¿Cómo recibió el anuncio del fin de los 'ongietorri' por parte del colectivo de presos?

—Hace ya mucho que denunciamos que era un sinsentido dañar de esa manera a las víctimas. Que ahora nos digan que van a homenajear a los etarras en privado porque no les interesa hacerlo público, no creo que sea como para darles las gracias. Deberían dejar de aplaudir a los asesinos, una sociedad sana no puede tragar con naturalidad que se les apoye, aunque sea en privado.

Su partido ha establecido una conexión entre ese comunicado y la aprobación de los Presupuestos del Estado. ¿Está de acuerdo?

—Hay una conexión clara porque es una decisión táctica. Se dejan de hacer públicos porque creen que no les beneficia y porque es muy difícil de sostener para Sánchez pactar con quien organiza estos homenajes. No lo hacen por convicción sino para avanzar en la estrategia de blanqueamiento de un espacio político que todavía no ha hecho un recorrido democrático. No condenan el pasado terrorista de ETA sino que tratan de construir un relato que justifica los asesinatos de ETA.

El mes pasado se celebró un nuevo Día de la Memoria y el PP no estuvo presente en los actos oficiales. ¿Es una imagen edificante?

—Nosotros pactamos el Día de la Memoria hace ya muchos años con el PSE y el PNV para recordar a las víctimas de todos los terrorismos, de ETA, del GAL, de la extrema derecha o los yihadistas. Para contentar a Bildu, en los últimos años se ha tratado de desnaturalizar ese día e incluir la memoria de otro tipo de vulneraciones de derechos humanos como los abusos policiales, que seguramente tendrán que tener su propia fecha, pero no mezclar todas las violencias. Cuando tratas de mezclarlo todo lo que buscas es diluir las responsabilidades. Y cuando las propias víctimas no están de acuerdo con los homenajes en los que está Bildu, estamos con las víctimas.

El Gobierno vasco ha suscrito un pacto con EH Bildu para ampliar la mayoría que aprobará los Presupuestos de 2022. ¿Cómo lo ve?

—El PNV avanza hacia un frente abertzale que va en contra de muchas de las cosas que han dicho en los últimos años. Ese acuerdo con Bildu se aleja de la moderación, va en contra de las clases medias, genera incertidumbre e inestabilidad y ahuyenta las inversiones. Hay muchísima gente moderada que votó al PNV pensando que podría ser un freno a los más radicales y ahora está muy preocupada porque el PNV decida pactar la política económica y la educación con Bildu. Creo realmente que es un acuerdo malo para el País Vasco y alumbra el camino hacia una deriva radical del PNV que no compartimos.

Por su parte, el PP presentará una enmienda a la totalidad. ¿No había ningún resquicio para el acuerdo?

—Hemos intentado el acuerdo y el PNV ha preferido acordar con Bildu. Planteábamos bajar los impuestos para beneficiar a las familias y a los autónomos, igual que en Álava, donde he visto a un PNV y PSE cerrados en banda cuando les hemos hecho propuestas en positivo para mejorar los servicios sociales o reactivar comercialmente Vitoria. Con récord en la recaudación había margen para beneficiar a las familias y reactivar el tejido productivo.

¿Cómo ha visto la pugna entre el lehendakari Urkullu y la Comunidad de Madrid a cuenta de la fiscalidad, en la que una parte abogaba por garantizar los servicios públicos y la otra por bajar impuestos?

—Como se está demostrando en otras comunidades, se pueden garantizar los servicios públicos con una fiscalidad más amable. Al final consigues más inversiones, actividad económica y consumo, y por tanto, más ingresos. Los propios representantes de los empresarios vascos salieron a pedir rebajas de impuestos porque dijeron que el País Vasco está perdiendo atractivo y competitividad, y que hay una fuga de talento, inversiones y empresas.

¿Ha pasado a mejor vida la coalición del PP y Ciudadanos?

—La coalición sigue funcionando en el Parlamento Vasco pero es verdad que en los últimos tiempos hay personas de Ciudadanos que se están incorporando al PP. Y el PP tiene que seguir trabajando para unir a todas aquellas personas de centroderecha que defienden un País Vasco fuerte en una España unida. Tenemos que reagrupar alrededor del PP, con un discurso moderado y sensato, a todo el constitucionalismo que se siente huérfano por un PSE que les ha abandonado, para defender con naturalidad una manera de sentirnos vascos y españoles.

