Se intuía que, aunque en esta campaña electoral los líderes de la política española habían decidido desgastarse menos, guardando fuerzas para la catalana, los fines de semana iban a ser especialmente atractivos para traerse a Euskadi el guion de sus relatos. Este sábado, Pedro Sánchez, Yolanda Díaz, Irene Montero y Santiago Abascal vinieron a hablar de sus respectivos libros, lo que llenó el día de mensajes superficiales, en el mejor de los casos, cuando no de la muestra inequívoca de no tener idea de lo que va la cita del próximo 21 de abril.  

Ejemplo palmario fue el que dio Pedro Sánchez en Donostia, que acudió a proyectas a su candidato, Eneko Andueza, pero capitalizó el acto desgranando sus reproches a la oposición que le hace a él Alberto Núñez-Feijóo - que la semana que viene se hará una mini gira en apoyo de su filial vasca- en lugar de poner el acento en la que le hace EH Bildu al PSE. De Otegi y los suyos, a distancia, como si sus votos no existieran en Madrid.

Por cierto, que el reparto de papeles entre Otegi y Otxandiano se reprodujo en Tolosa. El primero aporta el carisma entre los suyos que no tiene el segundo, no sea que alguno se crea que el escaso entusiasmo de su candidato sea el signo de los nuevos tiempos en EH Bildu. Para despejar dudas, el no candidato Otegi se retrata como auténtica cabeza de cartel.

Insiste Imanol Pradales, que celebró en Getxo el acto central del PNV con Ortuzar y Urkullu, en que la coalición ni sus responsables admitan el palo al bolsillo que contemplan en sus programas a los hipotecados y los salarios medios, ni que expliquen en qué consiste su concepto de seguridad -que ya no es desarmada, por cierto- ni sus planes industriales, cuando se haya inflado el déficit para tomar posiciones en las empresas vascas. A falta de interlocución, volvieron los jeltzales a recordar que el silencio de Bildu es su no y ese no solo lo frena el voto en las urnas.

Otxandiano tampoco explica cómo se puede hacer una transición energética verde basada en las energías renovables y a la vez respaldar manifestaciones contra los proyectos que las quieren instalar. Ahí podría ayudar a EH Bildu Juantxu López de Uralde, de Podemos, que padece del mismo mal de discurso: ha pasado de defender los informes de Greenpeace sobre la autosuficiencia energética a base de parques eólicos y solares a no encontrar donde ponerlos. Pero el protagonismo era de Irene Montero en Donostia, que acreditó lo poco que sabe de Euskadi al afirmar que el PNV lleva 40 años desmontando Osakidetza; es decir, durante su creación y desarrollo por el PNV, eso sí. Luego ya fue a lo que sabe y nos habló de Ayuso y de la estación madrileña de Atocha, que a lo mejor es clave en el proyecto de Elkarrekin Podemos.

En plan estelar desembarcó también Yolanda Díaz para apoyar a Sumar y confirmar que cuando habla de vivienda solo habla de alquiler y que Sumar tiene la mejor política en eso, diseñada e impuesta desde Madrid. El PNV, dijo, no tiene imaginación para los retos que vienen. Luego, en un alarde de la suya,anunció el cambio, el fin del modelo y que Sumar es la única opción de progreso.

Por último, a la espera de que vuelva Feijóo a explicar que a Euskadi le hace falta ser como Galicia o como Madrid, el candidato del PP Javier De Andrés empezó hablando en Rioja Alavesa de educación, sanidad y seguridad para explicar que ellos son el partido de los agricultores. Se referirá a cuando Mariano Rajoy ofreció su tractor a Aitor Esteban. Pero luego no sembró más que malas hierbas.