BILBAO. La negociación para la investidura de Pedro Sánchez ha quedado desbloqueada después de que Pablo Iglesias haya renunciado a ser ministro dentro del gobierno de coalición. Las conversaciones se retomaron el viernes, y seguirán hoy con la intención de cerrar un programa y la participación de Unidas Podemos en el gobierno, todo ello en una nueva fase de discreción absoluta y con actitud constructiva por ambas partes. El cambio de tono ha sido radical en apenas unas horas.

Pero sobrevuela la incógnita de si la presencia de Iglesias era literalmente el único escollo, o solo el principal y siguen los recelos con los perfiles más políticos de Podemos. De ese matiz dependerá que el PSOE acepte la entrada de personas del núcleo duro del líder de Podemos, como Irene Montero, Pablo Echenique o Rafa Mayoral, que tienen un perfil similar al de Iglesias y su mismo discurso sobre asuntos como Catalunya. La vicepresidenta en funciones, Carmen Calvo, evitó ayer por la noche en La Sexta vetar expresamente a Irene Montero aunque defienda también que existen presos políticos en Catalunya al igual que Iglesias. Vino a decir que, cuando Sánchez vio incompatibles esas afirmaciones y su participación en el gobierno, se refería más bien a que Iglesias es el líder de una formación política y darle una vicepresidencia podría ser problemático, pero a renglón seguido dijo que deben ser personas aptas por su cualificación o su “veteranía”. Esa alusión a la veteranía no casaría con Montero, pero evitó pronunciarse.

El principal obstáculo puede ser una vicepresidencia para Montero, la mano derecha y posible sucesora de Iglesias al frente de Podemos. Por lo tanto, el problema es similar al que se planteaba con Iglesias. Ahora empieza el tira y afloja de los nombres, pero Podemos cree que el PSOE se ha quedado sin pretextos ni margen para seguir vetando ministros.

Los socialistas alimentaron ayer la expectativa de un acuerdo al rezumar optimismo, aunque no tienen intención de dar carta blanca a Iglesias para diseñar el gobierno. “Ahora sí estoy convencida de que va a haber acuerdo”, dijo su vicesecretaria general, Adriana Lastra. Calvo, por su parte, confió en un acuerdo para mañana. Los equipos negociadores los lideran ella, Lastra, la ministra María Jesús Montero y, por parte de Podemos, Pablo Echenique. Tienen de margen hasta la segunda votación del jueves para lograr un acuerdo. El martes se votará la investidura por mayoría absoluta, y el jueves solo harán falta más votos a favor que en contra. Iglesias y Sánchez ya están hablando.

Sánchez se ha negado todo este tiempo a compartir equipo con cargos de pedigrí político de Podemos, con el argumento de que el gobierno se podría paralizar por sus propias contradicciones. Había sugerido que entraran personas con perfil muy técnico o de las confluencias y los socios de Podemos, como el ecologista Juantxo López de Uralde, o la jueza Victoria Rosell. Sin embargo, Sánchez comienza a orillar su alusión a los perfiles técnicos por personas “cualificadas”, lo que en teoría abre la puerta a perfiles políticos. El Gobierno español ha hecho público como salvaguarda que la última palabra para decidir su equipo la tiene el presidente, que no aceptará que le impongan nombres. Pero es cierto que Sánchez puede haberse quedado ahora sin margen para poner objeciones tras haber concretado de manera expresa que el escollo era la entrada de Iglesias.

Podemos espera tener manos libres y entrar en el gobierno de manera proporcional al apoyo recibido en las urnas, lo que podría darle derecho a, como mínimo, cinco de los 17 asientos que hay ahora en el Consejo de Ministros. Están sobrevolando los nombres de la portavoz parlamentaria, Irene Montero; el responsable de la Acción de Gobierno, Pablo Echenique; o el encargado de la relación con los movimientos sociales, Rafa Mayoral. Pero la pregunta que queda en el tintero es qué diferencia puede haber entre cualquiera de ellos y el propio Iglesias. El PSOE ha puesto en circulación estos días que la entrada de Iglesias era más difícil porque es el secretario general, de manera que darle instrucciones a él sería más delicado que hacerlo con cualquier otro cargo del partido morado. Por otro lado, Podemos había pedido hasta ahora la vicepresidencia y ministerios como Hacienda, Trabajo, Seguridad Social y Medio Ambiente, además de la comunicación. Sánchez tendrá también que amarrar algún tipo de compromiso con el PNV y los nacionalistas catalanes. Calvo, sin embargo, siguió pidiendo ayer la abstención del PP y pidió no irse a septiembre porque la sentencia del procés complica el aval catalán.