BILBAO - La dirección política y la cúpula de los Mossos abandonaron ayer el acto de celebración de la patrona de la Guardia Civil en el cuartel de Sant Andreu de la Barca (Baix Llobregat) como protesta por lo que fuentes del departamento de Interior del Govern calificaron de “ofensas” a la Policía catalana en los discursos de Félix Vicente Azón, director general del Instituto Armado, y del jefe de la Guardia Civil en Catalunya, Pedro Garrido. Un episodio que dispara la tensión entre los dos cuerpos policiales en puertas de que se conozca la sentencia del Tribunal Supremo y de las movilizaciones de repulsa a la previsible condena. El secretario general de Interior, Brauli Duart, el director general de la Policía, Pere Ferrer, y el comisario jefe de los Mossos, Eugeni Sallent, se marcharon una vez acabados los alegatos muy molestos por su contenido y tono, en especial por las referencias indirectas al major Josep Lluís Trapero, por el juicio que tiene pendiente en la Audiencia Nacional, y a la intendente Teresa Laplana, que comandaron el dispositivo del 20-S en la Conselleria d’Economia. “No nos hemos sentido a gusto y nos hemos marchado”, desvelaron en privado los mandos de los Mossos. La delegada del Gobierno español, Teresa Cunillera, se reunió luego con ellos para tratar de rebajar esta atmósfera.

Garrido señaló durante su intervención que la Benemérita “combatirá sin tregua ni pena” a quienes “recorran el camino a la independencia siguiendo la senda del terror”, destacando que la Guardia Civil ha contribuido a la “cimentación” de la sentencia del 1-O con “un trabajo de investigación objetivo, riguroso y exhaustivo”, al margen del resultado del dictamen y “de los que en un futuro puedan emitir otros tribunales sobre otros hechos relacionados”, en clara alusión a Trapero. Fue su manera de aludir igualmente a la operación contra los nueve miembros de los Comité de Defensa de la República (CDR), siete de los cuales están en prisión. “Esta brillante actuación nos enfrenta a todos a la verdad” de que “la pretendida revolución de las sonrisas” se ha convertido con más facilidad de la deseada en un rictus que “disimula odio y mezquindad capaz de generar dolor y sufrimiento”, soltó el máximo responsable de este cuerpo policial. Instó a los agentes a “no sentirse concernidos por el resultado concreto” del fallo judicial porque “ni la venganza, ni la adecuación a la demanda social, ni la resolución negociada de controversias son expectativas o condicionantes de las sentencias”. Avisó de que las acciones en defensa “del orden constitucional” les han otorgado el “respeto y la simpatía” de la mayoría de ciudadanos pese al “reproche de quienes conciben la ley como herramienta sometida a la decisión previa de desobedecer”. “Todos los intentos de hacernos sentir amenazados o acobardados han sido inútiles”, zanjó.

Por su parte, Azón garantizó que se afanarán en que la resolución aprobada por el Parlament que pide la retirada de sus efectivos de Catalunya “no tenga trascendencia alguna” y se felicitó por el operativo contra los CDR, que “ha evitado males mayores que afortunadamente ya nunca llegarán a producirse”.