Bilbao - ¿Cómo era Arzalluz en el plano periodístico?

-Era un hombre muy difícil de entrevistar porque en vez de una lengua tenía un látigo. Era mucho más rápido que cualquiera de los periodistas y eso que era habitual que intentaran ir a cazarle, pero él tenía una habilidad oratoria enorme. Tenía esa dialéctica tan cortante que hacía las entrevistas difíciles aunque también eran un reto. En el plano político, era una figura tan radical como pragmática que es una cualidad muy difícil en unos tiempos como los actuales en los que todo tiene que ser o muy pragmático o muy ideologizado.

¿Se dejaba repreguntar?

-Tú podías intentarlo pero él siempre ganaba la partida. Tenía un tic en los ojos, y parecía que te echase fuego a través de la mirada. Tenía como algo magnético. Siempre dejaba alguna frase como de incógnito y cuando tú pretendías insistir sobre eso, poco menos que te decía si no lo has pillado a la primera, es tu problema. Por eso digo que era difícil entrevistarle pero también era una gozada porque siempre daba titulares.

De titulares iban ustedes sobrados.

-Sí, eso siempre. De hecho yo recuerdo alguna entrevista para DEIA que costaba mucho decidir qué titular sacabas porque en una entrevista de dos páginas te dejaba siete u ocho titulares que podían abrir el periódico cualquier día tranquilamente.

Para los medios de Madrid era como el Anticristo.

-Me parece lógico que intentaran denostarle aún usando mentiras. Por ejemplo la frase de los árboles y las nueces no es verdad. Eso lo sacaron Carmen Gurruchaga e Isabel San Sebastián en un libro que está basado en conversaciones que mantuvo él con la izquierda abertzale. La transcripción la hizo Martin Garitano y se las incautaron a Díaz Usabiaga. ¡Imagínate la historia! Él lo negó y explicó que esa frase estaba referida a HB y no al PNV. Pero para entonces ya le habían crucificado.

¿Y lo del RH negativo?

-La frase del RH aparece en una entrevista con una revista italiana en la que él cita a un genetista alemán. Se trajo como símbolo de su racismo pero él no era racista. Por eso quizá él era muy cauto con las conversaciones por teléfono porque se sabía vigilado.

¿Cómo llevaría él estos tiempos de tuits y ‘fake news’?

-Él fue casi una de las primeras víctimas del fake news, antes de que éstas se popularizaran a través de las redes sociales. Le hicieron lo mismo que se hace ahora en las redes solo que en sistema analógico, es decir, con papel, radio y televisión. No sé cómo se defendería porque creo que él daba cosas por perdidas y que tampoco le importaba demasiado que le zumbaran.