- Todas las piezas comienzan a encajar para que se tome una decisión inminente sobre las elecciones vascas. El presidente de Galicia, una comunidad que ha ido de la mano de las instituciones vascas al celebrar sus tres últimas elecciones autonómicas al mismo compás, ha puesto en marcha un procedimiento gemelo al del lehendakari: el popular Alberto Núñez Feijóo, al igual que Iñigo Urkullu, remitió ayer a los partidos los informes sanitarios y jurídicos que aconsejan celebrar "cuanto antes" las elecciones, se reunirá hoy con la oposición, y coincide en que puede producirse un rebrote del coronavirus a medida que avance el año o, incluso, si se deja correr demasiado el verano y se producen contagios por los desplazamientos de otros ciudadanos hacia Galicia, donde el virus ha circulado poco. En algunos ámbitos se habla ya de que Galicia baraja el 12 de julio, el primer domingo posible por los plazos legales. Obligaría a convocar el martes que viene, y a publicar el decreto en el boletín oficial el miércoles para que comiencen a correr los 54 días de plazo hasta la celebración de la cita. El 19 de julio es otra opción, mientras que el día 26 está casi descartado. Feijóo mantiene una relación muy fluida con el lehendakari y vería con buenos ojos que volvieran a coincidir las convocatorias. Hoy podría ser el día clave, tras la reunión con la oposición que tendrán tanto Feijóo como Urkullu.

Los gobiernos vasco y gallego se vieron obligados a posponer las elecciones del 5 de abril por la emergencia sanitaria y ahora vuelven a seguir vías paralelas. Es discutible que Galicia y Euskadi se encuentren ahora en la misma situación, porque la comunidad que dirige Feijóo ha sufrido un menor impacto del virus y su servicio de salud concluye que solo un 1% ha tenido contacto con la enfermedad; pero los riesgos que viven a futuro son los mismos: un rebrote en otoño, cuando bajen las temperaturas y se sume la gripe estacional al coronavirus. El peligro es alto en octubre, y tampoco hay grandes garantías sobre septiembre. Feijóo añade la idea de que, si se adentran demasiado en el verano, puede haber contagios por desplazamientos. "Mejor a principios de verano que a finales", dijo.

Estos argumentos pueden abocar a que el PP, el partido de Feijóo, opte en el caso vasco por una postura no obstaculizadora, aunque sea sin llegar a dar su apoyo expreso. Los populares ya venían matizando su discurso en los últimos días al considerar que, en este clima preelectoral, puede ser conveniente arbitrar unas elecciones para todos, para no quedar eclipsados por el protagonismo de Urkullu en los medios de comunicación. Urkullu ya cuenta con el apoyo del PNV, PSE y Equo Berdeak para celebrar cuanto antes unas elecciones y dejar atrás la anomalía democrática que supone gobernar sin Parlamento. EH Bildu y Elkarrekin Podemos verían debilitada su posición en contra de la cita de julio y su insistencia en celebrarla, como muy pronto, en septiembre. El límite legal es el 25 de octubre. Septiembre plantea el inconveniente de que el voto por correo tendría que tramitarse en agosto. La competencia para convocar es del lehendakari, aunque no quiere anunciar formalmente la decisión hasta hablar con los partidos, tal y como se pactó en el decreto de suspensión de las elecciones. Antes debe levantar la declaración de emergencia sanitaria. El Estado ya ha dado su aval y mantendrá engrasado el servicio de Correos y el INE pese al estado de alarma. El ministro Illa respondió ayer a Vox que no hay una componenda política, sino criterios científicos para permitir las elecciones, y espera que se puedan celebrar "en un horizonte próximo" si el virus lo permite.

Fuentes del PNV se reafirmaron en las elecciones "antes de octubre", y de manera preferente en julio porque, según los informes de los expertos, el virus rebrota en otoño y, además, se podría aprovechar el verano para formar un gobierno "fuerte" que tome las medidas necesarias. No obstante, acudirán con "mentalidad abierta" para buscar el momento con mayores garantías sanitarias y democráticas. Sus socios del PSE coinciden. Dejan claro que "la decisión es del lehendakari" y tendrá el apoyo del PSE. Algunas voces socialistas han pedido que no sea un camino irreversible y que, si llega julio y la situación empeora, se pueda cancelar el proceso, algo que no supone ningún problema para Urkullu. Equo Berdeak invocó el "derecho de sufragio".