Bilbao. Por mucho repetirlo, donde caben dos no siempre caben tres, o más. Y no porque la mesa sea pequeña o falte vajilla. El principal motivo que puede echar por tierra la voluntad de aumentar el número de comensales en una familia es que su casa (de protección oficial) se haya quedado chica para acuartelar a nuevos integrantes. Una circunstancia más habitual de lo imaginado que ha empujado a más de 2.000 propietarios de VPO (2.046, en concreto) a inscribirse en una bolsa donde poder intercambiar sus pisos, según sus necesidades.
En concreto, en los diez últimos años se han formalizado 282 contratos de permuta de vivienda protegida, la mayoría de ellas en Gipuzkoa (134), lo que ha permitido que 564 personas se hayan cambiado de casa. "Las necesidades habitacionales de las familias evolucionan a lo largo del tiempo hasta el punto de que la vivienda que da respuesta a las necesidades en un momento puntual puede no hacerlo unos años después. Esta realidad cambiante lleva a muchas personas propietarias de VPO a un escenario en el que, por diferentes motivos, necesitan cambiar de residencia", apuntaban desde el Departamento de Vivienda.
Este trueque (aunque con compensaciones económicas de por medio) es la fórmula preferida por esas personas a la hora de acceder, en la mayoría de las ocasiones, a una vivienda con mayor superficie construida. Y es que, como explicaba a DEIA la viceconsejera de Vivienda, Mari Paz Larrumbide, la situación más habitual es la de una familia en la que se incrementa su número de miembros "y no se ven con espacio suficiente en la vivienda actual para vivir todos". Del mismo modo, también existe un pequeño porcentaje de personas que desean permutar su vivienda por una más pequeña porque consideran que la que tienen les resulta "algo grande, lo que se da especialmente en los casos de matrimonios de cierta edad donde fallece uno de los miembros", agregaba.
En cualquier caso, estas son las que menos se dan ya que, según las informaciones del Servicio Vasco de Vivienda, siete de cada diez pisos inscritos no superan los setenta metros cuadrados. En concreto, el 31% de las viviendas de protección oficial incluidas en esa bolsa de intercambio de Etxebide tienen menos de sesenta metros cuadrados; y un 38% tienen una superficie de entre 61 y 70 metros cuadrados. El análisis de estas características por Territorios Históricos arroja, eso sí, "diferencias de interés", apuntaban. Así, se constata una mayor concentración de viviendas de tamaño superior en Araba puesto que el 37% supera los 70 metros cuadrados, frente al 24% en Bizkaia y el 30% en Gipuzkoa.
"Ahondando en el análisis, y centrando la atención en los extremos, los datos ponen de relieve un predominio de las viviendas de tamaño más reducido en Bizkaia donde el 44% de las viviendas que optan a la permuta alcanzan como máximo los 60 metros cuadrados de superficie útil, frente al 31% en Gipuzkoa y el 18% en Araba. Por el contrario, destaca la elevada proporción de viviendas de gran tamaño en Araba, puesto que un 28,5% de las personas propietarias de vivienda protegida que desean cambiar de vivienda, residen en una vivienda de 85 metros cuadrados o más. Esta proporción se reduce al 16% en Gipuzkoa y al 9% en Bizkaia", describían.
Unos y otros a gusto Y es dentro de este gran pajar de inmuebles donde unos y otros deben encontrar la aguja que más les convenza. No en vano, las permutas no siempre se llevan a cabo porque, resumía Larrumbide, "básicamente lo que se buscan son viviendas más grandes y no siempre las hay. No ponen condiciones; simplemente o les gusta la vivienda por la que cambian o no les gusta. Eso sí, es complicado encontrar una vivienda que te guste y que las personas propietarias de esa vivienda también estén a gusto con la tuya", describía la viceconsejera de Vivienda.
En lo que respecta a la compensación económica, esta siempre debe ser convenida de mutuo acuerdo entre las dos partes y su valor, unido al importe de la vivienda de menor precio nunca podrá superar el precio máximo de venta de la vivienda de mayor precio. "No se da el caso de que se pida un precio menor del máximo legal", apostillaba.
En cualquier caso, el Departamento sigue confiando en esta política. Así lo cree Larrumbide, quien recordaba que la permuta de viviendas fue uno de los asuntos estrella analizados en las jornadas del Pacto Social. "Tanto el Gobierno como los participantes en aquellas jornadas consideramos que es un instrumento eficaz para dar respuesta a las necesidades que tengan los adjudicatarios en cada momento: se emparejan, tienen hijos o cambian de lugar de trabajo. Para dar respuesta a todas esos cambios nos parece que la permuta es una buena solución", destacaba la viceconsejera.
En ese acuerdo se acordaron unas líneas de actuaciones para poner en marcha un "sistema de itinerarios vitales" y revisar el actual mecanismo de permuta con la finalidad de dotar a las unidades convivenciales de un instrumento eficaz para satisfacer sus necesidades de cambio a una vivienda adaptada a sus necesidades y capacidad de gasto. "Es una iniciativa que va a más, que interesa a un gran número de personas y aunque resulta complicado satisfacer intereses dispares lo estamos intentando y creo que con un buen resultado como indican los datos".
El primer paso, previsto para este primer trimestre, consistiría en una actualización de la bolsa de intercambio que, según adelantaba la viceconsejera Larrumbide, introducirá mejoras en la navegabilidad y uso del contenido integrado en la web de Etxebide con el objetivo de facilitar a las personas que la utilizan "encontrar la vivienda de su interés". Y en caso de no sea así, siempre les quedará la opción de poner su vivienda a disposición del organismo público competente, y en caso de necesidad de tener que vender, pues acudir al mercado libre a comprar una nueva vivienda aunque, como reconocen desde Lakua, "esta opción requiere la disposición de los recursos suficientes para afrontar el pago de una vivienda en el mercado libre, por lo que resulta inviable para buena parte de los propietarios de vivienda protegida".