gasteiz - El lehendakari Urkullu reclamó ayer en el Parlamento Vasco la constitución de una mesa política que aborde una solución integral para la cuestión territorial en el Estado, una semana después de que la sentencia del 1-O desatara una oleada de disturbios en Catalunya y tras constatar que las posiciones entre los gobiernos español y catalán están cada vez más alejadas.

En respuesta al presidente del PP de la CAV, Alfonso Alonso, que acusaba a Urkullu de “tomar partido” por el independentismo, Urkullu reivindicó que el Gobierno vasco ha “planteado aportaciones y propuesto salidas sin traspasar el respeto a las personas”, y dijo respetar la sentencia del Supremo, pero aseguró que “el proceso político y judicial ha constituido un despropósito y su desenlace ha sido nefasto”.

Y ante ese panorama, vio necesaria “una mesa de negociación política que asuma las pluralidades internas en el Estado y que aborde esta cuestión con discreción, con tiempo y con altura de miras”, con el fin de “canalizar la solución hacia el diálogo transaccional, el pacto y la convivencia”.

Se trata, pues, de ir más allá de la cuestión catalana, dado que el “problema” que ahora se vive con toda su crudeza en Catalunya “es un problema de la estructura territorial del Estado”. Según Urkullu, “no se pueden encajar realidades nacionales diferentes en un mismo modelo uniformizador”. “Se ha demostrado que no funciona”, le respondió a Alonso.

Urkullu insistía así, tras haber comprobado que “la judicialización de la política solo conduce a resultados negativos”, en la necesidad de pactar “una estrategia transversal que apueste por el diálogo y el acuerdo, porque su ausencia nos ha traído a este punto”.

La declaración del lehendakari en el Pleno de control de la Cámara vasca se producía el mismo día en que el Estatuto de Gernika cumplía, ayer, cuarenta años, y en pleno debate político para su renovación, con una barrera de momento infranqueable entre los partidos nacionalistas y los no nacionalistas que tratan de sortear los juristas encargados de redactar el articulado del nuevo Estatuto. Así, si ayer Urkullu reclamaba el acercamiento de posturas en el Estado para asumir su pluralidad, insistía también, como viene haciendo durante toda la legislatura, en “ensanchar la vía vasca”. Lo hacía en respuesta a la parlamentaria de EH Bildu Jasone Agirre, que reivindicaba el “alma” de la manifestación de Gure Esku Dago del pasado fin de semana en Donostia, donde “miles de ciudadanos” mostraron “el alma de la solidaridad, de la libertad democrática, que defiende los derechos civiles y políticos frente a la represión”.

Urkullu reconoció la relevancia de la manifestación de Donostia, pero subrayó que “aquí (en el Parlamento) también hay que hacer lo que hay que hacer, hay que hacer un esfuerzo por acercarse y acordar”, y en ese sentido emplazó a EH Bildu a hacer “ese camino” porque “estamos a tiempo”. “No creo que haya una alternativa mejor al esfuerzo por ensanchar la vía vasca, acordar aquí y ensanchar ese acuerdo”, añadió.

aniversario del estatuto El debate sobre la renovación del Estatuto de Gernika se está desarrollando de forma paralela en el Parlamento Vasco a la reclamación, esta sí transversal en la Cámara de Gasteiz, de que el Estado español cumpla de forma integral el pacto de 1979. Ayer, con una cifra tan redonda como la conmemoración de las cuatro décadas del referéndum que lo ratificó, el lehendakari hacía suya el “alma” del Estatuto, cuando respondía a Agirre sobre la manifestación del sábado en Donostia. “Tengo todo el alma en el proceso de institucionalización que comenzó hace hoy cuarenta años, en el que tenemos un largo camino que tenemos que continuar no solo con el alma, sino con el corazón y la cabeza”, sentenció. Urkullu afirmó que el Estatuto recoge y protege los principios que ayer ensalzaba Jasone Agirre y pidió “calma, perspectiva e inteligencia” para renovarlo.

Con menos ánimo de tocar el texto del 79, pero también en un tono de reivindicación del mismo, Alfonso Alonso afirmaba que “el Estatuto es la seguridad, la garantía de que convivimos”, y por ello consideró que “debemos protegerlo, no movernos de ahí”, en lugar de utilizarlo como “un punto de salida hacia un camino de ruptura o de superación de las leyes o de la Constitución”.

También los socialistas, socios del PNV en el Gobierno vasco pero radicalmente opuestos a las bases que los jeltzales pactaron con EH Bildu para el nuevo Estatuto, reivindicaban el marco de 1979. Lo hacía el parlamentario Eneko Andueza, quien aseguraba que “Euskadi nunca fue tanto como con el Estatuto de Gernika, que significa el respeto a nuestra singularidad, como debe simbolizar también el respeto y la convivencia entre diferentes; y que es la puerta que nos abre a la posibilidad de conquistar nuevos derechos, propios, en base a nuestra capacidad competencial”.

El consejero de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda, el socialista Iñaki Arriola, replicaba destacando que el Estatuto es “un proyecto de convivencia que nos permite construir derechos y servicios públicos para la ciudadanía vasca”.