CUALQUIER mujer musulmana que vista vaqueros o pantalones ceñidos podrá ser detenida. Esta prenda indecente será inmediatamente retirada y cortada en pedazos en presencia de su dueña. A continuación, la mujer deberá vestir una falda homologada por el Gobierno, que no dejará a la vista ni el tobillo. Eso sí, esta prenda no tendrá costo alguno para la ofensora.
Así es la nueva ley que entrará en vigor el primer día del próximo año en la región de Aceh Occidental, la más dañada por el tsunami que hace cinco años dejó casi 200.000 muertos en Sumatra, la isla en la que se ubica. La norma también afecta a los hombres musulmanes que vistan pantalones cortos, aunque en su caso sólo recibirán una amonestación y conservarán puesta la ropa hasta que puedan cambiarse.
"No estamos prohibiendo el uso del pantalón por parte de las mujeres", asegura Ramli Mansur, jefe de distrito y uno de los impulsores de la norma. "Estará permitido siempre que no sea ceñido, cubra al menos hasta el tobillo, y se vista bajo una falda". O sea, como ropa interior. "Que nadie se enfade conmigo. Quienquiera que se quiera enfurecer que lo haga con Dios, ya que yo sólo cumplo una obligación religiosa". Los medios más liberales del país se lo han tomado a chirigota y han llegado a mostrar viñetas de indonesias vestidas con trajes de astronauta para no resultar "excesivamente sexys".
Pero el asunto no tiene ninguna gracia. Es la aplicación a rajatabla de la Sharia, la ley islámica que se rige por los dictados del Corán. De hecho, Mahoma maldice "a los hombres afeminados y a las mujeres que asumen actitudes propias de los hombres". Y los pantalones sólo los deben llevar ellos. No obstante, la nueva legislación no regirá sobre las mujeres que no profesen la religión islámica, que es mayoritaria en Indonesia y todavía más en la región de Aceh. Además, el Gobierno regional promete moderación en su aplicación, aunque dice el Corán que se debe aplicar la ley islámica por todos los medios posibles, y las autoridades ya han realizado un pedido de 7.000 faldas oficiales.
Debate Esta iniciativa, que ha partido de un grupo de clérigos extremistas, es sólo la punta del iceberg y amenaza con echar por tierra el arduo trabajo que ha llevado al país con mayor número de musulmanes del mundo (unos 184 millones de un total de 220 millones) a convertirse también en uno de los más moderados. Sin embargo, ahora la legislación de Aceh incluye la pena capital por lapidación para las mujeres cuyo adulterio haya quedado probado, un hecho que ha provocado un agrio debate en las zonas más desarrolladas del país, donde millones de mujeres musulmanas han optado por dejar al descubierto su cabello y vestir la moda de las principales marcas occidentales, que han entrado en Indonesia con fuerza inusitada. De momento, esta normativa se implantará únicamente en la región de Aceh, aunque ya se han escuchado voces a favor de que se extienda por un país que también cuenta con paraísos del bikini como Bali, que ha sido objetivo de terroristas islámicos en varias ocasiones.
Para los más moderados, este movimiento supone el final del efecto tsunami. La ola gigante no sólo causó la mayor devastación conocida en la isla, sino que también tuvo efectos positivos: la guerrilla islámica que luchaba por la independencia se desintegró tras un proceso de paz relámpago que consiguió una amplia autonomía y propició la apertura al exterior de un territorio que había permanecido vedado durante décadas. Sin embargo, en el acuerdo también se aceptó el derecho de Aceh para implantar la ley islámica, y sólo un año después de la mayor catástrofe natural de la historia, el Gobierno dio luz verde a los wilayatul hishbah, el cuerpo policial encargado de hacer cumplir la Sharia. El año de su creación contaba sólo con 13 agentes; hoy son ya 62.
Tv y películas Este periodista tuvo entonces la posibilidad de hablar con uno de los hombres de este peculiar escuadrón antivicio. Ibrahim Muham explicaba así la necesidad de la existencia de su puesto de trabajo: "La población está perdiendo la moral cada vez más rápido. Las jóvenes ven la televisión y las películas, y quieren emular a sus estrellas. Se pierden los valores y luego no hay nada que hacer".
Para la Comisión Nacional Contra la Violencia de Género, la ley no es más que una nueva forma de discriminación contra las mujeres. Kamala Chandrakirana, su directora, denuncia que viola los Derechos Humanos "porque las mujeres tienen derecho a vestir como quieran", y arremete contra el Gobierno central (en el que los islamistas radicales perdieron fuerza tras las últimas elecciones de este año) por permitir que se den este tipo de casos.
En declaraciones a The New York Times, Yusrizal Ibrahim, diputado del Partido Democrático, reconocía que estaba en contra de la nueva ley pero que nunca podría "decirlo abiertamente en el Parlamento por temor a que se tache al partido de infiel, contrario a los dictados musulmanes". Es la dictadura de la religión, aduce Chandrakirana. "Y no es exclusivo del Islam. Lo han hecho también los cristianos, y siguen haciéndolo en países como Italia o España. Utilizan la fe como arma en un binomio con nosotros o contra nosotros, cuando realmente se debería dejar a cada cual que profese la religión como más le guste". Desafortunadamente, parece que no será así en Indonesia.