bilbao - El lehendakari observa con disgusto el rumbo que está tomando la precampaña de las elecciones generales del 10 de noviembre. El presidente en funciones, Pedro Sánchez, ha colocado a Catalunya en el centro del debate y ha girado hacia los discursos más duros que lo alejan de la senda del diálogo y las soluciones políticas. De momento, los amagos del socialista con el artículo 155 para suspender el autogobierno catalán son un mero recurso dialéctico con la intención de arañar votos a Ciudadanos, y el lehendakari espera que esta estrategia se termine con los comicios.

Por ello, Iñigo Urkullu realizó ayer un llamamiento a la cordura y pidió de manera rotunda que tras las elecciones se abandone la “obsesión” con el artículo 155 de la Constitución española, que se olvide también la Ley de Seguridad Nacional para controlar a los Mossos, y que se aparquen otros recursos como el artículo 116 sobre los estados de alarma, excepción y sitio. Pidió el fin de las posiciones “numantinas”, y reclamó una nueva etapa de diálogo para buscar soluciones políticas al problema de encaje territorial. Es ahí donde sigue apostando por el modelo pactado y de convivencia, al estilo del nuevo estatus de autogobierno que se negocia en el Parlamento Vasco. Urkullu pidió “cesiones” a todas las partes, y desaconsejó a los soberanistas las actuaciones unilaterales, que están abocadas a chocarse contra un muro.

En el Gobierno vasco y en el PNV no creen que Sánchez vaya a tomar decisiones drásticas sobre Catalunya, y encuadran sus mensajes en el fragor de una precampaña electoral que se ha escorado claramente hacia ese debate por la proximidad de la sentencia contra el referéndum y el anuncio de un ciclo permanente de movilización en las calles. Que el debate se haya instalado en el 155, sin embargo, se percibe como un riesgo porque añade tensión a la situación y existe el peligro de que a alguien se le vaya la mano en Madrid y se vuelva a la situación de confrontación de 2017. El Gobierno vasco cree que un nuevo 155 provocaría una situación de caos con implicaciones para todos: daría paso a un escenario de tensión e inestabilidad política en todo el Estado, supondría por extensión una amenaza latente para Euskadi y su autogobierno, y estrecharía el margen de pacto para el PNV en el Congreso de los Diputados, porque tendría muy difícil llegar a acuerdos con un Gobierno español que mantuviera un control sostenido sobre las instituciones catalanas, como ya sucedió con Rajoy.

El lehendakari lanzó su mensaje ayer en el arranque del año judicial en Bilbao, en la sede del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco. Lanzó un doble llamamiento. En primer lugar, quiso trasladar un rechazo rotundo al 155 y abogó por abrir una etapa de diálogo. En segundo lugar, y en un plano diferente, quiso añadir que, una vez abierto ese diálogo, debe haber cesiones por todas las partes, sin decisiones unilaterales. El lehendakari ya aconsejó en su momento al expresident Puigdemont que se ciñera a la vía bilateral. Durante su mediación fallida con Rajoy para evitar que el Estado suspendiera el autogobierno catalán, la relación quedó finalmente muy deteriorada con el soberanista porque cedió a la presión de los suyos y no convocó elecciones para evitar el choque.

vía pactada Urkullu expuso ayer sus reflexiones al hilo del nuevo estatus de autogobierno vasco, que le llevó también a proponer soluciones pactadas para Catalunya y a censurar la actitud de Sánchez. Urkullu comenzó recordando el calendario de transferencias vascas y se mostró convencido de que “la actitud pactista nos permitirá dar cumplimiento al autogobierno reconocido”, pero también señaló el proceso de actualización con el nuevo estatus, donde propone diálogo, acuerdo y pacto. “Acuerdo interno en Euskadi en la Ponencia de Autogobierno, y nuevo pacto con el Estado asegurando la concertación y la garantía de cumplimiento de lo pactado. Estamos hablando de plantear un modelo que, desde una visión constructiva, ofrezca también una vía de salida y solución a la crisis del modelo territorial del Estado. Proponemos explorar una vía de naturaleza política que permita superar los planteamientos de carácter unilateral que se encuentran con un muro de incomprensión absoluta”, defendió.

“Me remito, sin entrar en matices, a una frase de Unamuno: vencer no es convencer”, dijo, para pedir convencimiento mutuo, una “visión compartida” y “diálogo con voluntad de acuerdo”. Propuso “ceder”. A partir de ahí, planteó que existen dos caminos: “mantener posiciones numantinas, o explorar vías de solución”. “Espero que el 11 de noviembre comience una nueva etapa que deje atrás la obsesión con el 155 y la Ley de Seguridad Nacional, o la aplicación del artículo 116, y se afronte la búsqueda de soluciones políticas al modelo de Estado”, alentó. También recordó la sentencia del Constitucional de 2014, que decía que los poderes territoriales del Estado Autonómico son quienes están llamados a responder con diálogo a los problemas, y esgrimió la doctrina europea sobre el diálogo sin violencia sobre cualquier opinión.