ME van a disculpar de inicio el titular ramplón para resumir mis sensaciones en esta primera parte de campaña, pero es que no se me ocurre otra manera de expresarlo: estamos, de momento, en una campaña rara. Marcada por condicionantes que la están llevando por caminos inciertos y un tanto imprevisibles que seguramente incomoden de alguna manera a los correspondientes equipos responsables de campaña, tradicionalmente dados al control absoluto y a tener toda su estrategia bien atada.

Uno de esos condicionantes es, desde luego, un motivo feliz. Me refiero obviamente a la vigesimoquinta y catártica Copa lograda con tanto esfuerzo y agonía por el Athletic. Admitámoslo: el ansiado título ha sacado de la campaña electoral a toda Bizkaia. Físicamente, con la inmensa y apabullante marea rojiblanca presente en Sevilla, y sobre todo, mentalmente. Y esto no ha acabado aquí, ni mucho menos: la onda expansiva copera continuará durante toda esta semana hasta la explosión de júbilo colectivo del día de la celebración de la Gabarra. Un dato: el pasado domingo, día después del triunfo rojiblanco, se agotaban los periódicos en los kioscos, y ayer lunes, las ventas de prensa fueron también fulgurantes. La ávida lectura y consumo de las crónicas, anécdotas, declaraciones, fotos y pósters del equipo de Valverde son un reclamo mucho más poderoso que cualquiera de esas informaciones electorales que los periodistas intentamos hacer también mínimamente atractivas. Es un hecho: si ya cuesta que la información política, y en este caso, electoral, llegue a la ciudadanía, con un notición como el del Athletic haciendo historia, apaga y vámonos.

Esta campaña me produce también una sensación de extrañeza por un nombre propio: Pello Otxandiano. ¿Por qué ha sido el elegido para la Lehendakaritza si Arnaldo Otegi sigue siendo el gran protagonista? Le agradezco al veterano coordinador general de la coalición abertzale su entrevista a Onda Vasca después de tres largos años de peticiones, pero ¿por qué no ha venido (ni va a venir en campaña) el candidato a Lehendakari? ¿Dónde está Pello Otxandiano? ¿Quién es Pello Otxandiano? Me gustaría preguntárselo personalmente, pero parece que va a ser que no.

Por último, la campaña viene marcada y condicionada también por una tristísima noticia que la tiñe de luto. El fallecimiento de José Antonio Ardanza. No voy a tirar de hemeroteca, los obituarios ya están ahí con todo lujo de detalles, sino de recuerdos. Yo era un chaval cuando Ardanza fue Lehendakari, pero sí puedo asegurar que era un hombre cabal, carismático, con mucha personalidad. Y todo ello en una época muy complicada. Para mí, Ardanza quedará para siempre inmortalizado subido a aquel banco de Ajuria Enea intentando calmar a la gente indignada por el infame asesinato de Miguel Ángel Blanco. “Una llamada a la serenidad para evitar venganzas descontroladas”, dijo él mismo en una entrevista concedida a Grupo Noticias hace algo más de año y medio. Lo dicho, un hombre cabal. Un señor. Goian bego.