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La carencia de vida social, factor de riesgo entre la tercera edad

La carencia de vida social, factor de riesgo entre la tercera edad

bilbao. Cuidarse en la tercera edad es una opción que nunca está de más; una alimentación sana y saludable, la práctica de deporte y llevar una vida activa son algunas de las pautas que no hay que descuidar. Pero aún hay más, la soledad no es buena, pero parece ser que es aún más perjudicial la falta de vida social.

Aunque ambos aspectos suelen estar relacionados, un amplio estudio (de más de 6.500 personas) realizado en Reino Unido ha permitido diferenciar entre el peso que cada uno de estos aspectos realmente tienen. "Parecen las dos caras de la misma moneda, pero no son exactamente lo mismo", ha señalado el autor principal del ensayo, Andrew Steptoe, de la Universidad de Londres.

El trabajo ha usado los datos del Estudio Longitudinal Británico sobre Envejecimiento, en el que se sigue la evolución de un grupo mayor de 50 años. Y la conclusión es que, una vez ajustados los factores como edad y enfermedades, pasados siete años las personas que tienen un mayor aislamiento social tienen un 26% más de mortalidad que los que hacen una vida más rica en relaciones personales.

El estudio da una opinión más matizada a trabajos publicados recientemente, que relacionaban soledad (en el sentido de no compartir la vivienda, por ejemplo) con una mayor mortalidad.

Pero esta vez no se trata de que el hecho de estar sin compañía en casa sea un riesgo si hay accidentes o surge una enfermedad repentina. Va a unas causas más profundas, relacionadas desde lo más prosaico como que al tener más conocidos y amistades se sale más, se recibe más a menudo, se está más activo y se participa en más actividades, a algo tan difícil de medir como las ganas de vivir.

Steptoe y otros autores que han estudiado el fenómeno admiten que hay muchos factores que deben estudiarse, y que no se puede descartar ninguno. "Las personas que sienten soledad tienen más tendencia a deprimirse, y, como consecuencia, se cuidan menos".

Steptoe admite que este tipo de informes abren todo un campo de trabajo con las personas mayores. "Debemos hacer todos los esfuerzos posibles para aliviar su soledad. Pero, al mismo tiempo, tenemos que ayudarles a mantener sus contactos sociales. Esto puede ser igual de importante".

mejor memoria Otra consecuencia que pone de manifiesto el estudio es que mantener una vida social activa contribuye a su vez a conservar una buena memoria. Así, las personas que han renunciado a salir con amigos o realizar algún otro tipo de actividad social suelen tener mayor pérdida de memoria que los que no.

Además de los beneficios intelectuales de esta actividad, se ha comprobado que existen otras conductas que ayudan a mantener una mejor salud, relacionadas con la actividad física.