bilbao - El PSE observa desde el otro lado de la barrera el salto al ruedo de EH Bildu con su amago de presentar su propio articulado del nuevo estatus de autogobierno. Los socialistas creen que la maniobra interpela únicamente al PNV, y esperan que, cuando llegue el momento de admitir a trámite o no ese articulado en el Parlamento Vasco, los jeltzales tomen la decisión política de desmarcarse de él. Fuentes del grupo parlamentario socialista siguen viendo opciones para el consenso, aunque su posición es de rechazo frontal a las bases pactadas entre el PNV y EH Bildu sobre la nacionalidad vasca o los derechos históricos como llave para actualizar el autogobierno sin pasar antes por una reforma constitucional. Quieren un pacto “viable, legal y global”, que aborde todos los asuntos, pero eso no impide que los expertos designados por los grupos hayan avanzado ya en algunos aspectos menos delicados, con acercamiento entre PNV y PSE.

En ese sentido, los expertos han trabajado en los capítulos referidos al blindaje de las políticas sociales y la voz de Euskadi en Europa, los asuntos que no aluden a la soberanía y son menos controvertidos. En estos trabajos está participando el catedrático Alberto López Basaguren, designado por el PSE, aunque los socialistas restan trascendencia a estos movimientos porque no han abordado el nudo gordiano referido a la capacidad de decisión de las instituciones vascas o la nacionalidad. En cualquier caso, esta fotografía desmiente la imagen de inoperancia que podía trasladar la queja de EH Bildu sobre los ritmos y el incumplimiento de los plazos.

Aunque el PNV evitó desvelarlo en público, sí ha insinuado que los trabajos en el equipo de juristas avanzan y, en una entrevista publicada por este periódico el domingo, Koldo Mediavilla dejaba caer que “todos” los expertos se estaban implicando y el asunto no era cosa del jeltzale Mikel Legarda y el experto designado por EH Bildu, Iñigo Urrutia. Pero el PNV guarda silencio y no quiere dar detalles.

acuerdo total Desde el PSE aclaran que no pueden hablar por boca del experto designado por su grupo porque tiene autonomía y no rinde cuentas al partido. No confirman ni desmienten oficialmente, pero sí desvelan estos movimientos sobre el capítulo social y el europeo. El texto volverá al Parlamento como proposición de ley, y los grupos deberán posicionarse. El PSE asegura que no ha cambiado de estrategia y sigue pidiendo un pacto “global”, que no se refiera solo a lo social. De ahí que presentara su propuesta de bases como una enmienda a la totalidad, sin entrar a quitar o añadir artículos a las del resto. El acuerdo será total con el PSE o no será. El escenario del pacto con el socialismo no sería el predilecto de Bildu, recelosa de que las bases pactadas con el PNV se alteren. Ahora presiona con su propio articulado para obligar a los jeltzales a posicionarse, con la mirada en las elecciones autonómicas. El estatus que pactara el Parlamento debería pasar también por el Congreso.

Además de los tres juristas ya citados, en el grupo trabajan Arantxa Elizondo, a propuesta de Elkarrekin Podemos, y Jaime Ignacio del Burgo, a iniciativa del PP. Todos ellos tenían un mandato orientativo de ocho meses para completar el articulado. No van a llegar a tiempo para resolverlo en junio, de ahí que se asuma ya un aplazamiento. EH Bildu aprieta amagando con presentar su propuesta. Los socialistas hacen la lectura de que la coalición abertzale no es de fiar y creen que volverá a sus planteamientos iniciales, como sucedió en la negociación presupuestaria.

El PSE pide un acuerdo “viable, legal y global”, y prefiere mantenerse en un segundo plano en esta discusión que se ha generado con EH Bildu porque es un mensaje sobre todo para el PNV. Las bases pactadas entre los dos partidos abertzales piden una relación bilateral con el Estado en base a los derechos históricos y su capacidad de actualización, y plantean una nacionalidad vasca que no supondría discriminar en el acceso a lo público.