Bilbao. La desgracia y la fatalidad deambulan ambiciosas por las carreteras vascas. No contentas con arrebatar la vida a ocho jóvenes en menos de diez aciagos días del pasado mes de abril, ayer se apoderaron de los sueños de un padre y su hijo de corta edad en un fatal siniestro ocurrido en la A-625, a su paso por la localidad alavesa de Amurrio. Estos tres desdichados accidentes múltiples han supuesto la mitad del número de fallecidos en la red viaria vasca en estos cinco meses y medio de 2010.
Una cifra sobrecogedora pero que, según los datos facilitados por la Dirección de Tráfico, se sitúa por debajo de la registrada en las mismas fechas de 2009. "En lo que llevamos de año han sido veinte las personas fallecidas en accidentes en carretera, cinco menos que los tristemente contabilizados en el mismo periodo del ejercicio anterior", apuntaban fuentes de este Departamento, estremecidas por la gravedad de estos trágicos sucesos.
Las estadísticas prorrogan la tendencia descendente en la mortalidad; incluso la accidentalidad mantiene un comportamiento decadente. Y es que, de un año a otro, entre enero y mayo, el número de accidentes mortales también ha bajado, pasando de veintitrés a doce. Sin embargo, la crudeza de estos últimos luctuosos hechos han teñido de negro las crónicas de sucesos y el ambiente vital en localidades como Eibar, Elgoibar, Zarautz o Laudio y municipios limítrofes en la jornada de ayer.
El indeseable goteo de víctimas de años anteriores ha sido suplantado por la impresión y el shock de estos accidentes múltiples que han golpeado, eso sí, al mismo número de familias que si se hubieran registrado de forma individualizada. "Un fallecido ya es un horror, pero que sean cuatro o dos de golpe como en este caso es aún más trágico para todos", insistían fuentes de la Dirección de Tráfico. "Es tremendo", concluían ayer tras conocer la funesta noticia del choque que a primera hora de la mañana de ayer acabó con la vida de Joseba Andoni Arce Zurimendi de 40 años y natural de Laudio, y de su hijo de 5 años. El otro pequeño que viajaba en el vehículo, de 3 años, resultó herido de gravedad. El padre los trasladaba al colegio cuando colisionó frontalmente contra un camión en la localidad alavesa de Amurrio. El siniestro se produjo en un tramo de recta, por lo que la Ertzaintza mantiene abierta todas las líneas de investigación para determinar las causas de este trágico hecho. El jefe de los Bomberos del Parque de Laudio, Joseba Etxebarri, explicó que gracias a la rápida actuación de una brigada que circulaba por la misma carretera y que presenció el accidente fue posible salvar la vida del menor de los hermanos, evacuado con posterioridad por un helicóptero del Servicio de Emergencias de Osakide-tza hasta el hospital de Cruces. El conductor del vehículo pesado, un hombre de 62 años, fue trasladado a un centro clínico con heridas que no revisten gravedad.
La carretera A-625, que enlaza Orduña con Bilbao es lamentablemente conocida por su peligrosidad. El punto donde se produjo el fatal accidente de ayer forma parte de la circunvalación entre Laudio y Amurrio. El propio jefe de Bomberos lo calificaba de punto negro por las "cuantiosas víctimas" que se ha cobrado y llamaba la atención ante el hecho de que el trágico suceso de ayer tuviera lugar "en plena recta". "Los accidentes llegan cuando menos te lo esperas, por eso son accidentes, y este ha sido doblemente fatal", lamentaba. Este tipo de accidentes con varias víctimas (mortales o no) han experimentado un indudable aumento en este infeliz arranque de año en materia de tráfico en las carreteras vascas ya que a la docena de personas que han fallecido tras un accidente (ocho en la red viaria guipuzcoana y cuatro en la alavesa) habría que añadir el atropello de dos operarios vizcainos que fueron arrollados en Zaldibar a finales de marzo.
No obstante, y a pesar de la amargura que conllevan estos fallecimientos, los días continúan restando muertos a las estadísticas de la Dirección de Tráfico. Así las cosas, el mes de mayo del pasado año se cerró con la cifra de treinta muertos; ayer, eran veinte las personas que habían perecido en accidentes y dos más si se cuenta a los dos trabajadores que se encontraban realizando esas tareas de señalización. Por lo tanto, y una vez más, la querencia de los recuentos estadísticos se inclina hacia el signo negativo.
En 2009, el peor mes fue el de marzo con nueve defunciones y, aunque todos los periodos concluyeron con alguna noticia trágica, en septiembre se estuvo a punto de lograr el cero, al igual que este año en enero. Este 2010 los muertos en carretera han sido por el momento menos, pero la gravedad de los accidentes ha sido mayor. Los motoristas, eso sí, siguen presentes en estas crónicas de sucesos. Dos han perdido la vida. Ambos en Bizkaia.