bilbao- Arnaldo Otegi, coordinador general de EH Bildu, asegura que no debería ser noticia que el PSOE reciba a la formación soberanista, y señala que les trasladarán la necesidad de abordar la problemática de la territorialidad en el Estado español.

Ya hay candidato a la investidura: Pedro Sánchez, que anunció una ronda de consultas en la que estará EH Bildu. ¿Qué supone este cambio y a qué cree que es debido?

-No debería ser noticia en un Estado normal que dos grupos parlamentarios se citen. Es noticia porque ha habido una política que no tenía ningún tipo de sentido en un intento de arrinconar a una formación que en nuestro país es la segunda fuerza política. Valoramos positivamente este paso, que está en la buena dirección, y creemos que las cosas se resuelven hablando y acordando.

Imagino que habrá que esperar a esa reunión con los socialistas pero, ¿dónde se posiciona EH Bildu?

-Creemos que hay que contextualizar el momento en términos históricos y es cierto que, poniéndole muchas comillas, no ha habido un gobierno de izquierdas en el Estado español desde la II República. Ahora parece que hay oportunidad de que sea así. Si existe voluntad para una agenda democratizadora, nosotros no seremos obstáculo para este gobierno. Y en este sentido queremos mantener una posición común con las fuerzas catalanas.

Ustedes tienen un acuerdo programático con ERC. ¿Lo que vayan a hacer los republicanos catalanes influirá en su posición?

-Ya en la investidura anterior, nosotros nos abstuvimos de entrada, mientras que ERC votó que no y luego se abstuvo. No estamos obligados a mantener la misma posición, pero sería bueno. Estamos trabajando para que JxCat, ERC y nosotros mantengamos la misma posición.

Tras la Declaración de Llotja de Mar, ¿cree que esta será la legislatura en la que se aborde la cuestión territorial y el derecho a decidir?

-No basta con que haya una investidura. Hace falta un programa sólido y poner pie en pared a las derivas autoritarias en el Estado. A la extrema derecha y derechona no se le hace frente si no se pone pie en pared. Queremos un programa de redemocratización para nuestras naciones, y no hay democratización real en el Estado si no se abordan los problemas nacionales vasco y catalán por lo menos. Y eso exige poner en cuestión el modelo territorial de las autonomías. Con la prudencia necesaria y sin prisas, pero o la izquierda del Estado entiende que debe haber un proyecto de democracia real, o sucumbe ante la derecha.

Sin contar al PNV, los grupos soberanistas suman 29 diputados, 35 con los jeltzales. ¿Es fuerza suficiente como para que se les reconozca en un Congreso con 350 diputados?

-Somos las fuerzas políticas de las naciones sin Estado las que podemos facilitar un gobierno contra la derecha en el Estado español. Luego está Podemos, que teóricamente defiende el derecho de autodeterminación, aunque luego en la práctica no lo hace. Está claro que el Estado español no tendrá estabilidad si no resuelve el problema vasco y catalán. Esto va a ser así. Es un juego de seducción en el que tendrán que entrar y, si no hay una vía democrática para la independencia, habrá una vía independentista para la democracia. Yo soy muy escéptico y lo confieso. El régimen del 78 tiene un talón de Aquiles que es el problema territorial.

Hablemos de Catalunya. El foro de diálogo para resolver la crisis política, ¿entre quiénes se debe hacer? ¿Entre los gobiernos español y catalán, o entre los partidos políticos?

-No queremos decir a los catalanes lo que deben hacer, pero siempre hemos defendido una cosa que el PNV no nos ha comprado: cuando hablamos y cuando negociamos con el Estado, es mejor dialogar como pueblo que como partido político. Este es nuestro esquema. Si los catalanes se sientan en una mesa, deben hacerlo como país y llevar un programa de mínimos acordado previamente. Cuando Pedro Sánchez dice que existe un conflicto político y que deben sentarse a hablar, se considera que son unos grandes pasos, cuando son cuestiones de sentido común. El problema vasco y catalán se resuelve dejando votar a la gente y Pedro Sánchez lo sabe. ¿Cómo se hace? ¿En qué condiciones? ¿Con qué plazos? Todo eso es lo que se debe abordar, pero sin asustar a nadie.

¿Hace falta un árbitro para esas negociaciones, llámase relator?

-Siempre hemos sido partidarios de que exista esa figura por una sencilla razón: cuando en una mesa se reúnen dos partes que desconfían mutuamente, siempre ayuda que haya una tercera persona que posibilite generar confianza. También es verdad que, cuando uno trata de resolver problemas en una mesa, no es bueno poner condiciones en público. Por nuestra experiencia podemos decir que se avanza más de manera privada que pública.

¿Cómo debemos mirar desde Euskadi a Catalunya?

