Bilbao - ¿Qué le llevó a decir sí a Iñigo Errejón y encabezar la lista de Más País en Bizkaia?

-Señalaría dos factores fundamentales: por un lado, la sintonía plena con el planteamiento político inspirado por Manuela Carmena e Iñigo Errejón y, por otro, un sentido de responsabilidad en un momento en el que es necesario apostar por una manera diferente de hacer política, la que yo creo. Una política que recupere el valor del acuerdo y el entendimiento. Vivimos un proceso de deterioro democrático que está relegando la capacidad del acuerdo al último escalón de las prioridades.

En su lista hay gente procedente de Gesto por la Paz. ¿Ha sido sugerencia suya?

-Cuando me propusieron encabezar la lista de Más País me sugirieron que me rodeara de personas de confianza y me dieron esa posibilidad. Acudí a esas personas que son de mi confianza. Por una cuestión obvia, yo he compartido trayectoria e ilusiones con ellos. Pero no es un desembarco de Gesto por la Paz en la política. Insisto, es una cuestión personal y de confianza. Además, entre otras cosas, en Gesto por la Paz había un pluralismo político.

Equo llegó a un acuerdo en el resto del Estado pero en Euskadi no. ¿Es un fracaso para ustedes?

-Nos hubiera gustado contar con compañeros y compañeras de Equo, pero evidentemente respetamos su decisión. Lo único que esperamos es que llegue el momento en el que podamos convencerles para que se incorporen al proyecto político.

¿Cree que Errejón se precipitó al lanzar su candidatura? ¿Que debería haberla madurado más?

-En un cálculo político a medio-largo plazo es posible que se pudiera pensar que ha habido una precipitación, pero si se hace un análisis del momento concreto, era algo obligado. El sentimiento de frustración que generó la incapacidad del PSOE y Unidas Podemos para alcanzar un acuerdo ha hecho que las filas de la abstención se estén nutriendo de ese desencanto y hay que combatirlo. La única manera es generar ilusión en el progresismo y en la izquierda y para eso estamos nosotros, para intentar que se produzca esa movilización.

Muchos consideran que entre Más País y Podemos hay choque de egos entre Iñigo Errejón y Pablo Iglesias.

-Que hay similitudes programáticas, que duda cabe que las hay. Pero no se puede reducir todo a una cuestión de egos. En el fondo subyace una concepción diferente de la política. La voluntad de llegar a acuerdos y la capacidad de ceder como elemento clave del pacto por el que ganan todos es algo que nos diferencia. Nosotros apoyaremos un gobierno progresista sin poner encima de la mesa nada que no sea un programa que contenga aquellas cuestiones esenciales para abordar los problemas que tiene en estos momentos España.

¿A quién le van a restar votos? ¿Buscan pescar votos en los nichos electorales del PSE y de Elkarrekin Podemos en Bizkaia?

-Tengo la convicción de que vamos a sorprender, primero porque nuestro objetivo fundamental es la gente que está pensando en la abstención. Gente que manifestaba su desilusión y hartazgo de la política son los destinatarios de nuestra llamada. Queremos movilizar a esa gente. Pero aún más, estoy convencido de que somos una alternativa atrayente para votantes de otros partidos que pueden ver en nosotros una opción ilusionante por nuestro concepto de la política.

¿Se ve como diputado electo a partir del 10-N aunque los sondeos no les sean favorables?

-Espero que sea así, deseo que sea así. Y con respecto a las encuestas, nunca predicen bien cuando se trata de fuerzas nuevas. Está el caso de Vox en Andalucía o cuando surgió Podemos.

Estas elecciones se pueden considerar como un ensayo pensando en las autonómicas.

-El ritmo es tan precipitado que es difícil hacer planes a largo plazo, pero es evidente que llegamos con un proyecto concreto, que queremos dinamizar un espacio político determinado y que venimos para quedarnos. Cuando pase el 10-N, veremos concretamente quiénes somos.

¿Es complicado crear estructura en un sitio como Euskadi con un espacio político muy bien determinado?

-No me gusta mucho el lenguaje del marketing, pero abrirse hueco en esta oferta electoral es muy complicado. Confío en lo que aporta una propuesta como Más País, en lo que significa en la manera de hacer política. Más allá de ofertas electorales y de partidos políticos, lo importante siempre es avanzar en una dirección. Dejemos que la gente nos conozca, que vea quienes somos y luego veremos qué estructura somos capaces de montar.

Ayer se cumplieron 40 años del Estatuto de Gernika y no se han completado sus transferencias. ¿Es un fracaso de la política?

-Es una forma de mirar la efemérides, pero yo pongo el foco y el acento en que fue un gran pacto de país que permitió un marco de convivencia en el que se desarrolló el autogobierno vasco. Y eso es lo relevante y que no se debe olvidar. Es verdad que falta por completar su desarrollo y que necesita una actualización, pero eso no debe ensombrecer el pacto que constituyó el Estatuto de Gernika. Dicho esto, es imprescindible su desarrollo completo y su actualización.

¿El nuevo estatus que se debate en el Parlamento Vasco qué más puede aportar? ¿El derecho a decidir?

-El principio de realidad es clave en la política y no es que ahora vemos lo que sucede en Catalunya, sino que lo vimos en Euskadi con el Plan Ibarretxe. Aquí aprendimos y, sobre todo, aprendió el PNV. Es imprescindible un pacto transversal, no vale la mitad más uno, debe haber un gran acuerdo para promover cualquier cambio en el marco general de convivencia de una sociedad. Ese debe ser la gran objetivo en la próxima legislatura en Euskadi.

Lo cierto es que la cuestión territorial del Estado sigue latente.

-Siendo realistas, Euskadi y Catalunya son las piedras angulares con cuya consideración ha de articularse la política territorial del Estado. Creo que pocos pueden dudar de la necesidad de revisar el título octavo de nuestra Constitución y volver a intentar un gran pacto sobre la estructura territorial del Estado. El problema es que, si bien en Euskadi contamos con una cultura de pactos, en el resto de España hay un déficit muy grande.

¿Catalunya vive un conflicto de orden público o de orden político?

-Nadie quiere negar la evidencia de que hay un conflicto político del que se han derivado cuestiones de orden público. Es un conflicto político que tiene responsables por la dejación que ha habido. Lo que está sucediendo ahora en Catalunya es el gran fracaso de la política con mayúsculas.

¿Entiende que Pedro Sánchez y Quim Torra no se hablen? Si las cosas fueran bien no hace falta diálogo, que sí es necesario cuando existe un conflicto.

-Hablar y dialogar entre quienes piensan igual no tiene mérito. No obstante esto de que llamo y no me responde forma parte de la teatralización del 10-N. No se va a resolver todo en una llamada. Lo importante es el mensaje que están trasladando sobre el valor del diálogo y es negativo para la propia democracia.

¿Qué le pareció la exhumación de Franco? ¿Se convirtió en un homenaje al franquismo como se denunció desde diversos sectores?

-Si veo la televisión y veo cómo exhiben la bandera preconstitucional y hacen loas a Franco su familia y todo eso tendré una determinada opinión. Pero si analizó lo sucedido con una perspectiva histórica, veo que, 44 años después de la muerte de Franco, lo que constituía un ensalzamiento de la figura del dictador, ha empezado a dejar de serlo. Es un primer paso, y que se haya hecho en 2019 evidencia la enorme dificultad de los españoles para hacer algo así. Cuando ya lo hemos hecho, solo puedo tener una sensación de satisfacción, de que hemos dado un primer paso para acabar con uno de los grandes símbolos de la dictadura.