Donostia - De todo lo que se jugaba el PP de la CAV en mayo, ¿cuánto ha conseguido?

-No tanto como esperaba, es obvio. Aspirábamos a más en Álava fundamentalmente y Vitoria en concreto. No se ha aguantado mal en Bizkaia y en San Sebastián hemos subido.

En Gipuzkoa, donde preside el partido desde 2009, han perdido votos y han pasado de 6 a 4 concejales.

-Éramos conscientes de las dificultades en general y también en concreto en Gipuzkoa, donde somos un partido sin implantación territorial. Esto nos debilita en unas elecciones en las que las candidaturas se miran con lupa. Si le sumas que la marca PP no pasa por su mejor momento, sale un resultado previsible, lo que no deja de doler y obliga a continuar devanándonos los sesos para una mayor implantación territorial.

¿Por qué aguanta en Donostia?

-Honestamente, no sé cuál es la clave. Creo que hay varias. Me cuesta hablar de aciertos porque parece que es una falta de humildad, pero una de las claves ha sido una campaña osada; otra, decirle a la gente que la vocación de ciudad está por encima de las siglas; otra, creo que mi perfil es más transversal de lo que puede ser un candidato de un partido, lo que no ha sido solo en campaña, sino que es un perfil en coherencia con mi recorrido político. Eso ha permitido que en Donostia hayamos mejorado resultados y hayamos tenido 3.000 votos más que en la urna de las europeas.

¿Los resultados del 26-M relanzan su carrera política?

-No he tenido la sensación nunca de que mi carrera política tuviera que ser relanzada. Otra cosa es que en algunos momentos estaba enfocada hacia un lugar u otro. Lo que sí creo es que blindo mi independencia. Una campaña en la que aposté fuerte, incluso superando ciertas críticas, el resultado avala, refuerza y blinda mi independencia dentro del partido.

¿Le blinda ante Pablo Casado y su apuesta en el 28-A?

-No lo valoro en esos términos. Avala la manera de hacer política singularmente en Euskadi, que es bien percibida en Euskadi por parte del electorado, también del electorado del PP. Porque a diferencia de lo que sucede en otras partes de España, ni C’s ni Vox son una amenaza para el PP, son menos que testimoniales. Lo que el PP tiene que hacer aquí es reforzar su independencia de criterio y afianzar sus raíces en un discurso propio de vascos para Euskadi.

¿Ha hablado ya con Casado?

-Brevemente le vi el lunes en una reunión de presidentes provinciales que hubo en Madrid y espero verle la semana que viene en San Sebastián, porque vendrá al congreso del PP europeo. Quiero hablar personalmente con él. Tenemos relación personal desde hace muchos años y quiero tener la oportunidad de compartir con él cuál es mi visión de lo que sucede en el PP y en la política en general.

¿Le ha trasladado al alcalde Goia que quiere entrar en el Gobierno?

-Sí. Le transmití que San Sebastián podía ser un lugar singular en el conjunto de Euskadi y España en el que se exploraran gobiernos más amplios. Por dos motivos: reflejaría mejor la pluralidad de la sociedad donostiarra y nos daría más músculo para afrontar los retos de la ciudad; y porque en un momento en el que la política parece muy encorsetada, proyectaríamos una imagen de Donostia muy positiva. La respuesta fue que obviamente no. Lo entiendo. Quizá yo tenga una libertad para explorar determinadas vías que otros no tienen.

¿Su fórmula vale para la CAV?

-La sociedad está agotada de la política de enfrentamiento, singularmente en el País Vasco. La gente rechaza las políticas que llevan más a enfrentarse con el adversario que a decir lo que tú crees que hay que hacer. El PP tiene que hacer esto en el conjunto de la CAV. Todos los partidos deben hacerlo. Esa vocación de cierta osadía, de romper con ciertos corsés y hablar más de lo que opinas que del contrario es extrapolable.

“Si conseguimos acabar con ETA, el PP vasco va a subir como la espuma”, dijo Antonio Basagoiti en 2011. ETA no existe y esto no ha ocurrido.

-Cierto. No hemos sido capaces de demostrar a la sociedad que la misma utilidad que tuvimos contra ETA la tenemos después de ETA. Esto es algo que -voy a confesar- nos preocupa y nos duele. Podemos decir con mucha humildad pero con firmeza que jugamos un papel extraordinariamente importante cuando ETA asesinaba. Si nos hubiéramos disuelto, si nos hubiésemos ido, ETA lo hubiera tenido más fácil. Con esto no quiero decir que nos merezcamos ahora que nos voten por aquello. Lo que digo es que en aquel momento hicimos un papel humildemente extraordinario y que fue reconocido por mucha gente como útil. Ahora tenemos que ser capaces de demostrar que hay utilidad en el PP vasco en esta nueva Euskadi, completamente diferente a la que existía cuando ETA mataba.

