BIlbao - El PP sondeó a los independentistas hasta al último momento para intentar frustrar el triunfo de la moción de censura contra Mariano Rajoy, según revela la periodista Lucía Gómez Lobato en su libro La moción. Además, señala que la idea de la dimisión para salvar el Gobierno estuvo hasta el final en la cabeza del presidente, quien volvió a preguntar por esta opción la tarde anterior a la votación cuando se refugió en un céntrico restaurante mientras la moción se debatía en el Congreso.

En sus páginas, Gómez Lobato resume lo que denomina “la crónica no contada” de los diez días que mediaron entre la sentencia de la Audiencia Nacional que condenó al PP por la trama Gürtel y el desembarco de Sánchez en Moncloa. Según relata, en favor de la moción trabajó la entonces coordinadora del PDeCAT, Marta Pascal, que fue convenciendo a la mayoría de su partido y que, para conseguir que se sumara Puigdemont, llamó a Andoni Ortuzar para ponerlo al corriente de la situación.

Para entonces, la Ejecutiva del PNV ya tenía claro que no podían quedarse solos sosteniendo a Rajoy, pero aún no habían tomado la decisión final sobre su voto a la espera de ver qué hacían los catalanes. Tras recibir la llamada de Pascal, Ortuzar se dispuso a llamar al líder del PP, pero Rajoy se le adelantó para disuadirlo de apoyar a Sánchez con el argumento de que haría saltar por los aires su acuerdo presupuestario y convocaría elecciones.

En esa conversación, según el libro, Ortuzar reprochó a Rajoy el error de programar con tanta celeridad el debate de la moción porque no dejaron margen para que los nacionalistas negociaran con Sánchez forzándolo a asumir compromisos que podrían haber hecho naufragar su intento de llegar a Moncloa. “Mariano, si los catalanes van, yo no tengo margen. Hay que pensar en la opción de otro candidato”, le dijo Ortuzar, según Gómez Lobato, a lo que Rajoy respondió que el PP no tenía apoyos para colocar a otro miembro del partido.

Ante esta situación, tanto Rajoy como Soraya Sáenz de Santamaría encargaron al secretario de Estado para las Administraciones Territoriales, Roberto Bermúdez de Castro, que hablara con Marta Pascal y le ofreciera “lo que sea”. El número dos del Ministerio de Presidencia telefoneó a la coordinadora del PDeCAT, pero constató que era inviable.

¿recambio? Gómez Lobato señala que la idea de la dimisión de Rajoy estuvo hasta el final en la cabeza del presidente. Sin embargo, sus más estrechos colaboradores le insistieron en que el PP no tenía números para investir a otro popular. Esa misma tarde, el portavoz del Grupo Popular, Rafael Hernando, hizo un último intento para frenar la moción y llamó a la diputada de ERC Ester Capella para que sondeara a Junqueras sobre la posibilidad de que sus nueve diputados se abstuvieran ante otro candidato del PP.

También hizo sus gestiones la entonces secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, que abandonó el restaurante donde estaba con Rajoy para dar una rueda de prensa en el Congreso con el fin de acallar los rumores sobre la posible dimisión del presidente. Tras su comparecencia, llamó a Ortuzar para preguntarle si Rajoy le había hablado alguna vez de dimitir y si, en el caso de que el rey propusiera a otro candidato del PP, podrían apoyarlo. El jeltzale le dijo que no apoyarían al candidato de otro partido, pero no le garantizó respaldo al suyo. “Con esto me vale. No hables con nadie más de este tema. Ahora soy la interlocutora”, le dijo Cospedal. Esa noche, Rajoy volvió a plantear su dimisión a su jefe de gabinete, José Luis Ayllón, quien insistió en que no resolvería nada. - E.P.