Bilbao. Esos kilos de más que no se pueden esconder y que, junto con la cuesta de enero, hacen un poco más difícil la entrada en el nuevo año, tienen una solución sencilla: "Aplicar el sentido común" en la alimentación. Es el consejo de la dietista Nerea Larrea, quien durante más de una década se ha encargado de la nutrición de niños y de personas enfermas. Larrea aboga por "olvidar los anuncios tentadores" que invitan a dejar de comer y a tomar productos que, en algunos casos, pueden ser nocivos para la salud.
Se pasan las fiestas y llega el momento de cumplir los objetivos de Año Nuevo. ¿Recuperar el peso suele ser uno de ellos?
Sí. El comienzo de año es una época fuerte, como la primavera o el verano, en que la gente se preocupa más por el peso. En los propósitos de Año Nuevo suele ser una de las cosas que más se solicita. Ahora bien, hay mucha gente que achaca a las navidades el exceso de peso acumulado durante el resto del año. La gente no tiene que agobiarse: los dos o tres kilos que cogemos en estas fiestas se van en cuanto regresamos a la rutina de nuestra actividad diaria, a la dieta saludable y al ejercicio físico.
¿Por qué acude la gente a la dietista: por estética o por salud?
Más por estética, pero cada vez hay mayor concienciación por la salud.
Cuando la gente se decide a perder peso, ¿hay alguna parte del cuerpo que más complejos genere?
En los hombres es más común la zona de la tripa, mientras que en la mujeres es más en las cartucheras. Pero no se puede elegir dónde perder peso: se adelgaza en proporción.
¿Cuál es la manera más adecuada de bajar peso?
Es un proceso lento que requiere de una dieta adecuada. Agarrarse a un régimen milagro no sirve para nada. Hay que tener la cabeza en su sitio. No se puede pretender batir un récord de pérdida de peso porque es perjudicial para la salud.
¿Cómo se consigue entonces?
Hay que apostar por la salud. Si se trata de perder los dos o tres kilos que se han cogido en Navidades, eso se logra recuperando la vida normal, ordenando y controlando lo que comemos.
Muchas dietas recomiendan eliminar algunos alimentos.
La eliminación de alimentos entraña un serio riesgo para la salud. Hay que comer de todo. No hay alimento prohibido, sino cantidad errónea. Las dietas milagro no son buenas porque lo que adelgazas es a base de perder músculo y agua, pero no se adquieren los hábitos de alimentación saludables. Además, generan un efecto rebote: cuando vuelves a comer como antes de la dieta, vuelves a engordar. Has cumplido el objetivo que te marcaste, pero muy pronto regresas al punto de partida: no has cambiado nada. Y hay otro aspecto muy importante: las dietas extremas tienen que estar siempre bajo supervisión médica. Si existiera una receta mágica para adelgazar, Osakidetza la repartiría en las consultas ambulatorias.
La educación es la base para una correcta alimentación, ¿no?
Sí. La correcta alimentación consiste en repartir los alimentos cinco veces al día (desayuno, media mañana, comida, merienda y cena), y en variar la ingesta de todos los grupos de nutrientes: hidratos de carbono, lípidos y proteínas, sin olvidar agua, vitaminas y minerales. No hay necesidad de tomar nada más. Frente a las dietas milagro, que serían un sprint, esta es una carrera de fondo, pero tiene un porcentaje de éxito mayor y un mantenimiento más asegurado. Y otro detalle muy importante: el desayuno tiene que ser imprescindible a pesar del ritmo de vida tan frenético que llevamos y que en ocasiones nos lleva a sacrificarlo. No podemos empezar el día sin energía.