El lehendakari pulsó ayer el botón para retomar las elecciones autonómicas, que tendrían que haberse celebrado el 5 de abril y se suspendieron de mutuo acuerdo con la oposición por la crisis sanitaria del coronavirus. Tras haberse comprometido con los grupos a fijar la nueva fecha escuchando su opinión, Iñigo Urkullu los convocó ayer a una mesa de partidos que tendrá lugar el próximo jueves. Plantea que las elecciones sean en julio para evitar que coincidan con un rebrote de la pandemia que se espera para otoño por la bajada de las temperaturas. Hay cuatro domingos en julio, pero parece descartado llegar a tiempo para el día 5.

Lo anunció en su comparecencia a petición propia en la Diputación Permanente, y provocó una inevitable sorpresa porque la prioridad ahora es combatir el virus. Pero a Urkullu no le quedaba otra que ir activando la maquinaria porque las elecciones deben convocarse con 54 días de antelación, y debe reunir a los grupos y levantar la declaración de emergencia sanitaria. Argumentó la convocatoria de la mesa en tres razones: la petición de diálogo de la oposición, el posible rebrote en otoño, y la necesidad de conformar cuanto antes un nuevo gobierno y aprovechar el verano para desarrollar todas las negociaciones y trámites vinculados a ello, de manera que se llegue a otoño en condiciones de tramitar unos Presupuestos. La otra derivada no se le escapa a nadie: se trunca la posibilidad de una larga precampaña de desgaste contra el Gobierno vasco. EH Bildu y PP, los más beligerantes en esta crisis, fueron también los más duros y sorprendidos con el anuncio electoral, poniendo en duda que exista un aval científico. El PNV venía denunciando estos días que Bildu está en campaña y que su candidata utiliza la Diputación Permanente como escaparate.

las fechas

Teniendo en cuenta que está descartado levantar la emergencia sanitaria antes del 9 de mayo, porque como mínimo hasta ese día se va a mantener el confinamiento de la población en sus casas y el Gobierno español también está en una dinámica de estado de alarma, se considera casi imposible llegar a tiempo para el 5 de julio. Si el confinamiento se prorrogara quince días más, habría que irse al 19 de julio. El último domingo disponible es el 26. Los gobernantes suelen evitar las elecciones en verano porque los ciudadanos se van de vacaciones, pero esta vez no se prevé mucho movimiento por el virus y, además, si el Gobierno dejara escapar la oportunidad de julio, podría encontrarse con un repunte del contagio en otoño y arrastrar la situación durante todo el invierno, hasta la primavera de 2021. Parece impensable celebrar las elecciones en primavera de 2021 porque quedaría en la cuerda floja de la legalidad: los comicios se tienen que celebrar como muy tarde cuatro años y un mes después que los anteriores, que fueron en septiembre de 2016, de manera que el plazo límite es octubre de este año. Urkullu, además, quiere acortar este periodo de anormalidad democrática, en el que gobierna sin Parlamento. Convocar las elecciones es su potestad, aunque se comprometió a escuchar. Lo que queda por que ver es si el Gobierno español quiere condicionar el debate. Ayer dijo por boca del ministro Illa que "ojalá" se puedan celebrar los comicios, aunque dependerá del virus.

Urkullu apostó por julio: "Según las hipótesis que manejan las autoridades sanitarias, el riesgo de contagio puede estar en sus tasas más bajas en el mes de julio. Por el contrario, el inicio del otoño podría coincidir con un rebrote de la epidemia, y en ningún caso contaremos con una vacuna. Esta previsión aconseja estudiar la opción de una convocatoria electoral en el mes de julio". Argumentó que la dimensión de esta crisis obliga a contar "cuanto antes con un Parlamento plenamente constituido y un gobierno en plenitud de funciones", criterio que comparten PNV y PSE.

Pero la jornada también arrojó como novedad que el lehendakari ha desactivado en buena medida la ofensiva que le exigía una mesa de diálogo, una petición que venía de EH Bildu, que ha registrado una proposición no de ley, y también de Elkarrekin Podemos o, incluso, de sus aliados del PSE, aunque con otros matices. Además de recuperar la mesa de las elecciones, que no es nueva pero le permite posicionarse en este debate sobre los foros de diálogo, fue sobre todo novedoso su anuncio de que está dispuesto a comparecer otra vez en la Diputación Permanente el 8 de mayo (emplazó a la oposición a enviarle sus aportaciones para tener tiempo para valorarlas), y anunció también a partir de la próxima semana una "nueva fase en la relación" con los grupos, más intensa, tras una primera etapa donde la urgencia sanitaria obligó a echar mano de planes de choque desde el Gobierno, según defendió. A las reuniones que mantiene con los grupos la consejera de Salud, se sumarán otros departamentos. El anuncio fue muy bien recibido por sus aliados del PSE, e Idoia Mendia opinó que ha atendido su petición. Urkullu encauza un conflicto con sus socios y evita una improbable pero no del todo imposible alianza de las tres izquierdas para exigirle una mesa. Elkarrekin Podemos, que gobierna en el Estado con los socialistas y evita polemizar con una crisis que sabe que es complicada, le dio cierto margen en ese "cambio de rumbo" y, sobre las elecciones, mostró algunas dudas.

El discurso más crítico lo tuvieron Maddalen Iriarte, de EH Bildu, y Carmelo Barrio, del PP. Iriarte aseguró que los pasos del lehendakari son "insuficientes" e insistió en su mesa. También criticó que se active el debate sobre las elecciones. "Me sorprende. No sé si tenemos garantías sanitarias", dijo. Barrio, en un tono bronco, zanjó: "Señor candidato a las elecciones, muchas gracias". El PP lo acusó de estar en campaña y le preguntó qué comité asesor le ha dicho que hay garantías para ir a las elecciones.

Urkullu avisó de que "la irrelevancia será el futuro reflejo de quien solo pone palos en las ruedas y busca culpables", y dijo que serán recordados los que "aporten soluciones, aunque sea de manera crítica". "Colaborar no es una opción, es la única forma de avanzar", sentenció. Propuso las elecciones en julio, antes de agosto, que sí puede ser terreno pantanoso por las vacaciones. Seguridad ya avanzó en unos protocolos de higiene para los colegios, para que los miembros de la mesa usaran guantes, guardaran distancias, ventilaran cada cierto tiempo las aulas y se evitaran las colas.

Elecciones, cuando se pueda. El Gobierno español, que ayer dejó claro que aspira a dirigir con su última palabra el proceso de vuelta a la normalidad en las calles aunque sea dialogado con las comunidades, aseguró que "ojalá" los comicios en la comunidad autónoma vasca y Galicia "se puedan celebrar lo antes posible", pero añadió que "lo determinará la situación de la epidemia". No dijo más y está por ver en los próximos días si aspira a condicionar el proceso. En Galicia, Feijóo dijo que aún no piensa en las urnas.

"La irrelevancia será el futuro de quien solo pone palos en las ruedas, y serán recordados quienes aporten soluciones"

"Vamos a iniciar una nueva etapa en la relación con los grupos parlamentarios"

Lehendakari