¿Lo ocurrido da la razón a lo que intentó Arantza Quiroga?

-Es que venimos intentando encontrar la fórmula de transmitir esa utilidad desde hace cuatro años. Creo que las circunstancias de Arantza Quiroga fueron otras, no porque no se estuviera de acuerdo con esa vocación de utilidad. Luego hay muchos factores que no podemos obviar: el clima de la política nacional y el momento extraordinariamente bajo de la marca PP de unos años a esta parte, motivado primero por los casos de corrupción y ahora por ciertas incertidumbres ideológicas; el clima de enfrentamiento en la política nacional, que ha beneficiado a un partido como el PNV que se ha presentado como un partido-refugio? Hay elementos que si no los tenemos en cuenta, no haremos un diagnóstico correcto del PP vasco. Ahora bien, por esto mismo, debemos apretar más el acelerador. No se trata de reinventarnos, sino de reforzar el discurso adaptándolo a una nueva realidad que ha llegado ya. Hay una nueva generación de vascos y vascas que viene sin las losas de las décadas pasadas y reclama respuestas a grandes retos sociales.

Supongo que en esto consistirá el congreso de septiembre. ¿Una forma de ‘independizarse’ de Génova?

-Una forma de marcar personalidad propia sustentada en un carácter y una realidad propia, a la que nos dirigimos. Somos un partido de vascos para Euskadi que tiene que dar respuestas a unos problemas muy concretos que tiene la sociedad a la que nos dirigimos, problemas coincidentes con el resto de España, pero también retos particulares vascos a los que queremos dar respuesta.

¿Se está dando cuenta el PP de la pluralidad del Estado por culpa de su propia crisis?

-Nosotros no hemos tenido nunca ninguna duda de la pluralidad y la diversidad de España, una de las características que permiten que España siga unida, esa identificación de la singularidades y particularidades que existen en la ancha España y que vienen reflejadas en la Constitución española. Sigo siendo constitucionalista porque creo en la diversidad de España y defiendo una España descentralizada, porque ofrece un mejor servicio al ciudadano. Lo que me diferencia de un partido nacionalista, vasco o español, como Vox, es que la diversidad no es para separarnos ni está para ser homogeneizada.

Siete meses desde que Vox irrumpió en Andalucía y disparidad de criterios en el PP. ¿Por qué?

-Le pasó al PSOE con Podemos y hasta cierto punto es normal, aquellos grandes debates de si debían ser más o menos de izquierdas, etc. Con la aparición primero de C’s y luego de Vox, al PP le ha sucedido cierta desorientación sobre dónde ubicar sus discurso ideológico. Esto es normal y está pasando en toda Europa. Siempre he defendido que, lejos de mirar a esos partidos, tienes que reforzar tu posición de centralidad y tu manera de entender España abierta y plural, no nacionalista. Si nos pareciéramos a Vox, seríamos un partido nacionalista. No soy nacionalista.

Dijo que si el PP optaba por calcar su discurso a Vox, haría “un análisis equivocado y torpe”.

-Ha habido torpezas...

¿Cuáles?

-Quizá se ha mirado demasiado a lo que decía Vox para tapar posibles vías de agua electorales.

El PP lo presentó como “una vuelta a las esencias”.

-Bueno, para mí la esencia del PP es aquella que ejemplificó Mayor Oreja, fíjate de lo que te estoy hablando. Él hablaba del proyecto común y compartido entre vascos. Hoy defiendes esto y parece que eres un blando de la derechita cobarde. La esencia del PP es esa: buscar el entendimiento entre diferentes desde una posición identificable, un discurso claro entendiendo que en la plaza pública convivimos personas que pensamos diferente. Debemos articular discursos y proyecto político que permitan ese proyecto común y compartido.

El congreso del PP de la CAV en septiembre, su campaña municipal en la que la sigla del PP ha estado desaparecida? ¿Se reconocen en la actual Génova?

-Como en la vida, en algunas cosas sí, y en otras, menos. Tengo la sensación de que la política en Madrid se hace exclusivamente pensando en lo que sucede en Madrid. España es muy diversa y hay que adaptar el discurso allí donde haces política. Es una fortaleza pertenecer a un partido nacional, pero esa fortaleza hay que reforzarla marcando las singularidades propias de una organización como el PP vasco. No se trata de hacer una oposición a Génova, sino de reforzar tu posición, que no es lo mismo.

Muchas veces se refuerza la posición propia en oposición de la de enfrente.

-A veces sí.

La coincidencia entre el PP de Génova y el de la CAV parece hoy menor que en otras épocas.

