El lehendakari en funciones, Iñigo Urkullu, ha participado este sábado en una inédita celebración de la festividad de San Ignacio, patrón de Gipuzkoa y Bizkaia, en el santuario de Loiola, en Azpeitia, que ha estado marcada por el COVID-19, la ausencia de festejos, el distanciamiento social, el gel hidroalcóholico y las mascarillas.

La supresión de la recepción a las autoridades que cada año tiene lugar en la plaza del Ayuntamiento de Azpeitia ha sido una de los cambios principales motivados por la pandemia, con la consecuencia de que tampoco esta año ha tenido lugar la comitiva que habitualmente los representantes institucionales realizan a pie hacia el santuario de Loiola.

Por el contrario, en esta ocasión, Urkullu, quien ha acudido acompañado por su esposa, Lucía Arieta-Arauñabeña, se ha dirigido directamente a la explanada del templo, inusualmente vacia, donde le esperaban la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria, el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, y el presidente de las Juntas Generales (JJGG) del territorio, Xabier Ezeizabarrena, todos ellos provistos de las correspondientes máscaras protectoras.

La portavoz foral, Eider Mendoza, y el diputado de Hacienda de Gipuzkoa, Jabier Larrañaga, han sido otras de las autoridades que han acudido a la basílica de Loiola, obligada a reducir notablemente su aforo y a extremar las medidas sanitarias de seguridad para prevenir contagios mediante dispensadores de gel hidroalcohólico, que unos voluntarios han ofrecido a todos los fieles antes de acceder al interior del templo.

Lo excepcional de la celebración de este año se ha traducido también en la ausencia de protestas como las que, en otras oportunidades, colectivos como la plataforma de familiares y allegados de presos de ETA, Etxerat, o grupos de pensionistas han solido llevar a cabo en este lugar.

Urkullu, quien participó ayer en la Conferencia de Presidentes que tuvo lugar en San Millán de La Cogolla (La Rioja), tras pactar con el Ejecutivo central la senda de déficit para Euskadi, ha declinado en esta ocasión realizar declaraciones a la prensa, al igual que la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejeria.

Durante la celebración de la tradicional misa de San Ignacio, el obispo de Donostia, José Ignacio Munilla, encargado de oficiar la eucaristía, ha anunciado que el próximo año se celebrará el 500 aniversario del itinerario vital de San Ignacio, que comenzará el próximo 20 de mayo en conmemoración de la misma fecha del año 1521 en la que el santo cayó herido en la defensa del castillo de Pamplona.

Tras recordar que la celebración de este 500 aniversario se prolongará hasta el 31 de julio de 2022, Munilla ha centrado su homilía en los tres "momentos más importantes de la existencia" de las personas que, según ha dicho, coinciden con la jornada en la que cada uno "es concebido", el día en el que "nos percatamos de para qué hemos venido al mundo, y que es el de nuestra conversión", y el de la muerte que, como ha indicado, nos permite "entrar en la vida eterna".