-Los vascos y las vascas nos jugamos mucho en Catalunya, aunque otra cosa es que después haya caminos que puedan entroncar de una manera u otra. No hay una solución singular para Catalunya, que al final lo que está demandado es el reconocimiento de su identidad nacional y el respeto al derecho de autodeterminación.

Tras la sentencia del ‘procés’, se vivieron momentos muy duros de violencia. ¿Se le fue a alguien de las manos?

-Hay que entender el cabreo de la gente. La sociedad catalana tiene muchas diferencias con la sociedad vasca, y una de ellas es que allí no se han vivido episodios de violencia armada. La gente allí no entiende que se te pueda pegar por ir a votar o que te pases 13 años de cárcel por poner urnas. Así, en un proceso ejemplar, pacífico y democrático, que no ha roto una papelera, hay sectores que entienden que la revolución de las sonrisas tiene un límite. Sin embargo, creo que el conjunto del independentismo tiene muy claro que la vía debe ser pacífica y democrática, algo que nosotros suscribimos plenamente.

Ustedes, por primera vez, tendrán grupo propio en el Congreso. ¿Cuál será su agenda de trabajo?

-Hay tres ámbitos que en EH Bildu denominamos agenda social vasca. Paz y convivencia, ya que se debe resolver de manera integral y escalonada el problema de los presos, refugiados y deportados. Debe haber una política penitenciara al servicio de la convivencia y no de la crispación. Como segundo tema, es necesario un nuevo modelo de relación con el Estado y que tenga en su seno la capacidad de decisión de la sociedad vasca y contemple el derecho a decidir. Y como tercera premisa, el tema social. Se tienen que plantear con claridad los recortes que han existo en anteriores legislaturas. La Ley Mordaza, la reforma laboral o el recorte de pensiones se deben revertir.

Centrémonos en Euskadi. ¿Cómo valora la postura de Elkarrekin Podemos de apoyar los Presupuestos de 2020?

-Podemos tiene todo el derecho del mundo a hacer lo que decida, pero hay una cosa que es evidente: ¿Cómo van a ser unos buenos Presupuestos desde el punto de vista social si tu propio grupo parlamentario está dividido sobre esta cuestión? No es que EH Bildu diga que estas Cuentas no se ajustan a lo que dices, es que te lo dicen hasta los tuyos. Tiene difícil defensa por parte de Podemos decir que el Gobierno vasco ha girado hacia tesis ecologistas o tesis feministas. Además, en los Presupuestos, Podemos ha renunciado a ser alternativa al PNV. Esto es lo estructural. No son las Cuentas, es la renuncia de Podemos. Y tiene difícil defensa a lo que ha hecho. Desde nuestro punto de vista, son unos Presupuestos que no hacen frente a los problemas de la gente. Y no es que se lo digamos nosotros a Podemos, es que se lo van a decir desde su propio grupo parlamentario.

¿Cuál es entonces a su juicio la razón del paso dado por Podemos?

-Es lo que tiene que explicar Lander Martínez. Puede haber dos razones: una que, como siempre, para la izquierda española lo importante es Madrid, y otra que Podemos no quería un adelanto electoral de las autonómicas porque preveía que no iban a tener buenos resultados. Si no, que alguien me explique por qué se han metido en este jaleo dividiendo a su grupo y teniendo poco rédito.

La diferencia entre lo planteado por Podemos (201 millones) y lo que EH Bildu ha puesto sobre la mesa (235 millones) no es muy grande y, sin embargo, ustedes critican duramente a Podemos.

-A veces entramos en guerras de cifras, pero hay que decir que nosotros renunciamos al pacto con 143 millones y lo que realmente ha sacado Podemos son 80 millones. No se trata de eso. Queríamos un cambio estructural, que los complementos en la RGI para las pensiones se convirtieran en derechos subjetivos garantizados. Ellos han renunciado a eso.

¿Su relación con Podemos queda tocada tras el acuerdo presupuestario de los morados con el Gobierno vasco?

-Tenemos que aprender que ni tenemos que entusiasmarnos con los acuerdos, ni dramatizar los desacuerdos. Nosotros gobernamos Errenteria y Durango con Podemos, y no va a haber ningún problema.

Sin embargo, veo que se siente sorprendido con Podemos.

-Lo importante es cómo se sienten sus votantes. Si te presentas a unas elecciones y prometes cosas, luego no las puedes incumplir. Que digan que están para defender la libertad de los presos, el fin de la dispersión, el derecho a decidir y después nada de nada, nos parece de aurora boreal, nos parece un fraude.

¿Se han llevado una decepción con lo sucedido con el nuevo estatus?

