Se acabaron las ceremonias. El Parlamento Vasco cumplirá hoy con el último trámite antes de la sesión de investidura del lehendakari: aprobará en un pleno muy breve el dictamen de la comisión de incompatibilidades que estudia si la labor de algún parlamentario le impide ejercer el cargo. Al término de la sesión, la presidenta de la Cámara, la jeltzale Bakartxo Tejeria, confirmará que la investidura tendrá lugar el 3 de septiembre, con la intención de que el lehendakari, previsiblemente Iñigo Urkullu si todo marcha según lo previsto en las negociaciones con el PSE, jure el cargo en la Casa de Juntas de Gernika el 5 de septiembre. Es el único candidato con opciones reales, y la mayoría absoluta de 41 escaños que suman PNV y PSE le permitiría ser proclamado en una primera votación, sin esperar a un segundo intento por mayoría simple. Pero podría no ser el único en presentarse, y no es descartable que lo haga Maddalen Iriarte para presentarse como alternativa desde EH Bildu, o incluso Amaia Martínez, la única representante de Vox, que desde el pleno de constitución del Parlamento Vasco está enfrascada en una dinámica donde se presenta a sí misma como aspirante para distintos puestos (se votó para los diferentes asientos de la Mesa) aunque no tenga ningún respaldo.

La candidatura de EH Bildu encaja con la aspiración de la coalición abertzale de escenificar su alternativa y fijar la mirada en las elecciones previstas para dentro de cuatro años, donde cree que aún tiene margen de crecimiento. EH Bildu no ha ocultado su malestar por las últimas decisiones que le han restado escaparate en el Parlamento Vasco, como la pérdida de uno de los dos representantes que anhelaba tener en la Mesa, y su bajada en el escalafón, al pasar de la primera vicepresidencia a la segunda. Tampoco ha tenido un altavoz en una ronda paralela de contactos para la investidura. Se ha reunido con los sindicatos pero, a nivel político, el PSE no le ha dado ninguna cancha y se ha centrado desde el primer minuto en las opciones de explorar la alternativa más realista, que pasa por repetir su gobierno de coalición con el PNV. Los jeltzales, por su parte, también cortocircuitaron a EH Bildu al negarse a entrar en un carrusel de contactos para la investidura a sabiendas de que la vía más directa era el PSE, y solo se han reunido con los socialistas. De ahí que Iriarte pueda necesitar la sesión de investidura para presentar su proyecto. Ya lo hizo en 2016, aunque entonces tampoco logró amarrar los votos de Elkarrekin Podemos y está por ver las opciones que tendría ahora. Ese movimiento no pondría en riesgo la investidura de Urkullu para un tercer mandato.

La sesión de investidura se va a celebrar en plena segunda ola del coronavirus, aunque no es el primer pleno que se realiza en estas circunstancias y la papeleta parece más o menos resuelta con las marquesinas de metacrilato para separar a los parlamentarios. Siempre existe el riesgo de que alguno de los 75 parlamentarios pinche a última hora por contraer el virus y no pueda acudir, pero algunas fuentes apuntan la opción de que se delegue el voto por un acuerdo unánime aunque no esté previsto en el reglamento, salvo para los embarazos. No se contempla un pleno telemático para una sesión de tanto relumbrón como la investidura.

PNV y PSE siguen negociando un acuerdo que no se espera para las próximas horas. Están inmersos en el acuerdo programático, y los socialistas insisten en que no se hablará de la fórmula de gobierno hasta el final, aunque está tomando fuerza la hipótesis de una vicelehendakaritza para Idoia Mendia, que genera debate dentro del socialismo.