El parlamentario del PNV Iñigo Iturrate aseguró ayer que en las elecciones autonómicas del próximo 21 de abril se enfrentarán “dos opciones, modelos, y formas de hacer”, el de los jeltzales y el de EH Bildu, y advirtió de que ya se han dado avisos de sorpasso por parte de la coalición soberanista en el pasado, sin éxito. “Al final, la montaña ha acabado pariendo un ratón”, ironizó.

En una entrevista a Radio Euskadi, el representante jeltzale se refirió a la igualdad que reflejan las encuestas respecto a la próxima cita con las urnas y admitió que en los últimos comicios el PNV ha atravesado un “momento de retraimiento, en consonancia con lo que pasa con la mayoría de partidos de gobierno en Europa tras crisis tan importantes como las vividas”, mientras que EH Bildu está en “un momento dulce”.

No obstante, aseveró que “este aviso de sorpasso” él ya lo ha vivido en otras ocasiones, como en el año 2016. “Todo esto de nuevos tiempos, de cambio de ciclo, yo ya he vivido varios avisos”, que finalmente han resultado infructuosos, señaló.

En este contexto preelectoral, resaltó que, si hay “algo más claro que nunca es que son elecciones entre dos opciones, dos modelos, dos formas de hacer, dos trayectorias políticas y está más al pil pil que nunca”.

Por otro lado, consideró que, si EH Bildu superase en votos al PNV, sería “extraño ya que nunca ha sucedido”, pero no pasaría nada. En este escenario, “los partidos como en otras ocasiones tendrían que negociar porque llevamos muchos años en Euskadi sin mayorías absolutas”.

Consideró además que la propuesta de EH Bildu de gobernar juntos es “bastante poco creíble”, ya que “con una mano acarician y con otra atizan”. “Quien hasta la víspera te ponen como ejemplo de políticas neoliberales, te comparan con Vox y PP y al día siguiente, en función de como le da el aire o le viene a sus necesidades, te presentan como parte fundamental del bloque progresista. Es una estrategia electoral clara y bastante burda”, valoró.

Transferencia

Por otro lado, Iturrate dijo confiar en poder lograr un acuerdo sobre la competencia de emigración, aunque reconoció que “está costando” negociar con el Estado esta transferencia porque “el Gobierno central está pretendiendo disfrazar una encomienda de gestión, de transferencia, y no es lo mismo”. El Gobierno vasco aspira a gestionar esta competencia sin que esté “monitorizada o vigilada” desde Madrid, zanjó.