-Sí, porque había una gran oportunidad. Es una tomadura de pelo lo que está pasando. Se está tratando de dormir el partido y mantener en la clandestinidad el debate. El debate nace de un acuerdo soberanista entre el PNV y EH Bildu. Un acuerdo que planteaba cosas que no entran en el marco constitucional, pero es algo que sabíamos desde un principio. Decíamos que en los tres territorios hay una mayoría clara a favor del derecho de autodeterminación. Por eso abogábamos por hacer el texto y luego veríamos. Pero no es de recibo que automutilemos el texto y digamos que lo que hay que hacer es una reforma del Estatuto dentro de la Constitución. Para este viaje no hacía falta alforjas. Lo que no puede ser es que Urkullu dijera que en 2015 iba a haber Estatuto con derecho a decidir y consulta, y estemos en el 2020 y no haya nada de nada. Queremos hacer un debate soberano y necesitamos garantías para que el Estado no se pueda inmiscuir. Si renunciamos al derecho a decidir, no hay proyecto nacional.

¿Se puede apostar por la vía unilateral cuando ya se ha visto en Catalunya lo que da de sí esa vía?

-La vía unilateral ha demostrado en Catalunya cuáles son los límites. Pero nadie apuesta por la vía unilateral como opción A. El problema es cuando no hay más alternativa. Todos queremos un derecho a decidir pactado. ¿A quién no le gusta pactar? Pero delante está un Estado que no está dispuesto a hacerlo. O te resignas o con qué bazas te enfrentas. Lo que si tengo que decir es que EH Bildu no ha planteado la vía unilateral en la Ponencia. Hemos hecho propuestas, pero no hemos planteado el modelo catalán.

Dicen que los halagos debilitan. ¿Qué le dicen los halagos de Rodríguez Zapatero por su papel en el final de ETA?

-Me parece una posición valiente a tenor del pulso de la sociedad española. Que alguien que ha sido presidente del Gobierno español sea capaz de decir algo así es meritorio. Hizo una apuesta valiente y arriesgada que no salió bien desgraciadamente. En todo caso, el papel no me correspondió a mí en exclusiva, ya que hubo mucha gente que trabajó por la paz.

¿Cree que la izquierda abertzale ha dicho y hecho todo lo que tenía que hacer en la autocrítica por la violencia de ETA? ¿Es tan complicado afirmar que matar estuvo mal?

-La sociedad vasca tiene superado este debate. Hay quien cree que el espacio de la convivencia es un espacio para buscar el desgaste político de la izquierda abertzale.

Insisto, si se utiliza este tema para el desgaste político de la izquierda abertzale, ¿por qué no dicen que matar estuvo mal y punto?

-Lo que decimos es: ¿Qué hemos hecho el independentismo en los últimos diez años? Sacar la lucha armada de la ecuación política vasca, desarmar una organización, disolver una organización, reconocer el daño causado, decir que todas las víctimas merecen justicia y reparación. La pregunta es: ¿Qué ha hecho el resto? ¿Cuál ha sido su contribución? El resto se dedica a decir que tenemos que hacer más. Y estamos dispuestos a hacer más cosas, pero en el marco de un espacio de construcción de la convivencia en positivo. Si lo que se pretende es la humillación política, no vamos a estar. La izquierda independentista ha hecho muchas cosas en este país y todo el mundo lo sabe. Y decimos más: después de ocho años la dispersión sigue estando ahí, todavía hay presos gravemente enfermos en las cárceles y presos mayores. Eso es lo que debería acabar.

¿Cómo valora lo sucedido el pasado martes con la charla de López de Abetxuko en la UPV/EHU?

-¿Cree alguien que los que estuvieron el otro día detrás de la pancarta se van a quedar satisfechos se diga lo que se diga? Hay presos que piden permisos y se les deniegan porque dicen que su distanciamiento con la violencia no es sincero. Deben de tener un sincerómetro. Hay que recordar quién instrumentalizó a las víctimas, y se llama Jaime Mayor Oreja. Y algunas de esas víctimas siguen siendo instrumento político. ¿Quiénes hablan continuamente de ETA? Nosotros no. Gente como Santiago Abascal, José María Aznar, Jaime Mayor Oreja o Cayetana Álvarez de Toledo son los que continuamente sacan el tema. Quieren mantener un debate superado por la sociedad vasca.

¿Será candidato a lehendakari si prosperan los dos recursos que ha presentado contra su inhabilitación, uno en TC y otro en TS pidiendo la anulación de la condena porque Estrasburgo les ha dado la razón?

-De momento sigo inhabilitado. Es cierto que el tribunal de Estrasburgo nos ha dado la razón, pero en el caso de Juan Mari Atutxa, el Supremo tardó dos años en levantarle la inhabilitación. De todas formas, hemos tenido y tenemos una magnifica candidata que es Maddalen Iriarte. En cualquier caso, y aunque se me levante la inhabilitación, lo importante no es quién va a ser candidato, que repito, Maddalen Iriarte es una magnífica candidata, sino que la izquierda independentista tiene que acompañar la candidatura con un proyecto que busque lo que yo denominaría la segunda gran modernización del país, que es implementar los retos a los que se enfrenta este país.