El origen de un producto es casi siempre prueba de calidad o, al menos, una garantía de que sabemos de dónde viene lo que consumimos. El Parlamento Europeo pretende, sin embargo, que en el futuro no sea obligatorio detallar en las latas de conservas información sobre la zona de captura o cría del pescado o marisco utilizado. Así figura en un informe sobre la nueva Organización Común de Mercado de los productos de pesca y la acuicultura aprobado por la Eurocámara. La decisión final, dentro de la reforma de la política pesquera común que negocian actualmente Parlamento y Consejo, depende ahora del proceso de codecisión que culminará en 2013.
La propuesta original, tanto la que presentó la comisaria de pesca, María Damanaki, en 2011 como el informe adoptado en la comisión de pesca antes de verano, apostaba por comercializar al por menor solo aquellas conservas en las que figurara el nombre comercial de la especie, el método de producción y el origen.
Una exigencia que, según denunció la semana pasada la eurodiputada gallega del PP, Carmen Fraga, confunde al consumidor y daña a la industria de transformación europea. Fraga presentó una enmienda para suprimir esta referencia y convenció a la mayoría de sus colegas. Su argumento: que la flota española captura atún en todos los mares del mundo por lo que para cumplir con la reglamentación tendría que comercializar lotes muy individualizados, distinguiendo la procedencia geográfica de cada uno, generando un coste añadido insoportable para la industria y sin aportar nada al consumidor.
Una visión completamente contraria a la de Ana Miranda, eurodiputada del BNG, que considera que eliminar un dato tan importante como este "escatima información al consumidor" impidiendo que conozca si el marisco o pescado que va a consumir procede "de las rías gallegas, de China, de Vietnam o de Chile porque tal y como queda la OCM aprobada las etiquetas no tendrán que incluir esa información". Esto significa, a su juicio, que las conservas de terceros países "se podrán aprovechar del prestigio de los productos gallegos o europeos de gran calidad y garantías alimentarias probadas".
En respuesta a los argumentos de unos y los temores de otros, la representante del PNV en la Eurocámara, Izaskun Bilbao, propone un doble etiquetado que distinga la producción industrial de la artesanal. Con ello, las grandes conserveras no tendrían que incluir la información en la etiqueta.
división en euskadi La noticia ha sentado como un jarro de agua fría en el consejo regulador del mejillón de Galicia que advierte del perjuicio que supondrá, no solo para los productos gallegos sino también para el consumidor. Entre las conserveras de Euskadi, sin embargo, hay opiniones para todos los gustos. Hay quienes piensan que la medida no tendrá ningún tipo de repercusión y quienes defienden que incluir obligatoriamente el origen beneficia a quienes apuestan por darle valor añadido al producto. "En nuestro caso ni nos beneficia ni nos perjudica porque trabajamos con producto del País Vasco a ser posible y garantizamos el origen de la materia prima. Estamos muy enfocados al público gourmet y aunque no sea obligatorio poner el origen el cliente lo va a exigir", señala el director comercial de la empresa conservera Corpa.
Desde Nardín, una de las conserveras de Zumaia, estiman que la supresión perjudica más que ayuda. "Si fuera obligatorio todo el mundo sabría de dónde viene el producto. Es una garantía", aseguran. En su caso, tienen claro que el origen es un reclamo importante que vende y junto con otras cuatro empresas comercializan productos como el bonito del Cantábrico del País Vasco para autentificar su producto frente a conservas elaboradas con atún procedente de terceros países. "Tiene un coste, un trabajo pero es lo que le da valor añadido", reconocen sobre una etiqueta que, dicen, tiene mucha aceptación. Sin embargo, no todas las conserveras ven beneficios en detallar el origen.
un tema sensible "Es un argumento de venta importante pero es un tema muy sensible", explican desde una de las empresas vascas del sector más potentes. "Cuando se cerró la pesquería de la anchoa fue tan problemático retirar las etiquetas con la palabra Cantábrico que aunque solo trabajamos con pesca del Cantábrico ya no lo mencionados, pero para nosotros no es imprescindible", explican.
Imprescindible o no, a quien no le ha sentado nada bien el giro que ha tomado en este punto el informe es la comisaria Maria Damanaki. Sus colaboradores más cercanos admiten que no esta contenta con la modificación pero reconocen que será complicado modificarlo.