DONOSTIA. Las mareas vivas que suelen darse en septiembre dejaron a la playa de Ondarreta, en Donostia, llena de rocas. Como consecuencia de la bajamar, miles de piedras que se encuentran habitualmente cubiertas por el agua, salieron a la luz dejando un escenario atípico en la capital donostiarra. Tanto fue así, que casi se formó un camino pétreo entre la playa y la isla Santa Clara. De hecho, muchos de los donostiarras que allí se encontraban, aprovecharon la marea baja para caminar entre las piedras y, de esta forma, comprobar hasta qué punto de la bahía podían llegar sin tener que mojarse los pies. Foto: ruben plaza
- Multimedia
- Servicios
- Participación
