QUE Vox no ha tenido la mayor de sus implantaciones en las regiones con una mayor identidad nacional –la CAV y Nafarroa, Galicia y Catalunya, incluso en las islas Canarias– frente a los positivos datos cosechados en las dos Castillas, Madrid, Murcia, Baleares o la Comunidad Valenciana es un hecho constatable. Tan solo es necesario mirar a los datos de las elecciones generales de 2023, en el que la ultraderecha dirigida con puño de hierro por Santiago Abascal –vasco de Amurrio y, para más señas, ex del PP– obtuvo por encima del 12% de los votos, con tres millones de sufragios. Su implantación sigue estando estancada en Euskadi, donde con poco más de 17.500 papeletas, la mayoría logradas en Araba, dio el salto al Parlamento. Con apenas el 2% del escrutinio total logró que Amaia Martínez se estrenara en el hemiciclo de Gasteiz. Muchos analistas políticos achacaron esta irrupción a la baja participación. Pero, a las puertas de una nueva cita con las urnas, ¿volverán a lograrlo el 21 de abril? ¿Repetirán el batacazo que experimentaron en Galicia?

Por lo pronto, el programa electoral de Vox para el 21-A no augura ningún cambio de calado en Euskadi, especialmente en sus aspiraciones de crecimiento. Conociendo que su eslogan electoral es Sabes que es verdad, que es su leit motiv en la CAV, apela a que defenderán “la unidad de España y la igualdad entre españoles”. De principio, no parece ser un buen target como gancho electoral de cara a la cita del 21-A –más sabiendo que los apoyos a los partidos de pulsión nacionalista suben como la espuma en la CAV en estos últimos años–, así como que combatirán “inmediatamente la inseguridad y la ocupación ilegal en nuestros barrios” tampoco parece el mejor banderín de enganche. Tampoco indica, de primeras, que su llamamiento a derogar la Ley vasca de Memoria Histórica y hacer lo propio con el Concierto Económico sean temas en primera línea de los problemas de los vascos y vascas, más preocupados en su día a día en otras cuestiones más acuciantes como el empleo, la vivienda o la sanidad.

Pero hay más cuestiones que muestran que Vox lucha contra corriente en Euskadi. Su oposición a atender a los menas, los menores extranjeros no acompañados que deben ser “repatriados con sus padres a sus países de origen de forma inmediata” o su propuesta de derogar “toda normativa y política inspirada en el Pacto Verde Europeo y la Agenda 2030 por las graves consecuencias que ha acarreado a la economía española, y en especial, para el sector primario”, o su negativa a aplicarla Ley de Transición Energética y Cambio Climático, aprobada en febrero de este año, o la Ley de Educación para “asegurar la enseñanza del español” tras “décadas de adoctrinamiento” que ahondan “ en el totalitarismo separatista” son ejemplos palpables de ello.

La directora de Deustobarómetro y catedrática de Sociología en la Universidad de Deusto, María Silvestre, estima que la escasa implantación de Vox en Euskadi viene por una explicación más bien sencilla. “No debemos olvidar que Vox en España recoge, básicamente, un voto que antes se dirigía al PP”, apunta. Y se refiere, y sin ambages, a que “se trata de un voto xenófobo, machista y nacionalista español”. Y “si vemos la ubicación promedia de la sociedad vasca en las escalas ideológicas observamos que se sitúa en el centro-izquierda y en el nacionalismo vasco”. Así, y a su juicio, en la CAV “apenas hay potenciales electores que respondan a los criterios ideológicos de la extrema derecha”. “Otro dato es que el peso de la migración en Euskadi –que solo representa el 12% de la población– por lo que el discurso xenófobo basado en mentiras de la extrema derecha tampoco convence ni cala en Euskadi”, profundiza Silvestre.

La ultraderecha, que en estos últimos cuatro años ha contado con una sola parlamentaria en Gasteiz –Amaia Martínez– busca al menos mantener ese asiento en el hemiciclo de la calle de Becerro de Bengoa, si bien Silvestre ve complicado, no solo que incremente esas cifras de 2020, incluso que mantenga su representación. “Los sondeos predicen que Vox puede quedarse, de nuevo, fuera del Parlamento Vasco, por lo que es previsible que sus resultados sean peores a los obtenidos en 2020.

La socióloga tiene claro que focalizar excesivamente la campaña en cuestiones que parecen alejadas de la realidad de Euskadi –unidad de España, inmigración ilegal, adoctrinamiento en las aulas, etcétera– no dará sus futuro el 21-A. No, al menos, para Vox. Ese discurso “está desubicado, no responde a las principales preocupaciones de la ciudadanía y no se fundamenta en datos reales”. Es más, según Silvestre, “trata de generar miedos en torno a la población migrante a la que relacionan con la delincuencia, pero no aportan datos reales ni fiables”. Esa ha sido, precisamente, la crítica que desde algunos sectores políticos se ha hecho a la formación de Santiago Abascal: Ha echado mano de datos inexactos para dibujar un panorama diferente al que realmente se vive en la CAV.

En todo caso, y pese a ser una opción minoritaria –”Vox en Euskadi es muy minoritaria y con una débil estructura”, alude Silvestre–, ”que Abascal sea vasco refuerza su papel y figura como principal portavoz del discurso de Vox en Euskadi”. En todo caso, sus opciones de entrar en el Parlamento Vasco son pequeñas, tanto que la socióloga de la Universidad de Deusto los ve “más fuera que dentro” del hemiciclo. “Como comentaba previamente, los sondeos y encuestas electorales sitúan más fuera que dentro del Parlamento Vasco a Vox. Sin embargo, las razones por las que Vox puede quedar fuera de las instituciones vascas no son las mismas que explican su situación en Galicia. En Euskadi, Vox carece de apoyos porque su discurso e ideología no tienen base electoral ya que pocas personas las comparten, mientras que en Galicia su debilidad se explica a partir de la fortaleza del PP, igual que ha ocurrido en las últimas elecciones a la Asamblea de Madrid”, concluye Silvestre. En todo caso, habrá que esperar a lo que decida la ciudadanía vasca el 21 de abril. En su mano está si se tiene un nuevo cordón sanitario a Vox.

Ideario de VOX

Defensa de la unidad y la igualdad entre españoles

Abogan por la defensa “sin fisuras de la unidad de la nación y la igualdad y solidaridad entre españoles frente a las élites separatistas que gozan de los privilegios que Sánchez les concede. Recuperaremos la simbología nacional y garantizaremos la presencia de nuestras Fuerzas Armadas y de las Fuerzas de Seguridad del Estado”.

Derogar toda las leyes progresistas

Afirma en su programa que derogarán “todas las leyes que atacan nuestra libertad y cortaremos la financiación a chiringuitos”. Además, garantizarán “el derecho a usar el español, empezando por derogar la obligación de examinarse en euskera en las oposiciones”.

Máximo respeto a los símbolos de España

Vox defiende “la presencia y el máximo respeto a los símbolos de España en el País Vasco, a la Bandera de España, al Escudo de España y al Himno nacional”. Además, instan a que todas las administraciones, entidades y organismos públicos cumplan la Ley 39/1981 por la que se regula el uso de la bandera de España.