-Veremos. Si alguien tiene un discurso que pretenda recentralizar el Estado, nosotros no estamos de acuerdo. Es bueno para la ciudadanía, porque se ha demostrado estos 40 años, una España descentralizada. Defendemos como esencia de la España descentralizada el Concierto Económico. Nosotros somos un partido que siempre ha defendido el Concierto Económico. Otros, como C’s y Vox, lo cuestionan. ¿Porque lo cuestionen el PP se lo tiene que replantear? ¡Al contrario!

Hace 10 años hubo bronca en el seno del PP cuando el Congreso blindó el Concierto.

-Es muy legítimo el debate, pero igual de legítimo que es recordar a las voces que cuestionan el Concierto que cuestionar eso es cuestionar la naturaleza propia del PP y singularmente, en Euskadi. Nos oponemos.

¿Cómo debemos entender que la fórmula navarra que engloba al PP quiera quitar al PSN en Nafarroa a cambio de apoyar a Sánchez?

-Por la propia autonomía de UPN, que le lleva a tomar decisiones en función de los intereses de Navarra. Me parece muy bien. Va en coherencia con el discurso que estoy diciendo.

¿Le gustaría que el PP de la CAV se convirtiera en un UPN?

-Mi modelo es más el del PP de Galicia, el de (Alberto Núñez) Feijóo, un partido absolutamente identificado con la tierra, autónomo, que contribuye desde su galleguismo a España.

¿Veremos algún día acuerdos como el que se proponía en Bastida, entre miembros del PP y de EH Bildu?

-Veo muy complicado que dos partidos tan diferentes como Bildu y PP se pongan de acuerdo en gobernar. La política también es diferencia. Lo que vaya a pasar dentro de 30 años no lo sé, no tengo una bola de cristal. Se trata de no hacer cosas raras: todo el mundo sabe que en muchas materias muy importantes estamos en las antípodas. Mantenemos un nivel de exigencia hacia Bildu que se va a mantener firme. Ahora bien, si hay que asfaltar una calle, sería muy extraño que perjudicara a los vecinos porque no me ponga de acuerdo con Bildu. No nos tenemos que volver locos. Hay temas en los que seguiremos en las antípodas. Es normal y sano.

Esto que dice según el momento, le lleva a portada de algunos medios.

-Gregorio Ordóñez acordó con Herri Batasuna, con ETA matando, el asfaltado de algunas calles y no fue portada nacional. La política también se ha salido de madre. Aquí se trata de mantener un discurso identificable en los temas prepolíticos. Más allá de eso, si coincido en el asfaltado de una calle, la asfalto. Qué le vamos a hacer, hay que asfaltar la calle.

¿Teme que se consolide la fórmula de gobernabilidad PNV-PSE?

-No, porque la política son ciclos y es una consolidación instrumental. Habrá muchos cambios en los próximos años. No me atrevo a aventurar cuáles. Esta coalición es fruto de un ciclo político y en los próximos años vendrá otro ciclo. He vivido un ciclo en el que el PP gobernaba con el PNV en Bilbao, en el que Paco Álvarez Cascos venía a comer angulas a Sabin Etxea o en el que (Xabier) Arzalluz decía que Aznar era el mejor estadista de la democracia española. Hoy estamos en otro.

¿Los últimos resultados alejan el fantasma del adelanto electoral?

-No lo tengo claro, pero otro proceso electoral después de que llevemos meses con una presión política muy intensa sobre la ciudadanía generaría una tensión innecesaria, sobre todo en un momento en el que con un poco de voluntad del Gobierno vasco y la oposición se puede llegar a acuerdos que permitan acabar la legislatura. Insisto, voluntad de la oposición, y también del Gobierno, porque cuando dos pactan, los dos deben ceder.

El papel que adopte el PP en la negociación presupuestaria puede ser clave para ese futuro electoral.

-Siempre hemos dicho que es bueno para Euskadi que haya presupuestos, porque generan estabilidad, confianza y mejores condiciones económicas. Nos hemos mostrado dispuestos a colaborar en esa estabilidad, y en dos ejercicios ha habido presupuestos gracias a la abstención del PP. Ahora bien, también decimos que la estabilidad económica tiene que ir acompañada de estabilidad política. Si ante el anuncio de Arnaldo Otegi de que va a presentar un texto articulado del nuevo estatus, Urkullu y el PNV dicen que ese texto articulado debe responder no solo a una visión nacionalista de Euskadi sino a una visión más amplia, facilitará que podamos profundizar en un acuerdo presupuestario. Es un paquete completo.

Ante la opción de que EH Bildu presente su propio texto, el secretario de Acción Institucional del PNV, Koldo Mediavilla, ya aseguró que sería “una irresponsabilidad”.

-Hay una voluntad de la izquierda abertzale de poner en aprietos al PNV y generarle inestabilidad. Es un juego de Bildu. No puede ser que las bases sobre las que se sustente un futuro nuevo Estatuto tengan solo una visión de Euskadi: la nacionalista.