Bilbao. A pesar de que confiesa no creer en ningún tipo de reencarnación, Pere Estupinyà (Tortosa, 1974) bien podría ser Robin Hood en versión moderna. Se dedica a saquear los conocimientos de los más grandes pensadores actuales para compartir este particular botín con el pueblo llano. Ha charlado con unos y con otros, y traducido a lenguaje comprensible y sencillo (El ladrón de cerebros, Ed. Debate) los secretos y las fórmulas mejor guardadas en laboratorios y despachos de aquí y de acullá. "Una sociedad informada es más crítica", resume.
Leo en uno de sus post: "Me encanta no entender". Entonces, ¿se queda con la ciencia o con la religión?
Con la ciencia, clarísimamente.
Pero la religión ofrece todo un universo por delante...
Cuando digo que me encanta no entender es como un estímulo para aprender. Tampoco me importa que la gente crea en Dios.
¿Por qué abandonó su doctorado?
El motivo real es que el sitio donde empecé era un desastre. Me pasé un año haciendo PCR, una técnica de biología molecular muy aburrida. Quería ser científico pero me di cuenta de que el mundo del laboratorio era menos gratificante de lo que había imaginado y pensé en una manera de estar vinculado a la ciencia pero no trabajando en ella.
¿Por qué es importante acercar el saber científico a la sociedad?
Una sociedad informada es más crítica, reacciona mejor ante las posibilidades de la tecnología y tiene una cultura más amplia. Siempre reivindico que, aparte de que sirva para todo esto, la ciencia es muy interesante. Tanto como para que la gente la disfrute simplemente por conocer.
¿Eso significa, perdón?
No sirve para mucho saber si los agujeros negros emiten radiación o no. Eso es cultura general. Pero a otros campos no les preguntamos para qué sirve la información del cotilleo, por ejemplo. A la ciencia tampoco tendríamos por qué preguntarle para qué sirve saber ciencia.
¿Y quién gana con eso?
Si miras a Estados Unidos, que tienen una percepción más positiva de la ciencia, buscan la solución a determinados problemas en la ciencia y le piden a su Gobierno que invierta en ciencia porque saben que es una fuente de innovación, de riqueza y bienestar. Una sociedad científica es más competitiva, más avanzada, culta e incluso menos agresiva, más sociable. Y el ciudadano también suele tomar mejores decisiones si tiene esa manera crítica de ver el mundo.
Crítica ha sido la comunidad científica con la nueva Ley de Ciencia...
Bueno, España tiene un problema y es la falta de aplicaciones y patentes. La ciencia básica está bien, pero se tiene que aplicar. Pero es que los recortes han sido nefastos.
¿Es cierto que apenas conocemos el complejo funcionamiento del cerebro o no es más que una excusa para poder seguir trabajando?
En los últimos años se ha avanzado muchísimo aunque persiste el gran dilema de la conciencia, de nuestra naturaleza. Nos seguimos preguntando cómo puede ser que tengamos conciencia. Pero en cuanto al funcionamiento se han hecho avances muy destacados. La resonancia magnética funcional ha permitido ver qué partes del cerebro están actuando y cómo cuando estás realizando una acción: las emociones, la razón...
¿Y por qué decimos: 'Me ha traicionado el cerebro'?
Je, je. Tiene base porque a veces el cerebro nos da mensajes contradictorios. Cuando te pones a dieta una parte te dice No comas esto y otra te dice Quiero comerlo... Tú piensas de manera racional que quieres algo y a veces tienes una intuición que te descoloca y puede traicionarte sí.
¿Por eso mienten los científicos en sus artículos? ¿O se equivocan?
Algunos mienten. Y hay un caso concreto, por ejemplo, los experimentos con monos de Marc Hauser, de Harvard, que me explicó a mí en persona. Una vez publicado su libro se ha dado a conocer que se los inventó. Le expulsaron... Se los inventó... Y es un tío muy reconocido en el campo de la psicología, de la investigación del comportamiento humano, referentes con primates... Se inventó esos estudios. Lo denunciaron sus estudiantes. Hay engaño en ciencia, pero menos que otras profesiones, los abogados sobre todo, je,je...
¿Seguirá usted robando 'cerebros'?
Sí, sí, sí [rotundo]. Es superestimulante para mí, y si a la gente le gusta yo encantado de continuar.
¿Y cuál será el siguiente?
Hay varios. Voy a Boston dentro de unas semanas… Hay un Premio Nobel que quiero conocer…
Después de haber charlado con tantos gurús, ¿ha extraído alguna conclusión válida para su vida?
Sí. Por ejemplo, el tema de las intuiciones y la razón. Se llama Behaviour Economics y mira cómo tomamos decisiones y qué impulsos tenemos. He aprendido que cuando eres inexperto en algo te tienes que fiar de las intuiciones y no del racionamiento; y lo estoy aplicando. La gente, a veces se confunde pensando.
A todo esto, ¿es verdad que las pupilas se dilatan en pleno orgasmo?
Si es bueno sí, jejeje. Empíricamente descubrí [sonríe], o me explicaron, que en un momento determinado una chica de ojos azules, fuuuuuuu, las pupilas se le dilatan en pleno orgasmo y quise entender qué base tenía eso. Fui al laboratorio de Jim Pfaus en Montreal, un neurofisiólogo que estudia la base fisiológica del sexo y me explicó el cambio que realiza el cuerpo del sistema simpático al parasimpático.
Por favor...
Es igual que cuando tienes un susto muy grande. Todo tu cuerpo se moviliza: sube la adrenalina, supuras más sudor, se dilatan los bronquios y las pupilas... Todo tu cuerpo reacciona. Y en el orgasmo pasa lo mismo.
¿Y sabe por qué nos enamoramos y nos desenamoramos? ¿Hay explicación?
Explicación no es la palabra. Los poetas seguramente sepan más que los científicos de por qué nos enamoramos. La ciencia aporta otro tipo de información: la oxitocina es una hormona que está relacionada con el amor; y la dopamina con el placer; y la testosterona con la excitación... Entonces, estudia la química del cerebro enamorado pero no explica por qué nos enamoramos.
Y cuando 'se nos acaban las pilas', ¿qué pasa con nosotros? ¿Queda algo de nosotros, aunque sean restos químicos?
Átomos disueltos, pero no queda nada.
Otra vida no hay, vamos…
Según lo que la ciencia dice y yo creo, otra vida no hay.
Acabo, ¿tiene miedo a morir sabiendo todo esto?
Ahora no. Quién sabe dentro de cincuenta años, jeje. Estamos preparados para no pensar en la muerte.
¿También?
Sí, sí, sí. La muerte es un tema... Hay psicólogos estudiando cómo no pensamos en ella hasta que la vemos de frente. Imagínate que estuviéramos todo el rato pensando en que nos vamos a morir...