Los graves altercados de la noche del sábado en Barcelona tras una manifestación de apoyo a Pablo Hasél, en los que se prendió fuego a un furgón de la Guardia Urbana con un agente en su interior que tuvo tiempo para salir, suponen, según el Govern, un “salto cualitativo” en la violencia de estas protestas que se debe cortar “antes de que se vaya de las manos”. Este debate, además, irrumpe en plena negociación de investidura, donde la CUP había apalabrado con ERC medidas sobre el modelo policial que ahora se ven condicionadas por el hostigamiento que padecen los agentes.

El conseller de Interior, Miquel Sàmper, mostró el domingo su preocupación tras constatar que en los últimos días se está viendo “una violencia desbocada e inaudita” entre los alborotadores que actúan en Catalunya, y advirtió de que “ahora estaríamos hablando de un muerto” si llega a explotar la furgoneta. “El momento es de dificultad extrema y requiere de paz, tranquilidad y dejar que la policía haga su trabajo”, señaló el conseller, que rechazó que se pueda aceptar la pretensión de la CUP de disolver a la unidad antidisturbios de los Mossos. “Para mí no es negociable”, aseveró.

Con la intención de contener esta creciente violencia, está previsto que este lunes se reúna el propio Sàmper con el vicepresident de la Generalitat en funciones y candidato de ERC, Pere Aragonès, y la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que ayer se desplazó hasta la comisaría de la Guardia Urbana atacada. Según Colau, habrá que escuchar las explicaciones y las valoraciones de los profesionales de seguridad y de orden público para poder “contener esta situación”, con una “violencia que preocupa” y que es siempre rechazable, y añadió que el ataque a la furgoneta mediante líquidos inflamables es “inaceptable, inadmisible e inmoral”. La alcaldesa explicó que el agente que se hallaba dentro de la furgoneta cuando fue incendiada “se encuentra perfectamente”.

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Por su parte, la candidata a la presidencia de la Generalitat de la CUP-Guanyem, Dolors Sabater, aseguró que la quema de la furgoneta con un agente dentro supone “un riesgo para la vida que marca un límite”, pero consideró que “no sirve de nada” condenar los altercados como “si fuese la solución” y además es “hipócrita”.

Por contra, el candidato del PSC, Salvador Illa, aseguró que “quien no condene explícitamente la violencia y no dé apoyo sin fisuras a los Mossos y a las fuerzas de seguridad está inhabilitado para gobernar” en Catalunya. Illa reclamó el fin de la violencia que se está viviendo en Barcelona y otras poblaciones catalanas, y advirtió de que “corremos el riesgo de que se nos escape de las manos si no actuamos con la debida contundencia”, mientras denunció “la tibieza con la que responden algunas formaciones políticas” a estos altercados.

“El momento es de dificultad extrema y requiere dejar a la policía que haga su trabajo”

Conseller catalán de Interior