– Regeneración urbana. Dos términos que están marcando Erandio.

—Sí, es uno de los hitos más importantes. Regeneración urbana desde lo estético y también desde lo físico e, incluso, para atender otros retos como la movilidad o el cambio climático. Es una regeneración ya palpable en Kossler, donde había una industria y ahora son varios edificios de viviendas, un parque, una plaza, bajos comerciales y aparcamientos. Y ese modelo de regeneración se hará extensivo a otros espacios del municipio. Tenemos un microejemplo en Pagoeta con Gernika, tendremos un ejemplo brutal en Caesa dentro de unos años, y es la misma operación pensada para Tartanga.

Están convencidos de la actuación en Tartanga.

—El triángulo de Tartanga, frente al polideportivo, era un espacio de industrial donde había talleres, y durante mucho tiempo no se ha utilizado para nada, sólo para el ocio libre. Se va a recuperar el suelo, porque ha habido que hacer varias catas de descontaminación, y ahí llegarán nuevas viviendas, con espacios públicos y más aparcamientos subterráneos para afrontar los retos de las ciudades del futuro en las que tratamos de quitar los coches de las calles para que sean más amables, de reverdecer los entornos con una carga importante de arbolado, crear vivienda para que los proyectos personales, sobre todo de los jóvenes, se puedan realizar y generar lugares de encuentro. Estamos en el reto de la transformación y, como diría Elixabete Etxanobe, de la descarbonización. Y así vamos a apostar por la ciudad de los quince minutos en la que podamos vivir, comprar, jugar y muy importante, trabajar. Porque la apuesta que tenemos por la actividad económica es clara, tanto apoyando al comercio y la empresa urbana como a la de los polígonos.

Ha comentado en alguna ocasión que esta es la legislatura en la que el Ayuntamiento ha mantenido una relación más estrecha con las empresas.

—Históricamente, la relación más habitual entre empresas y Ayuntamiento es urbanística: piden una licencia, control de la actividad… Pero lo que buscábamos era dar mucho más sentido a nuestra política de empleo. Iniciamos el foro empresarial con mucha fuerza. Se han abordado las líneas de trabajo que ese foro decidió. Una de ellas tiene que ver con sostenibilidad y energía y hay un proyecto en ciernes que tiene muy buena pinta, que es de comunidad energética empresarial. Se están planteando objetivos importantes y se han generado redes de confianza, de manera que se dan los mimbres para las alianzas público-privadas.

Volviendo a los proyectos de regeneración: el de Lutxana también va definiéndose.

—Es un caso de una situación de oportunidad fundamental. El propietario del terreno tenía una vinculación muy afectiva con el espacio y no quería deshacerse de él. Desafortunadamente, falleció y sus hijos no guardan ese apego a la fábrica y estaban en disposición de escuchar ofertas. Una constructora apuesta por ese lugar, también motivada por la revalorización que está suponiendo todo el frente de la ría con el bidegorri. Cuando nos pregunta, lo primero que le decimos es que es indispensable que haga la descontaminación, el derribo… Tiene que efectuar todos estos trabajos previos, que ya están cerca. Luego, nos traslada una propuesta, a la que realizamos unos retoques y ello da como resultado la edificación de un piso o piso y entreplanta y un espacio verde muy amplio.

¿Qué otros proyectos para Erandio propone su candidatura?

—Destacaría, por un lado, una cuestión que nos han demandado bastante los vecinos de la zona más rural: la implantación del servicio de autobús los fines de semana. Estamos ahora mismo tratando de diseñar una ruta distinta, porque no estaríamos hablando de repetir las dos rutas los fines de semana, sino de hacer un camino diferente no pensado tanto para el acceso a los servicios, al médico, las compras… Hablamos de responder al ocio. Y, por otra parte, es cierto que estamos en un momento de descarbonización, pero todavía muchas personas tenemos coche. Para equilibrar este proceso de tránsito entre la ciudad del futuro y la realidad actual, planteamos un aparcamiento en la zona de Sprilur, para facilitar el acceso a las personas que vienen a trabajar. Y en Altzaga, tenemos el acuerdo del parking provisional con el administrador concursal de Caesa. Pero, de alguna forma, lo que planteamos para finiquitar el problema del aparcamiento, junto al que habrá subterráneo en Caesa, sería preparar el plan urbanístico necesario en el mercadillo. Así, se construirían unas viviendas ahí y un aparcamiento rotatorio en el centro del municipio.