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El documental sobre Paco Larrañaga cuestiona en Filipinas su culpabilidad

Después de quince años del doble crimen del que se le acusa, la percepción ha cambiado en ese país

Manila. El documental Ríndete mañana sobre el caso de violación y asesinato de dos hermanas que conmovió a Filipinas y por el que fue condenado el ciudadano filipino de origen vasco Francisco Larrañaga, plantea por vez primera vez en este país una versión que cuestiona su culpabilidad. Larrañaga fue trasladado a Martutene en 2009 para cumplir cadena perpetua, aunque fue condenado a pena de muerte.

"La percepción general en Filipinas era que es culpable del asesinato de las hermanas Jacqueline y Marijoy Chiong. Pero ya han pasado 15 años y el público está dispuesto a ver las cosas desde otro ángulo", explica en una entrevista el estadounidense Michael Collins, director de este filme exhibido por primera vez en Nueva York hace un año. Tanto Collins como el productor, el filipinoamericano Marty Sijuco, pariente lejano de Larrañaga, se declararon "abrumados" por el cálido recibimiento de la obra durante su exhibición fuera de concurso en el festival de cine independiente Cinemalaya, clausurado el pasado domingo en Manila.

Los dos cineastas exponen en su ópera prima las claves del crimen, ocurrido en la isla de Cebú en 1997, y utilizan los testimonios de todas las partes implicadas para subrayar las contradicciones y las lagunas del proceso en que fueron condenados Larrañaga y otros seis acusados de violar y asesinar a las dos hermanas de 21 y 23 años.

El documental muestra cómo solo fue encontrado un cadáver, cuya identidad nunca fue confirmada; cómo el juez del caso se suicidó en un hotel después de condenar a cadena perpetua a los siete imputados; o las conexiones entre la familia Chiong y el entonces presidente del Tribunal Supremo, Hilario Davide. "Paco [Larrañaga] tenía 42 testigos cuya voz nunca se escuchó. No les dejaron declarar, pero muchos estaban con Paco en un bar de Manila, a 600 kilómetros de Cebú, la misma noche en que sucedió el crimen. Hay incluso fotografías que lo prueban. Eso fue lo que más nos chocó y lo que nos decidió a rodar el documental", narraba Collins.

Los medios El cineasta, que grabó más de 400 horas de entrevistas y recursos, asegura que nunca intentó aclarar el crimen ni buscar al verdadero culpable, sino que simplemente quería mostrar la injusticia sufrida por los condenados, todos inocentes a su juicio. "Hemos demostrado en la película que es ridícula la idea de que ellos lo hicieron", afirmaba tajante Collins. "La mayor parte de la gente cree que Paco y los otros seis condenados eran culpables porque es lo que los medios dijeron. Por eso creímos importante traer la película a Filipinas y ahora vemos críticas positivas en los medios. Poco a poco, cambia la perspectiva", añadí.

"Hace quince años no hubo presunción de inocencia, el público quería sangre y los medios participaron. Hoy hay una nueva generación de periodistas y la reacción de la prensa ha sido muy buena", afirmaba Syjuco.