Arrancó anoche la campaña más incierta y extraña de cuantas elecciones se han celebrado hasta ahora, que en el caso de las autonómicas vascas son ya una docena desde la primera en 1980, aunque será la decimotercera convocatoria, ya que estos comicios son los primeros de la historia que se convocan dos veces, ya que en primera instancia fueron llamados para el 5 de abril pero el coronavirus se cruzó en el camino y los ha postergado hasta el próximo 12 de julio.

El pistoletazo de salida de la campaña ayer dejó en evidencia que los partidos van a celebrar esta contienda electoral con la vista puesta en la salida de la crisis provocada por el coronavirus. Al bajar la marea, el confinamiento ha dejado en evidencia un fango de terribles consecuencias económicas y sociales y los partidos han puesto las antenas en esa dirección, aparcando buena parte de sus banderines de enganche tradicionales de carácter ideológico o sectorial.

La campaña estará enfocada en la reconstrucción de Euskadi ante una devastadora situación en el empleo, en la economía, en el consumo y en el estado anímico de la sociedad vasca ante una experiencia brutal y desconocida para esta generación. La brújula de los 18 partidos que se presentan a las elecciones al Parlamento Vasco mira hacia esta reconstrucción pero las estrategias y las prioridades difieren según los casos.

El PNV se envuelve en la solvencia y la capacidad de gestión y la experiencia de gobierno del lehendakari y candidato a la reelección, Iñigo Urkullu, que aspira a su tercer mandato consecutivo. La formación jeltzale propone un plan expansivo para combatir la crisis y rehúye los recortes. Plantea políticas de inversión pública para traccionar la economía y el consumo y reclama al Gobierno español un margen propio de endeudamiento y déficit. Y todo ello sin renunciar al autogobierno.

Si el PNV se aferra a la solvencia y a la marca Urkullu, el PSE pone en el centro de su radar a Pedro Sánchez. Los socialistas vascos lo presentan como un activo de gran valor tras su gestión de la pandemia y consideran que Idoia Mendia puede ser el vaso comunicante en Euskadi entre los Gobiernos vasco y español. Las encuestas le otorgan unos buenos resultados, creciendo varios escaños y superando incluso a Elkarrekin Podemos como tercera fuerza del Parlamento Vasco. Este crecimiento, unido a la clara victoria que los sondeos predicen para el PNV, darían una mayoría holgada a los actuales socios en el Gobierno vasco, que ya no necesitarían de un tercer partido para sacar adelante las votaciones en el Parlamento.

EH Bildu encara la campaña buscando el desgaste del PNV, con un nivel propositivo reducido y tratando de llevar a los jeltzales al terreno del derecho a decidir. Elkarrekin Podemos se examina con su recién elegida nueva dirección pablista que derrocó al errejonismo. Y la coalición PP-Ciudadanos ensaya en el laboratorio vasco una coalición que luego Casado pretende trasladar al resto del Estado español. Su cabeza de cartel será Carlos Iturgaiz que ya en la precampaña ha despuntado con un perfil bronco, buscando el cuerpo a cuerpo con el PNV y sin renunciar, como ayer, a resucitar el fantasma de ETA, dos años después de su desaparición.

Por delante quedan dos semanas de una campaña inédita, en un contexto excepcional, con la pandemia en horas más bajas, pero en una convivencia con la enfermedad que condicionará el contenido y el desarrollo de los actos, con mítines restringidos, y a menudo telemáticos, medidas de seguridad, uso de mascarillas y distancias preceptivas y sin grandes mítines en recintos abarrotados y con predominio de actos de pequeño formato con menos oradores y aforo limitado.

La gran incógnita será el impacto de la pandemia en la participación y la abstención el 12-J. Hasta la fecha se han multiplicado por diez las solicitudes de voto por correo con respecto a otras elecciones a estas alturas, pero solo el escrutinio final revelará cuánta mella harán las vacaciones de verano, el temor al virus y el estado anímico de la ciudadanía tras una experiencia como la vivida y ante una necesidad vital de reconstrucción.