bilbao - El PNV ha pasado al ataque. El vuelco interno dentro de Podemos con su nueva candidata Miren Gorrotxategi ha provocado que el discurso contra los jeltzales se endurezca y se agite de manera constante una alianza de izquierdas para desbancarlos del Gobierno vasco tras las elecciones del 5 de abril, unos anuncios que EH Bildu recibe dejándose querer pero con cierta ambigüedad para no limitar su margen de crecimiento electoral. Los jeltzales no ven riesgo de que se materialice esta alianza en el corto plazo, pero ayer decidieron poner en evidencia las contradicciones tanto de Podemos como de Bildu.

Por un lado, retaron a la izquierda abertzale a concretar si estaría dispuesta a renunciar al derecho a decidir y la soberanía para gobernar con los socialistas y Podemos. El desafío pretende poner en apuros a EH Bildu: es evidente que no puede renunciar públicamente a la soberanía si no quiere perder una de sus principales bazas contra el PNV pero, si no lo hace, la alianza de izquierdas es inviable. El PNV recuerda que Bildu lo acusó de "alta traición" porque su jurista acordó unas bases para el nuevo estatus de autogobierno con los expertos de esos dos mismos partidos, y ahora le parece que son socios perfectamente legítimos para gobernar.

Por otro lado, recrimina a Podemos que le "repugne" la idea de gobernar con el PNV en Euskadi y, al mismo tiempo, pretenda contar con sus seis votos en Madrid para que el gobierno de coalición entre el PSOE y el propio Pablo Iglesias aguante. La crítica de Andoni Ortuzar sonó a advertencia para Iglesias en Madrid en puertas de negociaciones clave como los Presupuestos, aunque no quiso ir más allá. No quiso poner la venda antes de la herida porque ni siquiera se ha producido el desalojo del PNV ni parece realista que el PSE participe en él pero, si hubiera un gobierno de las tres izquierdas en la comunidad autónoma, es lógico pensar que los jeltzales no se prestarían a sostener a Sánchez e Iglesias en Madrid y su maniobra tendría consecuencias.

el reto: 31 escaños Las declaraciones de Ortuzar en Radio Euskadi aliviaron la presión que está sufriendo el socialismo para que rompa con el PNV y sea la tercera pata para construir ese pacto que desbanque a Urkullu. El presidente de la ejecutiva jeltzale opinó que una alianza en su contra no tiene razón de ser, porque el PNV está pactando con la izquierda. Además, cree que nadie está legitimado para expedir carnés de progresista cuando la renta de garantía de ingresos vasca es un modelo en el Estado. También para Iglesias. El PNV no se mostró muy preocupado por que esta alianza pueda desalojarlo con carácter inmediato. Los jeltzales han acreditado su fortaleza electoral en las últimas convocatorias, y el PSE no tiene intención de aliarse con la izquierda abertzale por su discurso sobre el pasado de ETA. Ortuzar no vive como una amenaza inmediata para Urkullu estas apelaciones a una suma alternativa. Al contrario, le dan una baza importante al PNV para movilizar a su militancia ante la cita con las urnas porque "vienen contra el PNV", según Ortuzar. Solo ve una "vendetta" sin un proyecto concreto por detrás.

El jeltzale pidió una campaña de "alpargata" y movilización absoluta para lograr un escaño más que en 2016 por cada territorio. Se fijó como objetivo conseguir 31. El PNV, que ya venía de convocar un adelanto electoral con el objetivo de ampliar su mayoría y evitar un bloqueo en la producción de leyes en el Parlamento, encuentra ahora un segundo argumento para movilizar. Además, es consciente de que la suma de izquierdas puede restar votos a EH Bildu dentro del espectro que pueda compartir con el PNV por el flanco abertzale.

transferencias En cuanto a la política estatal, donde los seis votos del PNV son necesarios para que aguante la legislatura de Pedro Sánchez, Ortuzar lanzó un aviso a navegantes sobre el calendario de transferencias para cumplir el Estatuto de Gernika. El aviso no iba dirigido al presidente porque el PNV cree que existe voluntad y está lanzando señales de que resiste la presión del PP. La advertencia se la dedicó al ministro Escrivá y al delegado del Gobierno español, Denis Itxaso, quienes se han expresado en tono dubitativo sobre los traspasos dejando ver que el calendario es un cronograma de negociación y no de transferencias, y que pueden surgir dificultades. Ortuzar fue tajante: "Más vale que se cumpla". Si no hay transferencias, dejó ver que el pacto con Sánchez se rompería y el PNV se sentiría libre de votar lo que quisiera en el Congreso, sin estar obligado a sostener semana tras semana al Gobierno español. "No quiero ponerme en esa situación, pero no me gustan estas declaraciones dubitativas. Me quedo con las declaraciones de Sánchez", dijo. A finales de año debería llegar el traspaso de las prisiones, y abordar la gestión del régimen económico de la Seguridad Social en 2021.

En cuanto al acuerdo que airea Bildu con Madrid sobre la regla de gasto, Ortuzar planteó como "reto periodístico" que alguien consiga ese documento si es que existe.