Bilbao - El Congreso se despidió ayer de una de las legislaturas más convulsas en términos políticos de la democracia, aunque no parece que durante los próximos días cese la actividad a tenor de la voluntad del Gobierno de enviar decretos leyes a la Cámara y de las inevitables disputas en los partidos por la configuración de las listas electorales. En la despedida faltó el líder del PP, Pablo Casado, quien se desplazó a Catalunya para proponer desde allí una “ley de lenguas” que relega el uso de los idiomas cooficiales, como el euskera y el catalán, a un uso opcional en la administración, la escuela o la señalización urbana.

El popular aprovechó su visita a Barcelona para anunciar esta iniciativa, que incluirá en su programa electoral para las elecciones generales del 28-A. Casado aseguró que las lenguas cooficiales son una “riqueza” para el país, pero criticó que el nacionalismo las use como “barreras identitarias” que, a su juicio, merman “la igualdad de oportunidades entre los españoles”. Así, la normativa que perfila el PP incidirá en cuatro ámbitos: las comunicaciones administrativas, las ofertas de empleo públicas, la educación y la señalización urbana.

“Ningún español va a poder ser sancionado si no se le comunica en la lengua común de todos los españoles, que es el castellano, sin detrimento de que también se le comunique en otra”, advirtió Casado en relación a las comunicaciones administrativas. Sobre las ofertas de empleo público, defendió que el conocimiento de una lengua cooficial pasará a ser “un mérito”, pero no podrá constituir un “requisito excluyente”. En educación, se obligará al uso del castellano como lengua vehicular, sin que eso implique que no se pueda usar otra lengua cooficial en igualdad de condiciones. Y finalmente, se establecerá la obligatoriedad de rotular y señalizar el entorno urbano en castellano, si bien se podrá duplicar esta información para ofrecerla también en una lengua cooficial. - DEIA / Efe