¿A qué aspirará el PP en las próximas elecciones autonómicas?

—Lo que estamos viendo nos tiene que llevar a construir un PP vasco autonomista capaz de recuperar la confianza de mucha gente que votó al PNV y que no es nacionalista.

La dirección estatal del PP, ¿tiene en cuenta la especificidad del PP vasco, sus particularidades?

—En este momento la dirección nacional ha asumido plenamente que el PP vasco tiene capacidad de decisión propia y atiende a la posición que desde aquí se marca.

Pero Génova apartó a Alfonso Alonso e impuso a Carlos Iturgaiz como candidato a lehendakari.

—Aquello fue traumático para nosotros pero desde ese momento hemos tratado de recomponer el partido, actuar con lealtad y pensar que esto no va de personas, sino de que alrededor de Carlos Iturgaiz todos formamos un equipo en el que estamos trabajando por recuperar el espacio perdido en el País Vasco.

Cayetana Álvarez de Toledo ha llevado su perfil de verso suelto más lejos que nunca. ¿Calificaría sus declaraciones de 'fuego amigo'?

—Seguramente ha llegado demasiado lejos pero el PP no es una secta y es importante que haya muchas voces. Si aspiramos a ser una fuerza de mayorías de gobierno, en el PP caben distintos perfiles. Lo que es importante es que todos rememos en la misma dirección.

La elección de Enrique Arnaldo y Concha Espejel, a propuesta del PP, como miembros del Constitucional ha sido muy polémica. ¿No se pudo optar por otros perfiles?

—Defendemos un cambio de la ley para que a los jueces los elijan los jueces. La izquierda quiere que todos los jueces sean elegidos por los políticos y mientras esa ley no se cambie, el PP tendrá que elegir a los jueces que son a propuesta del PP, no el PSOE. Desconozco por qué se ha elegido a estas personas, imagino que tienen una larga trayectoria profesional y un reconocido prestigio.

¿Cuál puede ser la solución a la pugna entre Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado por el liderazgo del PP en la Comunidad de Madrid?

—Nos sentimos muy identificados con el proyecto que representa Díaz Ayuso y también con el discurso del alcalde Martínez-Almeida, son dos valores fundamentales en el PP y ambos trabajan para que Pablo Casado sea presidente del Gobierno. Necesitamos que esta polémica cese cuanto antes e internamente suena que habrá un acuerdo que pasa por el entendimiento y un clima de colaboración. No hay discrepancia política, defienden el mismo proyecto.

Parece que el PSOE ha metido la Ley de Memoria Democrática en el congelador ante el rechazo frontal de ERC. ¿Cómo lo ha visto?

—Hay determinada izquierda empeñada en enredarnos en discursos y enfrentamientos del pasado y que solo busca la confrontación. Cuando hablamos de la Transición tenemos que poner el acento en la reconciliación entre españoles que pensaban distinto. Lo que buscan Podemos, Sánchez y los independentistas es debilitar la democracia, romper con la Transición supone devolvernos a la España del enfrentamiento civil. Ése es el planteamiento más negativo que se puede hacer hoy, además de peligroso.

Tras su polémica por acudir a una misa en honor a Franco, Casado visitó Euskadi. ¿Qué les contó?

—Es una anécdota que se ha querido sacar de contexto, no se buscó una iglesia extraña, simplemente entró en la catedral de Granada que era la que tenía al lado de su hotel.

Si el PP suma con Vox tras las elecciones generales, ¿se unirán para echar al Gobierno de Sánchez?

—Trabajamos para conseguir una mayoría suficiente que nos permita gobernar sin Vox como hemos hecho en Madrid y en Andalucía, sin tener que depender de terceras fuerzas y con apoyos puntuales. Estamos demostrando que no se cede a ninguna pretensión de Vox que no compartamos, hay líneas rojas que no vamos a traspasar.

"El PP tiene que trabajar para unir a todos los que defienden un País Vasco fuerte en una España unida"

"Internamente suena que habrá un acuerdo entre Casado y Ayuso que pasa por el entendimiento"

"Romper con la Transición supone devolvernos a la España del enfrentamiento civil, es algo peligroso"