Iruñea. Dieciséis meses después de que la muerte de la joven irundarra Nagore Laffage Casasola sacudiera los Sanfermines del año pasado, el acusado de su asesinato, el iruindarra José Diego Yllanes Vizcay dará mañana la cara ante la sociedad. También ante el jurado popular que se encargará de dirimir su culpabilidad y el grado de responsabilidad en el crimen ocurrido el 7 de julio del año pasado. Ante él, seis acusaciones (Ministerio Fiscal, familia de la asesinada y cuatro instituciones públicas) tratarán de demostrar que el estrangulamiento de la joven enfermera, de 20 años de edad, no fue un mero homicidio, sino que hubo alevosía y ensañamiento, lo que elevaría la condena por encima de los 20 años de prisión.
Nueve hombres y mujeres, que contarán con dos suplentes, serán las personas anónimas que impartirán justicia bajo la presidencia de un magistrado de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra. La apertura del juicio oral contra Yllanes, de 27 años de edad, se realiza por un presunto delito de asesinato y otro de profanación de cadáveres, y se prolongará hasta el 9 de noviembre en sesiones de mañana y tarde, con las salvedades del sábado día 7 y el domingo día 8. La declaración del acusado se producirá mañana martes, día 3 de noviembre.
Los hechos justiciables ocurrieron sobre las 7.00 horas del 7 de julio de 2008, cuando José Diego Yllanes se encontró con un grupo de chicas a las que acompañó hasta su vivienda, lugar al que llegó Nagore Laffage, quien compartía piso con el resto de las jóvenes. En un momento dado, según recoge el auto, Nagore Laffage se dirigió al procesado, con el que no consta que mantuviera una relación de amistad, sino sólo el hecho de que ella estudiaba segundo curso de Enfermería y él, el MIR, en la especialidad de Psiquiatría, en la Clínica Universitaria de la Universidad de Navarra.
Tras hablar algo al oído, los dos se marcharon al piso de acusado donde comenzaron a intercambiarse besos, caricias y abrazos hasta que, en contra de la intención de Nagore de mantener una relación sexual, Yllanes empezó a comportarse de una manera violenta. Al "ver frustradas" sus expectativas, el acusado agarró a la joven mientras le tapaba la boca para evitar que pidiera auxilio. El acusado tiró a la joven al suelo mientras la golpeaba hasta que le apretó el cuello y la dejó semi-inconsciente. Sobre las 10.00 horas, la chica se despertó de su letargo y realizó una llamada al servicio de Urgencias si bien el acusado le quitó el móvil y comenzó a apretarle "fuertemente" el cuello hasta causarle la muerte por asfixia.