BILBAO. COMPLETAMENTE ajenos al whatsapp y al skype, hubo un tiempo en el que los teléfonos no funcionaban si llovía, en que una cuota de enganche valía 187 pesetas de finales del siglo XIX y que la gente tenía miedo a descolgarlo. Desde 1881, año en el que surgieron las primeras redes telefónicas en Euskadi hasta 1936, el teléfono tuvo momentos de zozobra. Al inicio de la Guerra Civil, se había implantado en la mayor parte de las localidades vascas, aunque estaba solo al alcance de las clases más poderosas. A finales del siglo XIX en los tres territorios había redes telegráficas que usaban normalmente las instituciones. Sin embargo, no fue hasta principios del XX cuando empezó a desplegarse la posibilidad de convertir la voz humana en una señal eléctrica y escucharla al otro lado de un hilo conductor.
El desarrollo de la telefonía fue totalmente distinto en los tres territorios. "La estrella fue Gipuzkoa donde las diputaciones apostaron decididamente por el nuevo medio de comunicación. En Araba, no confiaron en ese medio hasta 1924, año en el que el Marqués de Urquijo, un alavés de Laudio, llegó a la presidencia de la compañía telefónica. Y en el caso de Bizkaia, la Diputación, creada en 1876, se encontró, solo cinco años más tarde, con que ya habían montado una red que daba servicio a la zona industrializada", explica Begoña Villanueva, licenciada en Ciencias Políticas y Sociología por la UPV y experta en la primera época del teléfono en el País Vasco. "La diputación vizcaina se interesó por el teléfono al saber que a Gipuzkoa se le había concedido una red provincial en unas condiciones ventajosas ya que solo tuvo que pagar durante 35 años el 10% de los beneficios netos que recogía del uso del teléfono. En Bizkaia pretendían lo mismo, pero el Gobierno de la época se negó a dar la concesión en aquellas condiciones", precisa esta investigadora en un campo prácticamente desconocido.
Conectar casa y negociosTeléfonos en ambas márgenes
Desde 1881, Bizkaia contaba con una red telefónica que enlazaba las dos márgenes de la ría por encima del Puente Colgante y que daba servicio a localidades como Barakaldo, Portugalete, Getxo o Plentzia. "Había teléfono donde estaban localizadas las grandes empresas y donde residía la clase poderosa. No necesitaban más porque el resto de Bizkaia era un área fundamentalmente de carácter rural". "Es un dato que no he podido confirmar, pero me atrevería a decir que la primera persona a la que dieron la concesión era un empresario local de renombre, Federico Echeverria", aclara esta investigadora.
Gipuzkoa, por su parte, despuntaba por su impulso al nuevo medio de comunicación. Allí, sus promotores fueron dos matrimonios industriales, Brenet y Osacar. Los primeros tenían una refinería de azúcar y los otros eran empresarios en Lasarte, ambos pidieron permiso para instalar lineas telefónicas que enlazasen sus domicilios con sus negocios.
En Araba, la primera persona que solicitó la instalación de una línea fue Heraclio Fournier en 1882. Fournier era entonces un joven de apenas 30 años que empezaba su negocio de impresión de naipes en Vitoria. "El quería expandir el negocio, compró otra empresa cerca y pidió permiso al ayuntamiento de Vitoria para unir ambas imprentas con el teléfono. Fue la primera línea en Araba", cita Villanueva. "Hasta la Guerra Civil, existían centrales que se instalaban en los pueblos, generalmente en los locales destinados a escuelas y allí iba la gente a llamar. Había muy pocos en las casas. Era un servicio caro y la gente normal no se lo podía permitir", precisa Begoña Villanueva.
El 1 para el ayuntamientoLos primeros números
Con la primera central telefónica que se puso en marcha en 1878 en New Haven, EE.UU., empezaron a asignarse números únicos a cada teléfono. En Euskadi, los primeros números de los aparatos instalados seguían un orden lógico, empezaban por el 1, 2,3 y así sucesivamente. "Eran números muy cortos hasta que en 1947 se adoptó en Zurich la decisión de unificarlos. Había algunos de dos cifras y poco más porque había muy poquitos abonados. Las secciones del Ayuntamiento de Bilbao y de la Diputación tenían todas dos cifras, aunque es posible que el número 1 correspondiese al Ayuntamiento ya que construyó su red en 1881", rememora Villanueva. Y es que aquel año, un alcalde carismático, Eduardo Vitoria de Lecea, planteó un concurso para instalar una red en el consistorio. Se presentaron las grandes compañías de la época, los Brenet, la casa de los relojes, una firma belga, un comerciante bilbaino de Jardines de Albia... "y casualidad, ganó el comerciante de Bilbao", cuenta Villanueva, con cierta sombra de sospecha.
Normalmente los teléfonos que se instalaban en aquellos albores del siglo XX eran de la marca Bell y de la firma Ericsson. "Eran modelos generalmente negros, de baquelita, pero también había modelos muy lujosos donde se gastaban verdaderos dinerales", comenta.
Un desarrollo lento y desigualCien años para llegar al pueblo
Pero la universalización de la comunicación a distancia se hizo de rogar. Desde que se implantaron los teléfonos en los núcleos urbanos hasta que llegaron a los núcleos rurales pasó un siglo. En el caso de Bizkaia, hubo que esperar a 1982, fecha en la que Diputación firmó con Telefónica la instalación de teléfonos en lugares como Trutzios o Morga. "La mayoría se pusieron en los bares y a los vecinos les costó poco porque la Diputación se involucró", especifica la investigadora de la UPV. Y es que el teléfono para su pleno desarrollo necesitaba no solo del tendido de las redes interurbanas sino de las redes urbanas, lo que significaba un incremento considerable de costes. Cuotas de enganche elevadísimas, cuya media alcanzaba en 1897 las 149 pesetas, una cantidad inalcanzable para la sociedad de la época.
Mientras al teléfono le costaba despegar, Gipuzkoa seguía siendo puntera. De hecho, cuando se estrena el teléfono automático, el que conocemos en la actualidad, la primera ciudad que automatiza sus líneas es San Sebastián, la siguiente es Santander porque Alfonso XII veraneaba allí y necesitaba comunicarse. "En Bilbao, el automático no se inauguró hasta el 28 y en Vitoria en el 31. Si lo comparamos con la automatización de la red telefónica de París, que se hace en 1900, el retraso es enorme. Todo estuvo muy desorganizado y no hubo un patrón fijo", aclara.
En España, en 1885 se instaló en Madrid el primer servicio de teléfono público, que el primer año solo tuvo 49 abonados, sin embargo el despliegue se desarrolló sin control y en los años 20 había casi 150 redes telefónicas por el país, privadas, estatales y con diferentes precios. Finalmente quedaron unificadas por decreto en una sola compañía, la CTNE, conocida como Telefónica.