BILBAO. Nadie iba de farol cuando hablaba de su buena disposición en las conversaciones. Elkarrekin Podemos confirmó ayer que ha alcanzado un principio de acuerdo con el Gobierno vasco para permitir la aprobación de los últimos Presupuestos de la legislatura. Es un movimiento inédito que sitúa a la coalición de izquierdas en puertas de su primer gran pacto económico con el PNV y sus socios del PSE después de tres años de oposición en el Parlamento Vasco. Supondría que la comunidad autónoma evite encadenar la segunda prórroga presupuestaria. Tras la reunión de casi dos horas que mantuvieron ayer las delegaciones encabezadas por Lander Martínez y el consejero Pedro Azpiazu, Elkarrekin Podemos confirmó que no registrará una enmienda a la totalidad, lo que permitirá al Gobierno de Urkullu superar el trance de la primera votación del día 16, y abre una perspectiva halagüeña para el debate final del proyecto el día 27. Sería suficiente la abstención de Elkarrekin Podemos para que el proyecto viera la luz frente a la oposición del PP y EH Bildu.

Podemos no ha querido tensionar el diálogo con una enmienda a la totalidad que sirva para presionar y retirarla a última hora antes de votarla. Tras esta tercera reunión, el acuerdo ha quedado muy encarrilado, aunque sigue estando en el aire el capítulo de la protección social y la RGI. Según fuentes del grupo parlamentario consultadas por DEIA, hoy se presentarán las enmiendas pactadas. Podemos va a detallar las medidas acordadas y su cuantificación económica. Este principio de acuerdo propicia que el partido morado gane influencia y centralidad frente a las posiciones de la izquierda aber-tzale, con quien comparte cierta porción del electorado. Ha sido una apuesta difícil que ha tenido cierto coste interno por el desmarque de Ezker Anitza. Podemos se presentó como antagonista del PNV en sus inicios, y no tuvo ninguna concesión con los jeltzales. Azpiazu tuvo que pactar los dos primeros Presupuestos con el PP, y un año después decretó la prórroga al perder a los populares como socios tras la moción de censura contra Rajoy, y al intentar una negociación infructuosa con la izquierda abertzale. Ya en ese momento, a la hora de votar las medidas para amortiguar la prórroga, Podemos tanteó las opciones de virar su política permitiendo que algunas de esas propuestas se aprobaran. El pasado verano, Lander Martínez hizo oficial el cambio de estrategia apostando por una política útil que no dejara a su formación en el córner. Fuentes del Gobierno vasco adelantan que han querido premiar esta apuesta importante de Podemos con un “esfuerzo” en varias medidas, dando a entender que puede haber guiños en asuntos estratégicos para la coalición.

Tras la cita de ayer, Lander Martínez fue quien anunció el principio de acuerdo y dijo que permite “seguir negociando en materia de servicios sociales, reducción de la Euskadi de las dos velocidades, educación pública, empleo o salud”, más allá del plazo de registro de enmiendas que finaliza mañana. Podemos cree que hay margen para continuar hasta el día 16. No presentar la enmienda permite “continuar las negociaciones dentro de un marco de confianza”. Martínez reveló que el diálogo comenzó con el clima y la igualdad, continuó con el empleo, y ahora queda la protección social y la RGI. El Ejecutivo vasco solo confirmó el preacuerdo.

El viraje de Podemos se ha visto ayudado por los guiños del Gobierno vasco desde la presentación del proyecto, con la consignación de 1.236 millones para la perspectiva de género en el proyecto inicial, y 540 para el cambio climático. Además, el proyecto que presentó Azpiazu dedicaba un 77,5% a las políticas sociales. En vista de los precedentes, sin embargo, la disposición de Podemos se veía con cierto escepticismo y se temía que elevara finalmente su precio. Ahora se confirma la voluntad y se hace, además, en un nuevo contexto de colaboración del PNV con el futuro gobierno de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias en Madrid, lo que complicaba a Lander Martínez ejercer una oposición sin cuartel en Euskadi y le podía plantear un problema de coherencia. Elkarrekin Podemos presentará hoy las medidas tras haber insistido en la necesidad de construir un escudo que proteja a las familias y a las empresas de una nueva crisis económica. En un primer momento, cifró en 350 millones su propuesta. Los aspectos relacionados con el clima y la igualdad parecen encarrilados, aunque no está claro qué va a pasar con la RGI, que el Gobierno quiere subir en un 2%.

Este movimiento no ha tenido un coste cero para Elkarrekin Podemos, que ha visto cómo los dos parlamentarios de Ezker Anitza se desmarcan de la negociación al no ver ningún viraje del Gobierno hacia sus demandas. Además, votarán en contra y no han participado en los últimos contactos. Los ocho escaños de Podemos y el de Equo-Berdeak sí respaldan esta negociación y sus abstenciones son suficientes para alumbrar las Cuentas. De hecho, en sentido estricto, al Ejecutivo le bastan dos abstenciones. Podemos también se enfrenta a la presión de EH Bildu, que acusa al partido de plegarse a cambio del acuerdo en Madrid, aunque la coalición abertzale está quedando cada vez más aislada, y no solo en este acuerdo, sino en el texto de los juristas del nuevo estatus, donde también ha habido un consenso entre el PNV, PSE y Elkarrekin Podemos.

¿Adelanto electoral?

Que el Gobierno vasco vaya a contar con Presupuestos da al lehendakari un mayor colchón para que la legislatura aguante hasta otoño de 2020 si lo desea, aunque la hipótesis de un adelanto electoral a marzo ha cobrado fuerza en los últimos meses por otros factores como la evolución de la economía en el mundo. Urkullu, no obstante, tiene ahora ante sí un panorama interno de mayor placidez, sigue encarrilando leyes como la de cooperativas, y en unas semanas podría tener al otro lado del teléfono un Gobierno español oficialmente constituido para retomar la negociación de las transferencias.