Alburquerque. El cinco veces campeón del mundo de boxeo, el mexicano americano Johnny Tapia, de 45 años, fue encontrado muerto ayer en su domicilio de Alburquerque, Nuevo México.
El excampeón del mundo tenía el apodo de Mi Vida Loca -lo llevaba tatuado en el pecho, bajo una imagen de la Virgen- y consiguió los títulos mundiales en las categorías de los pesos supermosca, gallo y pluma. Siempre tuvo problemas con la ley y admitió públicamente la batalla que le tocó librar con el consumo y la adicción a las drogas.
Ganó cinco campeonatos en tres categorías diferentes, obtuvo el título mundial del peso gallo de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), los títulos supermosca de la Federación Internacional de Boxeo (FIB) y de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), y el cinturón del peso pluma de la FIB. A pesar de todos sus problemas judiciales y personales, los aficionados cada vez lo apoyaban más cuando subía al cuadrilátero, incluso tras sus siete ingresos en la cárcel.
Su vida estuvo marcada por la tragedia desde que asesinaron a su padre en presencia de su madre, que estaba embarazada. Luego, a la edad de ocho años, también presenció el asesinato de su madre y en 2007 Tapia fue hospitalizado por una aparente sobredosis de cocaína.
Su última pelea fue el 4 de junio del año pasado, cuando ganó al colombiano Mauricio Pastrana.