Míriam Vázquez

bilbao - El consejero de Salud, Jon Darpón, anunció ayer su dimisión a modo de cortafuegos para frenar el desgaste y la ofensiva de la oposición en puertas de las elecciones generales de abril, y las municipales y forales de mayo. La polémica por la filtración de exámenes en las oposiciones de Osakidetza ha sido un caramelo para EH Bildu, Elkarrekin Podemos y el PP, que han olido sangre e iban a sumar fuerzas para restregar al Gobierno vasco su minoría y reprobar al consejero en la sesión parlamentaria del jueves de la próxima semana. La coalición abertzale comenzaba a amagar con una vía más drástica y vinculante: una moción de censura que reemplazara al consejero, y que empezaba a percibirse como una posibilidad real en el Gobierno vasco. A estas alturas, la renuncia parecía una cuestión de tiempo porque al consejero solo le quedaba dimitir ahora, o dentro de unos días forzado por la oposición.

Darpón anunció su dimisión “irrevocable” y la presentó como una decisión personal aceptada por Urkullu. Tanto él como el lehendakari cerraron filas en torno a su gestión y encuadraron el adiós únicamente en el clima político y la reprobación. No hubo reproches a la gestión de la controversia de las OPE y, además, la identidad de la sucesora fue consensuada con el propio Darpón, lo que supone lanzar a la oposición un mensaje político claro de continuidad. La elegida es Nekane Murga, directora de Planificación, Ordenación y Evaluación Sanitaria, una persona de su confianza y del actual departamento.

Parecía que el ya exconsejero, que no está señalado en ninguna investigación, iba a aguantar el chaparrón político porque la reprobación no obliga al cese. Pero, según ha podido saber este periódico, la decisión se tomó a finales de la semana pasada tras empeorar el clima político. Para entonces, el asunto de las oposiciones había dado un salto cualitativo con un auto de la jueza de Gasteiz Yolanda Varona, que va a tomar declaración como investigados a tres médicos, pero no a cargos públicos. En paralelo, la presión de los partidos iba en aumento y el Gobierno de PNV y PSE se quedaba solo. Hasta entonces, Darpón había apostado por aguantar hasta que Urkullu le retirara su respaldo, pero su desgaste personal comenzaba a hacerle la situación muy cuesta arriba, la oposición lo presentaba ya como un cadáver político, y sobrevolaba una moción vinculante. Urkullu comunicó la decisión de Darpón el lunes al PNV en su reunión semanal en Sabin Etxea. De esta forma, el Gobierno vasco evita que la crisis de las oposiciones siga coleando y contamine el debate de la precampaña.

la primera dimisión Este desenlace se vivió con pesadumbre en el Gobierno vasco, y también en el grupo parlamentario del PNV, furioso con la pinza de la oposición para buscar el desgaste de Urkullu. Es la primera dimisión de un consejero por la presión política. En el caso del gabinete de Urkullu, solo se habían producido relevos para cubrir cargos que han dado el salto a otras instituciones para hacer campaña, como sucedió con los consejeros Aburto y Retortillo. El departamento de Salud, además, es clave por su dotación económica y su relevancia para el autogobierno. El PP, que ha visto un filón para horadar el perfil gestor del PNV, fue ayer más conciliador y, de manera sorprendente, pidió recordar a Darpón por sus aciertos. El PNV ve una estrategia de acoso y derribo para ocultar que el sistema sanitario vasco es un referente mundial y que Darpón ha contribuido con la puesta en marcha de los hospitales de Urduliz y Eibar, los ratios en las listas de espera para las operaciones, y el edificio de Biocruces. A juicio de los jeltzales, “no es responsable de nada” en las OPE. El lehendakari habló de gestión “intachable”.

Darpón, el médico que llegó a la consejería con un perfil claramente técnico y gestor, se ha visto atrapado en mitad de la controversia de las OPE del curso 2016-2017. Muy cercano al lehendakari y uno de los consejeros con mayor peso en el gabinete, la oposición lo señala como máximo responsable político de un asunto por el que ya han dimitido la directora general de Osakidetza, María Jesús Múgica, y el responsable de Recursos Humanos, Juan Carlos Soto. El Gobierno vasco ha defendido hasta el último momento la continuidad de Darpón con el argumento de que solo así podría seguir contribuyendo a esclarecer los hechos, y que él no está directamente implicado ni tiene responsabilidad concreta en lo sucedido. Ninguno de los movimientos del lehendakari dejaron ver que estuviera pensando en forzar su salida o retirarle su confianza. De hecho, Darpón ha sido omnipresente en los últimos días, participando en compañía de Urkullu en la inauguración del ambulatorio de Retuerto, o tomando parte en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno donde se aprobó la declaración favorable al Estatuto tras la ofensiva del PP en el Senado.

Los sindicatos, por el contrario, creen que Darpón ha quitado hierro al escándalo y no lo ha esclarecido. Será su sucesora la encargada de revisar el modelo de las oposiciones. El PP, tras un primer momento dubitativo, se sumó a la reprobación en el contexto de su ruptura total con el PNV y en un clima preelectoral. Se escudó en la investigación abierta por la Fiscalía, que ahora ha dado un salto con la apertura de la investigación judicial. El Gobierno vasco espera ahora que quede desactivada la ofensiva.

Darpón, en una situación extremadamente complicada, ha dimitido antes de que se vote la reprobación y evita así esa derrota parlamentaria. Con una nota de prensa de una página, anunciaba que ha presentado “su dimisión irrevocable y el lehendakari la ha aceptado”. Darpón recordaba cómo asumió “la responsabilidad completa en relación a la organización y desarrollo” de la oferta pública de empleo, y que durante estos ocho meses “ha actuado con determinación y transparencia”. Por lo tanto, no vio mácula en su acción en este asunto. Su dimisión la encuadró en “la actual coyuntura política y la confirmación de la presentación de una proposición no de ley de reprobación”. Según dijo, el lehendakari le ha trasladado en todo su momento su afecto. Tampoco se hizo ninguna referencia a la investigación judicial en marcha. La decisión se encuadra en la ofensiva política de la oposición.

el lehendakari lo respalda Urkullu, por su parte, compareció ante la prensa para pronunciar palabras de agradecimiento y no lanzar ningún reproche al consejero o la gestión de la crisis de las OPE. Se centró en avalar su desempeño en el departamento, que ha sido “intachable”. Añadió que “es difícil encontrar más honestidad en el ejercicio de una responsabilidad pública que la demostrada por el consejero Jon Darpón”. También le agradeció que haya “reforzado” el prestigio de la sanidad vasca, que haya mejorado los estándares sanitarios, y que haya contribuido a un “revelo ordenado”. Fue entonces cuando aludió a que Murga “garantiza la continuidad en la gestión”.

Murga, con experiencia como jefa de cardiología en Basurto, ha desempeñado una labor en el Gobierno que no tenía relación con las OPE, de manera que no se ve salpicada, aunque le tocará mejorar el sistema. Con la salida de Darpón, el Gobierno vasco tendrá más mujeres que hombres. Los dos consejeros que han abandonado en los últimos días, Darpón y Retortillo, han sido reemplazados por dos mujeres.