Los socialistas vascos se resisten a dar luz verde a la formación de un nuevo gobierno liderado por Iñigo Urkullu. PNV y PSE se encuentran inmersos en la fase decisiva para alumbrar el programa, pero los socialistas quieren apurar sus opciones de influir en las medidas y hacerse valer en la negociación, en la medida en que sus diez escaños proporcionan al PNV la mayoría absoluta necesaria para garantizarse la estabilidad en los próximos cuatro años. Fuentes de la ejecutiva de Idoia Mendia consultadas por DEIA enfrían las expectativas de un pacto inmediato y ven complicado que el programa quede cerrado esta semana. Su posición deja ver que quieren sacar el máximo rendimiento al diálogo, lo que supone poner en cuarentena las voces jeltzales que cada vez con mayor claridad creen que el grueso del acuerdo está listo y hay que arrancar cuanto antes, como la consejera Tapia ayer mismo, aunque admitió que quedan “flecos”.

Fuentes socialistas creen que quedan “muchas cosas de las que hablar”, ya sea porque en algunas materias persisten las diferencias, o porque ni siquiera se han llegado a abordar. En el primer grupo, no solo citan el encaje de Euskadi en el Estado o el nuevo estatus de autogobierno (donde hay “discrepancias y se deben resolver”), sino que también mencionan las reformas que habrá que acometer en el futuro sobre el sistema sanitario, u otros debates en materia económica y social. Confían en que la semana que viene se pueda rematar el programa, para abordar a partir de ahí la fórmula del gobierno, donde marcan otros dos criterios que anticipan su intención de exprimir sus opciones: reivindican un peso cualitativo acorde con tener la llave de la mayoría absoluta, y que las prioridades del programa se plasmen en la estructura del ejecutivo. Su horizonte, además, es el 3 de septiembre, la fecha de investidura, y no el plazo para registrar candidatos, el viernes de la semana que viene.

Da la sensación de que los relojes de PNV y PSE no están del todo sincronizados. Fueron los jeltzales quienes apostaron por cerrar el acuerdo programático y de gobierno antes de que finalice el plazo para registrar candidatos a la investidura, el 28 de agosto, el viernes de la próxima semana, lo que supone añadir un plus de velocidad e imponerse un plazo más corto que el pleno de investidura previsto para el 3 de septiembre. El PNV quiere un gobierno con mayoría absoluta cuanto antes para afrontar la pandemia y la caída del empleo, y para evitar también que se prolongue el carrusel de filtraciones a la prensa.

Desde el PSE aseguran a este periódico que su “horizonte” es el 3 de septiembre y nunca se han fijado el objetivo del 28 de agosto, aunque puede tratarse de una cuestión de matiz: las mismas fuentes aclaran que, en realidad, para llegar al día 3 de septiembre es necesario realizar antes la consulta entre la militancia socialista y, por tanto, cerrar previamente y con cierto margen el acuerdo con el PNV. Los socialistas dicen que la consulta se puede hacer en un día, pero que son necesarios unos dos días para dar publicidad a la convocatoria e informar a la militancia. Teniendo en cuenta que la investidura es el jueves 3 de septiembre, el pacto no podrá alejarse mucho del 28 de agosto señalado por el PNV y el calendario aboca a no dejar correr mucho más el tiempo. Sin embargo, limitarse con un plazo más corto que la investidura resta a los socialistas opciones de llevar el pulso negociador hasta el final, aunque sea por un puñado de horas. El PNV tendría que ratificar el pacto en una Asamblea Nacional en torno al día 31 de agosto.

Los socialistas no quieren contraponer su discurso al pronunciado ayer por la consejera jeltzale, la todoterreno Arantxa Tapia, que además de llevar las riendas del proceso de desescalada en la pandemia del coronavirus, se encarga de la reactivación económica y las infraestructuras y se prevé que tenga un papel muy destacado en el próximo gobierno. Tapia había dicho a Radio Euskadi que el programa está “prácticamente finalizado”, aunque reconoció que los “flecos” están demorando la firma.

El PSE añade que no ha abordado la fórmula de gobierno, pero anticipa que debe responder a las prioridades del programa. Para los socialistas deben ser la salud, recuperación económica y del empleo, y que sea en términos justos para que nadie se quede atrás. Aclaran que no tiene que implicar que alguna de esas áreas asuma el rango de vicelehendakari-tza, y que la deba ocupar Mendia. Por otro lado, no están haciendo fuerza con la idea de tener más que las 3 consejerías que gestionan ahora, pero sí piden dimensionarlas dotándolas de contenido. Han gestionado Comercio, Turismo y Consumo (Sonia Pérez), Vivienda y Medio Ambiente (Iñaki Arriola), y Trabajo y Justicia (María Jesús San José).