PARÍS. Fuentes judiciales indicaron que el Tribunal Supremo fijó esa fecha este martes, al término de una audiencia dedicada a Urrutikoetxea.

Tres juezas del Tribunal de Apelación de París decidieron el 19 de junio su liberación por las dos causas que tiene pendientes por sendos juicios en los que fue condenado en rebeldía durante sus años de clandestinidad.

Sin embargo, el veterano miembro de ETA, de 68 años, que fue capturado en los Alpes franceses el 16 de mayo, ha seguido detenido por las demandas del Estado, que lo reclama para juzgarlo en cuatro procedimientos diferentes.

Son dos euroórdenes, una por crímenes de lesa humanidad y otra por financiación de la banda a través de las "herriko tabernas", que serán objeto de una audiencia de la sala de instrucción del Tribunal de Apelación de París el 16 de octubre.

Además, hay dos demandas de extradición: una por el atentado contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza en 1987, que causó la muerte de once personas, y otra por el asesinato de un directivo de Michelin en 1980.

Este miércoles, sus abogados someterán a la sala de instrucción del Tribunal de Apelación de París una demanda de liberación en relación con esos cuatro procedimientos españoles.

Laurent Pasquet-Marinacce, uno de sus letrados, avanzó que en esa audiencia hablará de la operación de próstata a la que Urrutikoetxea fue sometido el 2 de septiembre y de su estado de salud.

Su detención en el aparcamiento del hospital de la localidad de Sallanches se produjo el día que tenía cita precisamente para la operación de próstata, que quedó entonces pospuesta.

Urrutikoetxea explicó en junio, en la audiencia en la que las juezas del Tribunal de Apelación de París dictaminaron su liberación por las causas francesas, que en las semanas que precedieron a su arresto había perdido ocho kilos y llevó una sonda.

Pasquet-Marinacce se refirió entonces ante las magistradas al estado de salud de su cliente, que, en su opinión, era incompatible con su mantenimiento entre rejas.

Durante sus casi diecisiete años de clandestinidad, la justicia francesa lo sentenció dos veces en ausencia, una en 2010 a siete años de cárcel y otra en 2017 a ocho años.

Una vez detenido, ha reclamado que se repitan esos juicios.