bilbao - La rebaja fiscal es casus belli para Alfonso Alonso. Como hace dos años, vuelve a intentar colarlo en la negociación de los Presupuestos de la CAV para 2020 en forma de ultimátum para el Gobierno de Iñigo Urkullu. “Si no hay un cambio en la política fiscal, no hay posibilidad de acuerdo”, señaló ayer el presidente del PP en la comunidad autónoma vasca en una comparecencia en la que anunció que llevará este tema a las Juntas Generales de Bizkaia, Araba y Gipuzkoa. Los populares registrarán una iniciativa sobre la reforma del IRPF en cada uno de los parlamentos forales, que son los que tienen competencia en exclusiva en esta materia.

Alonso intenta presionar al Gobierno de coalición PNV-PSE con esta iniciativa para tratar de reeditar la rebaja fiscal aprobada a finales de 2017. En aquella ocasión PNV y PSE decidieron rebajar de forma progresiva el impuesto de sociedades del 28% al 24% y posteriormente fueron las Juntas Generales las que sancionaron la iniciativa. Las pasadas elecciones forales del pasado 26 de mayo han dejado muy debilitado al PP en las tres cámaras forales, donde solo cuenta con un juntero en Gipuzkoa, dos en Bizkaia y ocho en Araba. En los tres territorios la coalición PNV-PSE supera con mucha holgura la mayoría absoluta, por lo que la iniciativa de los populares no tendría en ningún caso recorrido mientras jeltzales y socialistas no cambien sus planteamientos.

El PP no registrará la iniciativa hasta después de la convención nacional que el partido celebrará los días 13 y 14 de septiembre en Donostia. En ese cónclave los populares buscarán reinventarse ante la caída en picado en las urnas una elección tras otra, girando hacia posiciones más autónomas y con un acento propio frente al intento del PP estatal de uniformizar todo el partido.

La negociación presupuestaria le llega a Alonso en un momento muy complicado para su liderazgo. Y pretende sacar músculo con este tema haciendo bandera de un asunto muy sensible en el PP como es la rebaja de los impuestos. Defiende su apuesta por bajar el impuesto sobre la renta porque “hay que devolver el esfuerzo fiscal a los ciudadanos; hay que cambiar la política fiscal para dar más protagonismo a la gente en la calle y dar más impulso a la sociedad”.

El Gobierno vasco empezará en unas semanas la negociación presupuestaria consciente de que le falta un escaño en el Parlamento Vasco para alcanzar la mayoría absoluta. En las últimas semanas Alonso ha endurecido el discurso y ayer volvió a dejar claro al lehendakari que o acepta bajar el IRPF o no le apoyará en los presupuestos, por lo que para su aprobación sería necesario que EH Bildu o Elkarrekin Podemos lo facilitaran.

A la espera de las conversaciones con los partidos, el Gobierno vasco puso ayer pie en pared ante el ultimátum del dirigente del PP y le recordó que en ningún caso aceptará mezclar la negociación presupuestaria con la fiscalidad ya que la competencia fiscal no depende del Ejecutivo vasco sino de las Juntas Generales de los tres territorios de la comunidad autónoma vasca.

En este sentido, Josu Erkoreka señaló que el gabinete de Iñigo Urkullu “no va a negociar en el marco presupuestario cuestiones extrapresupuestarias y tampoco se va a apartar de la ortodoxia de la gobernanza europea”, en cuestiones como los límites de déficit y la regla de gasto.

El portavoz del Gobierno vasco subrayó que el objetivo debe ser aprobar las cuentas públicas, pero no tiene sentido “mezclar años, circunstancias y marcos” ya que la negociación de las Cuentas debe desarrollarse dentro de un “marco temporal y conceptual”, en referencia a que la competencia fiscal reside en las diputaciones forales. “Si el PP quiere plantear esa negociación que la sitúe en el contexto que corresponda y cuando corresponda... sin mezclarlo con la relativa a los presupuestos”, apostilló.

En la misma línea se expresó ayer la secretaria general del PSE, Idoia Mendia, para quien la negociación de las cuentas no debería tener “ninguna interferencia de ningún tipo y, desde luego, no se puede condicionar la aprobación de los presupuestos a cuestiones que están acordadas como es la fiscalidad”. Según señaló, la última reforma fiscal contó también con el respaldo del PP y llevaba “implícita la fecha de la siguiente reforma”. Por lo tanto, a su juicio, no hay que mezclar las cuentas con la fiscalidad, “primero porque no toca y segundo porque lo que vamos a debatir es de los presupuestos”.

El secretario de Comunicación de Podemos de la CAV dijo ayer que casi todas las fuerzas políticas comparten “el diagnóstico de los retos” planteado en las directrices presupuestarias que el consejero de Hacienda, Pedro Azpiazu, les presentó antes de verano. No obstante, matizó que, pese a que “el diagnóstico lo compartimos, solo conocemos esas directrices” y no en qué se concretan”.