Pablo Iglesias asume que se batirá en duelo en solitario frente a Isabel Díaz Ayuso tras el portazo de Más Madrid, lo que frustra una coalición de izquierdas en las urnas el próximo 4 de mayo. Las heridas provocadas por la escisión de Unidas Podemos con la marcha de Iñigo Errejón parecen no haber cicatrizado y ni siquiera el temor a un gobierno de la lideresa del PP con la colaboración de Vox sirve para recuperar las esencias e identidad con que irrumpió en el panorama político la marca morada. Más allá de los egos personales, hay voces que se amparan en el análisis de que la suma individual de ambas formaciones junto al resultado que obtengan los socialistas de Ángel Gabilondo puede resultar más fructífera que la vía de aunar todas las siglas bajo un mismo paraguas, toda vez que con la presencia del todavía vicepresidente segundo del Gobierno español Podemos se aseguraría la representación al superar el umbral del 5% de votos. Con todo, Iglesias expresó su “máximo respeto” al rechazo de la fuerza errejonista pese a que la candidatura unitaria “habría despertado mucha ilusión”.

En su estrategia cocinaba la idea de movilizar conjuntamente al electorado de los barrios más desfavorecidos de la Comunidad mientras el PSOE-M podría acaparar parte del respaldo que perdería Ciudadanos y el sector más moderado de los populares. Aún así, el secretario general de Unidas Podemos aboga por “salir con todo para frenar a los ultras y ganar Madrid”. Su reflexión llegó después de que la candidata de Más Madrid, Mónica García, considerara que la situación en el epicentro del Estado “no es una serie de Netflix” y, sin citar expresamente a Iglesias, reflexionó que “las mujeres estamos cansadas de hacer el trabajo sucio para que en los momentos históricos nos pidan que nos apartemos, hemos demostrado con creces que sabemos frenar a la ultraderecha sin necesidad de que nadie nos tutele”. Médica de la sanidad pública y combativa en sus alegatos contra Díaz Ayuso, García precisó que a la ”irresponsabilidad” de la presidenta madrileña “no podemos sumarle ni más frivolidad, ni más espectáculo, ni más testosterona”. De seguido, el propio Errejón colgó un tuit puntualizando que “el feminismo nos ha enseñado que no siempre tenemos que ser los protagonistas”. Aseveraciones que, sin duda, señalan directamente a Iglesias.

Más Madrid entiende que disponer de tres opciones de izquierdas “es la mejor forma de movilizar con garantías de representación y lograr que ningún voto se quede en casa”, instando a “no dedicarnos a mirarnos el ombligo, a hablar de nosotros mismos o darnos golpes de efecto porque nos desvía de lo más importante”. La portavoz de Unidas Podemos en la Asamblea, Isa Serra, bajo la soga de una posible inhabilitación que decantó el movimiento de Iglesias, cree que esta postura es un “error” al atravesar una “oportunidad histórica” que, a su juicio, “se merecía hablar”. “El feminismo es poner por delante los intereses colectivos a los individuales y sentarse a hablar”, replicó. También el ministro de consumo, Alberto Garzón, lo calificó de “error notable”, en tanto que “la unidad no es la respuesta a todo, pero sí es un estímulo que permite hacer las cosas diferentes a 2019: y entonces gobernó Ayuso. Esta nueva ocasión requería unidad y humildad. Dicho esto, mucha suerte a quienes han pensado y decidido lo contrario”, en alusión a Errejón.

Desde Moncloa y Ferraz miran al día después. La vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, animó a ser capaces de entenderse y no olvidar que “el adversario es la derecha cainita, los depredadores de lo público” que han entrado en política “para enriquecerse ellos y sus amigos”. Aunque para ello primero deben dar los números.

Denuncia del PP

Paralelamente, en Génova reclamaron la dimisión de Iglesias y que Pedro Sánchez reduzca su Gabinete, acusando al líder de Podemos de ser un “vago redomado con categoría de vicepresidente”, en palabras de la portavoz en el Congreso, Cuca Gamarra, quien espera que el 4-M sirva para que “el resto de españoles den las gracias a los madrileños por sacarle de la política”. De hecho, el PP de Madrid denunció ante la Junta Electoral Provincial de Madrid a Iglesias por el vídeo que lanzó en redes sociales para anunciar su candidatura al estimar que vulnera “los principios de neutralidad, imparcialidad e igualdad”. Entre tanto, Vox afila sus garras ansioso por incidir en las políticas, previsiblemente regresivas, en la Comunidad. El secretario general de la formación de ultraderecha, Javier Ortega Smith, confía en las urnas para “a ver si conseguimos que Iglesias huya de las fronteras de España, abrumado y acobardado por la traición que ha cometido contra los españoles, de cómo abandonó a nuestros ancianos en las residencias, de cómo intenta meter al comunismo chavista y castrista de España”. Un discurso con el que conecta sin ruborizarse la propia Díaz Ayuso.

Desde la CAV, la filial morada, Elkarrekin Podemos, aplaudió la audacia de Iglesias. Su portavoz en el Parlamento Vasco, Miren Gorrotxategi, aseguró que “todos esperábamos que se produjera algún movimiento” por parte de un líder o de una candidatura “potente” en el espectro de la izquierda para “hacer frente a ese peligro que asoma”. También la coordinadora general de Podemos Euskadi y diputada en el Congreso, valoró “un paso valiente y generoso de alguien que ejerce como líder” para “hacer frente a la extrema derecha”, aunque lamentó que no pueda culminarse una lista conjunta con Más Madrid, que a su entender es el deseo de la ciudadanía.