción natural o reproducción asistida, debe hacer frente a una serie de pruebas de control durante los nueve meses.

Las revisiones y el seguimiento de un embarazo es fundamental para que el mismo se desarrolle con normalidad. ¿En qué consisten esas pruebas de control?

Tenemos que hablar de dos tipos de pruebas de control, por un lado las pruebas diagnósticas y por otro, las de desarrollo.

¿Cuáles son las diagnósticas?

Son pruebas definitivas y que tienen como objetivo conocer si el feto tiene alteraciones cromosómicas. Para saber si existen este tipo de alteraciones solo tenemos dos posibilidades, a través de la amniocentesis, que consiste en pinchar la bolsa amiótica para extraer células fetales , o a través de una prueba más precoz que se lleva a cabo extrayendo un trozo de placenta para analizar los cromosomas.

Estas pruebas son realmente fiables.

Las pruebas diagnósticas significan tengo o no tengo. Pero también es verdad es que estas pruebas diagnósticas son invasivas, lo que representa un riesgo para el feto.

Existen otro tipo de pruebas alternativas a ellas.

Existen otras pruebas de control pero no son diagnósticas. Se trata de pruebas que permiten saber cuáles son los niveles de riesgo de tener una cromosomopatía en el feto. Partiendo del resultado que se obtenga, y del nivel de riesgo que exista, el especialista recomendará o no hacerse la prueba diagnóstica.

¿Qué técnica se aplica para conocer estos niveles de riesgo?

Se aplican las técnicas de screening, las cuales establecen las diferencias poblaciones de alto o bajo riesgo.

Dentro de estas pruebas, la clásica es el triple 'screening', ¿no?

Si, así es. El triple screening consiste en meter en un programa informático por un lado la edad de la mujer (a más edad más riesgo), un análisis de sangre (de la undécima semana de embarazo aproximadamente) y una ecografía en la duodécima semana.

Todos estos datos, ¿qué revelan?

Edad, análisis y ecografía nos da un resultado sobre los niveles de riesgo de tener un hijo con síndrome de Down. A partir de esos niveles, si son altos recomendamos hacerse la amniocentesis, mientras que si es bajo, aconsejamos que no.

A su juicio, ¿cuál es la prueba ideal?

No hay que olvidar que la amniocentesis, si bien es una técnica sencilla que se realiza en consulta, no deja de tener un riesgo de pérdida fetal, y por tanto, aunque todavía no existe, yo creo que la prueba ideal está por llegar. En unos años podremos contar con una prueba que mediante un análisis de sangre de la mujer embarazada se puedan extraer células fetales que permitan dar con un diagnostico sin que el feto corra peligro.

A día de hoy eso es inviable.

Si, pero no estamos muy lejos de ello. Yo creo que en cinco o seis años podremos disponer de una prueba de este tipo.

Últimamente se habla de los test de 'screening'. ¿Qué son?

El test de screening es una prueba más reciente al triple screening y consiste en una analítica de la mujer embarazada y una extracción de material genético fetal. Estos datos nos aportan un nivel de predicción sobre las posibilidades de tener un hijo con síndrome de Down. Pero que se entienda, en todo momento hablamos de predicción.

En ningún caso esta prueba es sustitutiva a la amniocentesis.

Así es, en ningún caso se puede vender esa idea. Esa información es totalmente incorrecta. El test de screening da un nivel de predicción. Si el nivel de predicción es alto hay que recurrir a la amniocentesis. Hay que evitar crear informaciones erróneas en la mujer embarazada.