LA guerra aérea sorprendió por vez primera a Zornotza el 28 de abril de 1937. Según el del parte de la Aviazione Legionaria firmado por el general Vincenzo Velardi, dos grupos de cinco cazas Fiat Cr.32 hicieron “servicios de escolta” a una serie de bombarderos “que no actuaron”. Como en otras ocasiones, los hechos distan de la verdad oficial plasmada en los partes de guerra. La escuadrilla de cazas y aviones de ataque a tierra bombardearon y ametrallaron Zornotza y un vecino recibió un balazo cuando se asomaba por la ventana de su habitación. Un día más tarde, los Heinkel He51 y los Fiat Cr.32 repitieron los ataques. “Hoy ha seguido el enemigo bombardeando Zornotza (Amorebieta). Primero, hacia las cuatro de la tarde, y luego, próximamente a las cinco, descargó su metralla sobre el pueblo. Arrojó algunas bombas”. Murió una persona y cinco más fueron heridas. El 30 de abril los mismos aviones volvieron a atacar la villa y las posiciones de Urremendi.

Tras la caída de Durango el 28 de abril, las carreteras de Zornotza a Lemoa y de Zornotza a Galdakao fueron testigo de un constante ametrallamiento aéreo por espacio de mes y medio. Wolfram von Richthofen, jefe de estado mayor de la Legión Cóndor, ordenó a sus hombres conducir experimentos de guerra. Tal como atestiguó Hans Wandel, piloto de Heinkel He51, se le ordenó ametrallar “cuanto se moviera” a 900, 600 y 500 metros de altura y anotar en su libreta de vuelo el número de objetivos que alcanzaba. El objetivo era averiguar cuál era la relación entre la altura de ametrallamiento y el rango de error. Además de dos ametralladoras MG 17 que podían disparar 40 balas de 7,92 mm. por segundo, los Heinkel He51 podían cargar hasta seis bombas de diez kilos. Los He51 actuaban en grupos de tres aparatos o “cadenas”. El líder de la “cadena” observaba un objetivo y atacaba en picado, ametrallando para asustar a las víctimas, que salían corriendo, desconociendo que detrás venían otros dos aviones; el segundo aparato elegía al grupo de víctimas que, descendiendo hasta 40 metros a 250 km/h, ofrecían un blanco fácil. Por último, el tercer aparato soltaba una o varias de las bombas sobre los supervivientes.

Este tipo de actividad dio lugar a apuestas entre los pilotos, los cuales eran perfectamente conscientes de que dedicaban su tiempo a ametrallar civiles.

Segunda fase

Estos bombardeos y ametrallamientos aéreos del frente de Zornotza se registraron casi a diario durante una semana, pero a partir del 10 de mayo, los ataques se hicieron mucho más persistentes y demoledores. En opinión del cónsul británico Ralph Stevenson, la población había aprendido a vivir bajo los constantes bombardeos.

Según el informe del embajador británico Henry Chilton, el día 16 de mayo las posiciones vascas fueron bombardeadas a lo largo de todo el día por 19 Junkers Ju52 y escuadrillas de Heinkel He51 acompañadas por once cazas. El reportero George Steer, que presenció el ataque aéreo, escribió que “de acuerdo con los métodos utilizados de Gernika, pero tal vez temerosos de generar otro alboroto internacional, bombardearon Zornotza con incendiarias el domingo 16 de mayo. Pero no lo hicieron de forma continuada, no querían iniciar un gran incendio y otra historia desagradable. Observé el bombardeo y recogí las bombas incendiarias sin explotar”. Steer advirtió que eran más pequeñas que las utilizadas en Gernika, pero con una mezcla de termita más activa y efectiva. Este tipo de incendiarias fue la que se utilizó en Zornotza. Los alemanes habían utilizado tres tipos de bombas incendiarias en Bizkaia.Evidentemente estaban experimentando con el terror.

