Bilbao. El drama que los tripulantes del buque granelero Ariana han vivido a diario desde el pasado 2 de mayo terminó ayer después de que la empresa armadora entregara el rescate convenido con los piratas, 2,8 millones de dólares. El propietario del mercante, el griego Spiros Minas, expresó su deseó de que todas las personas que viajaban a bordo "se encuentren bien".
Y es que, de un tiempo a esta parte, el estado de salud de los marineros ucranianos, de las mujeres y la niña que se contaban entre la tripulación ha estado marcado por la incertidumbre y la angustia. Las palabras de Víctor Bilbao, el maquinista del Alakrana, el atunero vasco secuestrado durante 47 días, relatando su corta estancia en este barco que navegaba bajo pabellón maltés el pasado 14 de octubre, azotaron conciencias y erizaron sentimientos. Vejaciones continuas, malos tratos, riesgo de muerte y, la denuncia de la repetida violación de una niña de once años por un pirata de catorce que campaba a sus anchas por el barco, armado con sus dos pistolas.
El Servicio de Inteligencia Exterior (SIE) de Ucrania, Nikolái Malomuzh, explicó que tras más de medio año de secuestro todos los tripulantes padecen diversas enfermedades, "pero no hay situaciones críticas", y tampoco corre peligro la vida de la mujer que se encuentra a bordo, que estaba embarazada y perdió al bebé durante el cautiverio. El estado de salud de la mujer ha mejorado en las últimas semanas gracias a los medicamentos entregados por los marineros españoles del atunero Alakrana, que el 14 de octubre habían sido conducidos al Ariana por sus propios piratas", confirmó Malomuzh.
Un callejón sin salida El viceministro de Exteriores ucraniano, Valero Chaliy, dio a entender, por su parte, que las autoridades ucranianas pudieron haber participado en el rescate, al señalar que "el dinero fue entregado por el propietario del barco, pero su procedencia es un tema aparte". El diplomático indicó que el Ariana, que de momento no tiene gasóleo para navegar por su cuenta, tras su liberación pasó a ser custodiado por un buque portugués de la operación Atalanta, que participa en las operaciones contra la piratería.
El presidente de Ucrania, Víctor Yúschenko, confirmó la liberación del carguero y subrayó que la liberación de los marineros estuvo precedida de un arduo trabajo, de "conversaciones difíciles y tensas". "Vivimos momentos extremadamente difíciles. Hubo días en que las conversaciones acababan en un callejón sin salida", explicó.
Agregó el presidente ucraniano que dio "las órdenes pertinentes a los servicios especiales de Ucrania, al Servicio de Espionaje Exterior, para que estudiaran posibles desarrollos de la situación. Gracias a la colaboración con otros socios internacionales fue posible la liberación de los marineros ucranianos".
"En breve serán trasladados en aviones ucranianos a Ucrania. Felicito a la nación, felicito a las familias por el final feliz de la operación para la liberación de nuestros marineros", concluyó Yúschenko.
El testimonio En su diario, Ricardo Blach dejó escrito un escena que vivió en la cubierta del granelero Ariana y que llevará para siempre grabada en su retina. Camino de Seychelles, una vez terminada su pesadilla, el gallego dejaba escrito un testimonio que deja muestra de la gravedad de los hechos ocurridos en el interior del mercante. "La niña. La veo en mi cabeza. Recuerdo sus ojos azules, apoyada en la ventana. Me duele mucho no haberla traído conmigo. Su madre me suplicó que me la llevara. Le dije que no podía. En su barco, el Ariana, había 12 piratas. En el mío, el Alakrana, 30. La madre, esposa del jefe de máquinas, lloraba. Llévatela, me decía. Desde entonces me miro al espejo y lloro. No dejo de pensar en esa niña, en las mujeres de ese barco. La cocinera estaba embarazada, tras ser violada por los piratas. Negociamos con el armador medicamentos para ella. Cuando los recibimos, Jama Adan (el negociador de los bucaneros) los tiró al agua. Son unos malditos. A esos asesinos sólo les deseo la muerte, les metería veneno en la comida. ¿Qué será de la niña?".
Un relato estremecedor que da cuenta de la barbarie y sinrazón que mueve a los comandos piratas que operan con total impunidad por aguas del océano Índico. El Ariana, en concreto, fue apresado a 250 millas al suroeste de las islas Seychelles, cuando transportaba soja y maíz desde Uruguay a Irán. Ayer, aprovechando la noticia de la liberación del mercante, la ministra española de Defensa, Carmen Chacón, volvió a salir a la palestra para reclamar a la Alta Representante para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la UE, Catherine Ashton, que intensifique las acciones de control y vigilancia en los puertos, así como la interceptación de las naves nodriza.