LAS famosas DANA también afectan a los procesos electorales. Aunque les parezca raro. Y no me refiero solo a que si llueve ganan unos partidos y, si hace bueno de domingueo en la playa, otras opciones son las que cuentan con ventaja.

Existen prolijos y documentados estudios internos de los partidos sobre cómo el tiempo atmosférico puede inclinar la composición de las asambleas hacia una opción u otra. De ahí que en algunas sedes se rece a Santa Barbara o se saque a San Bartolomé en rogativa por los pasillos. Mientras, en otras sedes contratan a un chamán para que conjure al dios de la lluvia.

Existen conspiranoicos, los he escuchado tinto en mano en el bar, que aseguran que esas líneas de vapor, que aparecen en los cielos últimamente formando extraños dibujos geométricos, las causan aviones contratados por el partido político que todos conocen para generar una tormenta de pedrisco el domingo. “Con el granizo solo sale a votar la militancia”, recalcan pidiendo otro txikito. La cosa es que, si hace bueno el domingo, el personal trinca la sombrilla y el tupper y se larga para todo el día. “Y solo vota la militancia”, oye. Así que vaya usted a saber la influencia real del clima dominical, por mucho que se especule sobre el particular.

Además, ahora llega una nueva DANA. Le han puesto nombre con iniciales a lo que toda la vida ha expresado un refrán: “Cuando marzo mayea, mayo marcea”. Y en esas estamos. Las DANA vienen a ser masas de aire frío, intensas y estrechas , ubicadas entre la troposfera y la estratosfera, a partir de los 10 kilómetros de altura y hasta los 50.

Esa masa de aire frío se aísla y empieza a bajar hasta colisionar con masas de aire templado que se encuentran más cerca de la corteza Ahí es cuando se organiza la intemerata. Chaparrones, vientazo, recogida de sombrillas en las terrazas y trabajos de peluquería echados a perder. Cuando la cosa se complica más le dicen Gota Fría.

Pues en las campañas políticas también se producen DANA. Este o aquel partido organiza su despliegue con un cronograma pulcro y una planificación de actos y mensajes impecable. Todo controlado. Todo muy en la zona del aire templado. Y, de repente, la masa de aire frío cae de golpe y arrasa con todo.

Le sucedió a EH Bildu con el asunto de las listas. Tardaron en darse cuenta de que la masa de aire helado se desplomaba. Y se encontraron en medio de una tormenta que sus barómetros no habían detectado. Otegi probó a atarse al palo de la vela mayor por mucho que la mar iba ya de gruesa a muy gruesa y los vientos eran rugientes. Pero la energía de la DANA terminó aconsejando recoger velas, aligerar la tripulación y remar discretamente. Sin palear fuerte para no levantar espuma hasta que se calmara el temporal.

Otra DANA, esta cíclica, se podría decir que hasta sistémica, es la que genera cada dos días Díaz Ayuso. En cualquier mitin, entrevista o comparecencia, genera ella misma una masa de aire frío que remueve la brisilla templada que trata de abanicar Feijòo. El ciclón dura un par de telediarios. Para el tercero, cuando Feijóo ya ha barrido la hojarasca e intenta retornar a su papel de señor conservador previsible, la DANA Ayuso la arma de nuevo.

Algunos partidos se encuentran ahora mismo en pleno reparto de chubasqueros de los gordos y paraguas de campo de golf. Las tramas de presunta compra de votos por correo constituyen una DANA potente. Diriase que Gota Fría de las de inundación destinada a declaración de zona catastrófica. Habrá quien tenga que nadar. Y guardar la ropa. Porque no recibirá flotador.