Bilbao. Que en el incendio de una vivienda haya víctimas o no. O que en el accidente de algún medio de transporte (autobús, tren, avión...) se genere un fuego que impida rescatar a los pasajeros depende en gran medida de la capacidad de combustión de los materiales utilizados y presentes en la casa o en los vehículos. La utilización de plásticos, fibras sintéticas, productos químicos y otros materiales que nos hacen la vida más cómoda, más bonita y más práctica también tiene un lado negativo: son materiales que arden con facilidad, en algunos casos pueden ser el origen del fuego, en otros muchos generan peligrosos gases tóxicos y, en general, han acortado peligrosamente el intervalo entre el inicio de un incendio y su punto crítico.

Una consecuencia indeseada de la proliferación de plásticos, equipos electrónicos y textiles de fibras artificiales (cortinas, moquetas, tapicerías...) en las viviendas es que los incendios se propagan cada vez más rápido y con más facilidad. Según un informe de la Agencia Sueca de Servicios de Rescate, en 1950 el promedio de tiempo desde el inicio de un incendio hasta que este alcanzaba su punto crítico era de 15 minutos, hace 25 años ese tiempo se había reducido a 5 minutos y hoy en día un incendio puede llegar a ser fatal en tan solo 3 minutos.

Junto a ese preocupante dato está el hecho de que un tercio de las 2.500 intervenciones realizadas por los Bomberos de Bilbao el año pasado se debieron a incendios en viviendas e inmuebles. De esto se concluye que la introducción de nuevos materiales, con elevadas prestaciones técnicas, pero ignífugos o con buen comportamiento al fuego reduciría los problemas asociados a los incendios y salvaría vidas. Y es que el año pasado más de cien personas fallecieron en el Estado español en los incendios de sus viviendas y la cifra asciende hasta las 30.000 muertes anuales en el conjunto de Europa.

Para ilustrar la importancia de avanzar en la utilización de materiales con mejor comportamiento al fuego o que no emitan gases tóxicos al arder, los expertos ponen el ejemplo de los rascacielos. Construidos con materiales más ligeros que los tradicionales, también han estado más expuestos a los riesgos asociados al fuego, porque esos materiales que les daban ligereza los hacían vulnerables.

investigación El centro tecnológico vasco Gaiker-IK4 celebró ayer una jornada titulada En la línea de fuego: Experiencias sobre el comportamiento al fuego de los materiales, en la que se presentaron los últimos avances relacionados con la mejora de las prestaciones y la resistencia al fuego de materiales como plásticos, textiles y maderas.

Las investigaciones y el desarrollo de estos nuevos materiales se realizan en las instalaciones de Gaiker en el Parque Tecnológico de Bizkaia, donde se encuentra el único laboratorio de fuego que hay en este territorio. Allí se prueban productos para aditivar plásticos y maderas -para hacerlos ignífugos y resistentes al fuego-, polímeros, composites... y toda una serie de materiales que luego serán utilizados en paneles de aislamiento, electrodomésticos, asientos de trenes y tranvías, salpicaderos de automóviles, revestimientos y mobiliario de aviones, barcos, etc. José Ramón Alonso, coordinador general de mercado de Gaiker, explicó ayer que "los materiales compuestos que han ido sustituyendo a los tradicionales, como el acero y el hormigón, por ejemplo, cuentan con numerosas ventajas, ya que son mucho más ligeros, consumen menos energía, se modelan con facilidad, permiten diseños más sofisticados, pero también tienen un elevado grado de peligrosidad y, debido a su composición química, una mala reacción al fuego que se ha ido corrigiendo, al tiempo que se van introduciendo nuevas regulaciones y mayores exigencias de seguridad".

Alonso apuntó que "hace unos años la propagación del fuego en los inmuebles era más lenta y el cambio está relacionado con la proliferación de plásticos y sus derivados en la vida cotidiana".

Ayer, en el laboratorio de Gaiker un grupo de personas pudo asistir a una demostración práctica de las mejoras introducidas en algunos de estos materiales gracias a la I+D. La prueba consistía en comprobar el diferente comportamiento frente al fuego de un composite de poliéster -un material sintético reforzado con fibra de vidrio- altamente resistente, que ahora mismo está presente en trenes, tranvías, barcos, aviones, paneles de techos y hasta en los revestimientos antifiltraciones de los túneles, tratado con aditivos que lo hacen ignífugo y de otro no aditivado. Dentro de un cono calorimétrico ambos materiales son sometidos a unas condiciones extremas de calor (700 grados y una radiación térmica de 50 kilovatios por cm2) y forzados a la inflamabilidad, la diferencia era que el poliéster sin aditivos ardía a los pocos segundos y generaba grandes llamas, mientras que el que había recibido tratamiento ignífugo resistía las altas temperaturas durante bastante tiempo y al final producía una pequeña llama que se apagaba con rapidez.

Trasladar los resultados de esa prueba al mundo real y a los materiales de los componentes utilizados en la fabricación de diversos tipos de vehículos, por ejemplo, supone evitar grandes riesgos si se producen accidentes o causas externas relacionadas con el fuego.

proteger caseríos Algo parecido ocurre con los aditivos para tratar la madera y hacerla ignífuga. Se trata de una innovación muy interesante para la construcción y rehabilitación de edificios y cascos históricos, ya que las construcciones nuevas pueden utilizar madera ignífuga, pero también se puede tratar la madera que ya está instalada. Esta podría ser una buena solución para la conservación de algunos caseríos antiguos, en los que la abundancia de madera los hace muy proclives a los incendios.

Las innovaciones relacionadas con la mejora del comportamiento de los materiales ante el fuego son vitales para los fabricantes de componentes para sectores como el transporte, la construcción, la fabricación eléctrica y electrónica y otros muchos que están sujetos a exigencias muy altas de seguridad. José Ramón Alonso explicó que la regulación sobre materiales está en constante evolución y mejora y también ha sufrido cambios a raíz de la convergencia normativa europea. De ahí que se siga investigando para hallar materiales y aditivos capaces de actuar como retardantes de llama y reductores de humo en productos de matriz plástica.