Gasteiz. Empieza la cuenta atrás para la llegada de la nueva cárcel del territorio alavés. El Gobierno recibirá el próximo miércoles el centro penitenciario de Zaballa de las manos del SIEP después de tres años de controversias. Una polémica que no ha terminado con la confirmación del penal como una realidad sino que ha encontrado nuevos capítulos para la trama a través del debate sobre el futuro de su homóloga Nanclares.

Sin embargo, Mikel Cabieces, delegado de Gobierno en Euskadi, despejó ayer dudas y confirmó que el actual centro penitenciario desaparecerá tras la puesta en marcha de la infraestructura del antiguo polvorín militar. "La idea es que una cárcel sustituya a la otra", apuntó. Esta tesis ya se había defendido con anterioridad por parte de distintos representantes del Ejecutivo español, pero lo cierto es que no se había expresado en ningún momento con seguridad. De hecho, en febrero de 2009 la secretaria general de Instituciones Penitenciarias, Mercedes Gallizo, se comprometió a "proponer" que se amortizara Nanclares tras construir Zaballa, pero no quiso ir más allá en sus promesas.

Sin embargo, Cabieces despejó ayer dudas en declaraciones a Radio Vitoria. "Lo que es verdad es que allí no habrá una cárcel", puntualizó. De esta forma, respondía al PNV que presentaba el jueves una moción en las Juntas Generales de Araba para exigir al Ministerio de Interior el cierre de Nanclares y la posterior cesión de sus instalaciones al Ayuntamiento de la localidad para su aprovechamiento.

En cuanto a este último aspecto, el delegado del Gobierno en Euskadi aclaró que se cumplirá con el compromiso de hablar con el Consistorio de Iruña Oka pero que esto no significa que se vayan a ceder las instalaciones sin establecer unos acuerdos. "Parece que se pide a la Administración del Estado que regale terrenos", señaló.

No hay que olvidar que es poco probable que el actual centro penitenciario alavés en funcionamiento cierre a corto plazo. Y es que aunque Zaballa será entregada como infraestructura el próximo miércoles, todavía necesitará superar las correspondientes pruebas de funcionamiento y someterse al paulatino traslado de reclusos desde Nanclares y otros puntos. Será sólo entonces cuando se contemple la opción de finalizar con el uso penitenciario del penal actual.

De hecho, la circunstancia de que no se haya fijado un plazo concreto para su cierre, las recientes reformas llevadas a cabo dentro del penal y que su desaparición no está contemplada en el vigente plan de amortización y creación de centros penitenciarios ha llevado a que diversos sectores sociales y políticos hayan expresado sus dudas reiteradamente y centren ahora su caballo de batalla en lograr este punto.