Todas las unidades de la Legión Cóndor actuaron en masa el 17 de mayo, “desencadenando violentos ataques sobre Zornotza”. Después de densos bombardeos, unidades de infantería rebeldes tomaron “con facilidad” las cotas 282, 279 y 268 al norte de la villa y cota 288 al noreste de la misma. Los Junkers Ju52 de la unidad de bombardeo pesado K/88 atacaron tres veces las posiciones al este, al sur y al oeste de Zornotza mientras los Heinkel He111 y Dornier Do17 de la unidad de bombardeo experimental VB/88 atacaron tres veces las carreteras al oeste y noroeste de la villa. Los cazas y aviones de ataque a tierra de las unidades J/88 y A/88 realizaron ataques a baja altura “en los contornos de Zornotza”. Aparatos italianos y españoles también atacaron la localidad que, según el parte de las Fuerzas Aéreas del Norte, “tiene aspecto de haber sido abandonada”.

La captura de la villa

El 18 de mayo las tropas rebeldes tomaron Zornotza después de que la villa y sus alrededores hubieran sufrido 29 ataques aéreos. Steer señaló que los fuegos producidos por los bombardeos de los días 16 y 17 de mayo aún no se habían podido sofocar cuatro días más tarde. Como habían hecho en Irun, Eibar, Mungia y Gernika, cuando las tropas rebeldes tomaron el lugar, acusaron a los “rojos” de haber incendiado la villa en su retirada.

El día 19 de mayo no se registraron bombardeos pesados debido al mal tiempo y, consiguientemente, no se produjo avance alguno de la infantería rebelde. Tal como relató el reportero de Euzkadi, el miércoles 19 de mayo fue “un día de tranquilidad impuesta por el tiempo a los facciosos. Los rebeldes, como se viene comprobando, no se deciden a atacar nuestras posiciones sin contar con el apoyo de su aviación. Podrá su artillería, con gran lujo de piezas, batir nuestros atrincheramientos, nuestros nichos y nuestras concentraciones. Pero esto no es lo bastante para que la infantería fascista se vuelque en masa ante los parapetos leales. Necesita, por el contrario, que los aviones alemanes se dediquen a castigar a nuestras fuerzas antes de la operación, en su desarrollo y en su desenlace. Primero, para bombardear la línea a atacar y la retaguardia. Después, para ametrallar a ésta, evitando los refuerzos por carretera y de posición a posición. Y, por último, para concluir ametrallando a los gudaris y a la población civil en el caso de producirse una retirada en terreno favorable a su acción dominante, en la que han puesto repetidamente de manifiesto sus instintos criminales, anticristianos”.

Caída del ‘frente de Zornotza’

De hecho, entre el 20 y el 19 de mayo, se reprodujeron los bombardeos en masa en lo que los partes rebeldes continuaban denominando “el frente de Zornotza”, ya que las unidades de infantería que querían abrirse paso a través de Galdakao, hacia Bilbao, apenas habían conseguido avanzar. Los días 22, 24 y 29 de mayo las posiciones del frente y las de montaña en Bizkargi y Lemoatx fueron atacadas en doce ocasiones con toda la fuerza aérea disponible en el frente vasco. Pero, pese a todo, a finales de mayo el general Hugo Sperrle escribió en su parte de guerra que, “a pesar de la fuerte intervención de las fuerzas aéreas de la Legión Cóndor, escuadrillas españolas y Legionarias [italianas], sólo se avanzó poco en la parte de Zornotza”. No será hasta después de los implacables ataques aéreos de los días 11, 12 y 13 de junio de 1937 que los partes rebeldes consideren que el “frente de Zornotza” había sido vencido.

Con 49 bombardeos aéreos, el frente de Zornotza, que incluye el municipio de la villa y las posiciones de montaña inmediatamente adyacentes, sufrió junto con el Gran Bilbao y Legutio los ataques aéreos más densos y masivos de la Guerra de Euskadi. l