HOY por hoy no se puede modificar en la evolución del Parkinson. A través de la fisioterapia y el ejercicio se pueden prevenir algunas complicaciones. También disponemos de algunos fármacos neuroprotectores que pueden enlentecer la progresión de la dolencia, pero no prevenir", se lamenta Juan Carlos Gómez, neurólogo del hospital de Cruces, quien junto a la también neuróloga Beatriz Tijero y el MIR Koldo Berganzo acude cada semana a ayudar a los pacientes de la Asociación de Bizkaia.
El Parkinson es mucho más que una dolencia del movimiento; los pacientes, además de rigidez y temblores, tienen otros problemas que van desde las disfunciones sexuales hasta las dificultades de memoria, el habla, del sueño y del olfato. Es un compañero incómodo. Uno de los problemas radica en que cuando el especialista relaciona estos avisos con el Parkinson, el cerebro ya ha perdido entre un 50 y un 70% de las neuronas que producen la dopamina y cuya pérdida es la que provoca los síntomas motores.
Según investigaciones recientes, el inicio de la enfermedad en el cerebro puede preceder en más de 10-20 años a sus manifestaciones clínicas más comunes, como son los trastornos motores: temblores, lentitud de movimientos con síntomas inespecíficos como pérdida de olfato, trastornos de conducta durante el sueño, estreñimiento.
En la actualidad, en el Estado español el Parkinson afecta al 2% de la población mayor de 65 años -en Euskadi se estima que más de 7.000 personas- aunque se prevé que para el año 2025 los casos se dupliquen y se tripliquen en 2050.
"Esta enfermedad es bastante desconocida entre la sociedad y llena de estereotipos. De hecho, la mayoría de la población limita la dolencia a los temblores, cuando los trastornos del movimiento son tan solo una parte de la enfermedad del Parkinson. Los síntomas de la enfermedad difieren según los pacientes, varían de un día para otro y hay trastornos que afectan al movimiento, pero también trastornos no motores que invalidan mucho a los enfermos. Este desconocimiento implica además una percepción negativa de las personas que padecen Parkinson", explica Juan Carlos Gómez.
Los expertos son conscientes de que el futuro del Parkinson pasa por la investigación genética, la terapia genética. "La cirugía, que es válida solo para el 10 o 20% de los casos fue el gran avance de los 90. En los últimos 5 años se ha producido un parón en los fármacos contra esta dolencia neurodegenerativa, la segunda más común. Últimamente se han abierto nuevas líneas de investigación", reconoce el neurólogo de la Unidad de Cruces, donde se trabaja en el estudio -con familias enteras afectadas por esta patología - de la mutación de una proteína alterada que se llama alfasinucleina, involucrada en la dolencia.
"Hay muchas enfermedades de Parkinson, no solo una. Creíamos que con el código genético íbamos a descubrir todas. La sorpresa es que en el siglo XXI tenemos descifrado el genoma y nos hemos topado con que hay muchos menos millones y millones de genes de los que esperábamos hallar", añade.
El proyecto en el que está inmerso el hospital de Cruces se centra en detectar la enfermedad mucho antes del primer síntoma de la enfermedad. "Sabemos que no empieza con el temblor. Las familias que estudiamos con Parkinson hereditario son un banco de pruebas ideal; los pacientes son muy puros. Podemos estudiarlos a ellos y a los portadores de la mutación que todavía no han desarrollado el síntoma, pero que desde niños tienen esa mutación. Por lo que un seguimiento lineal de esas familias nos permiten ver la cronología de los síntomas. Saber cuál aparece primero, el segundo... El tratamiento que les vaya a ellos les resultará bueno al resto de los pacientes. Es el banco de pruebas ideal", relata el especialista del centro vizcaino.
Las investigaciones que se llevan a cabo en Cruces y en otros centros vascos tienen como fin la posibilidad de diagnosticar antes el Parkinson. ¿Cómo? Estudiando los síntomas premonitorios como los cambios de presión arterial -bajones bruscos en personas que han sido hipertensos, síncopes...-. Porque los especialistas comienzan a creer que la enfermedad empieza en esa parte del sistema nervioso que es involuntario, el sistema vegetativo que es el que regula la sudoración, la tensión arterial...
"Se está cambiando el modo de afrontar la enfermedad. Ya no se trata solo de poner una proteína que falta para tratar el síntoma. Lo que se busca es evitar que las neuronas que se mueren lo sigan haciendo. Este enfoque del Parkinson se ha dado también en el resto de las enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer", reconoce.
Actualmente hay una serie de medicamentos -hasta 13 posibles alternativas, entre ellas la nicotina y la cafeína- con potencial neuroprotector basados en su mecanismo de acción y en sus efectos en modelos animales, además de otras estrategias no farmacológicas, tales como la cirugía o la infusión de factores de crecimiento, "que pueden ser interesantes". Para los expertos, lo ideal sería encontrar algún fármaco con potencial neuroprotector, y sin efectos secundarios para prescribir cuando se sospechase un posible caso.
"Entre los avances sobre el tratamiento, los expertos se refieren también a la obtención de neuronas dopaminérgicas a través de técnicas de reprogramación celular, un hallazgo que abre una gran puerta para investigar los mecanismos de la degeneración neurona y la eficacia de nuevos fármacos", subraya Gurutz Linazasoro del Centro de Investigación de Parkinson de la Policlínica Gipuzkoa de Donostia.