Madrid. El accidente del avión de Spanair que se estrelló en Barajas en agosto de 2008 y provocó la muerte de 154 personas se debió, entre otras causas, a un mal diseño de la aeronave y a la distracción de los pilotos antes de despegar, según el informe que hoy ratificará ante el juez la compañía.

El documento cuenta con 96 conclusiones de las que se desprende que en el diseño del TOWS (sistema de alarma de configuración inadecuada para el despegue del avión) se obvió la probabilidad de un error de la tripulación en el ajuste correcto del mismo. "La responsabilidad de garantizar la aeronavegabilidad del diseño y los requisitos básicos del mantenimiento de los sistemas críticos para la seguridad del vuelo recaía sobre Boeing", propietaria de McDonnell Douglas, fabricante del avión, dicen los peritos de Spanair.

Asimismo, recuerdan que la Autoridad Aeronáutica de Estados Unidos (FAA) era responsable de "la aprobación y certificación" de dichos aspectos. Spanair resalta que los dos pilotos estaban "correctamente habilitados" para el vuelo, pero apunta a una "falta de la disciplina necesaria" porque no confirmaron "debidamente" la configuración de los "slats" y "flaps" para el despegue. La compañía ofrece como razones para esa "disciplina deficiente" la primera interrupción del vuelo tras apreciarse una anomalía en la indicación de la sonda RAT (temperatura total del aire de impacto), "el deseo de minimizar las demoras en la salida", el "malestar" de los pasajeros y la "distracción por la presencia de una tercera persona en la cabina".